Preguntas y Respuestas (prog. Nº 443)
4 abril, 2013
Preguntas y Respuestas (prog. Nº 445)
4 abril, 2013
Preguntas y Respuestas (prog. Nº 443)
4 abril, 2013
Preguntas y Respuestas (prog. Nº 445)
4 abril, 2013

Contestamos a la luz de la Biblia la siguiente pregunta:

  • A cerca de Historias bíblicas sanguinarias: por qué aparecen este tipo de historias en la Biblia
  • Preguntas sobre El nombre de Jesús

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PR444 – Preguntas & Respuestas
Algunas preguntas de los oyentes



Rodrigo: Acerca de historias bíblicas sanguinarias, ¿Por qué será que en la Biblia encontramos relatos tan crueles como el de la violación de una mujer por medio de los hombres de la ciudad y el posterior despedazamiento del cadáver por medio de su propio marido? ¿Por qué razón podemos encontrar una historia tan sanguinaria justamente en la Palabra de Dios?

Jorge: Su pregunta se refiere a los acontecimientos del libro de los Jueces, capítulos 19 al 20. Aquí el relato bíblico nos narra el vergonzoso abuso de una mujer y, a continuación, el acto barbárico de su esposo y la posterior guerra entre hermanos. Si queremos comprender los acontecimientos narrados, al igual que la totalidad del libro de los Jueces, debemos tener en cuenta el así-llamado “versículo clave”. Lo encontramos en Jueces 21:25: “En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.” Ésa era, en resumidas cuentas, la situación del pueblo de Israel en el tiempo de los jueces, no mucho después de la muerte de Moisés y de Josué. Cuando cada uno hace lo que se le ocurre, el caos y la anarquía son la consecuencia. El libro de los Jueces, incluso, dice que se practicaban los mismos actos pecaminosos que en Sodoma y Gomorra ¡Esta degeneración moral ni siquiera dejaba fuera al liderazgo espiritual del pueblo!

Desde el vers. 26 de Jueces 19, hasta el vers. 48 de Jueces 20, se nos habla de un levita, que sabía que la ley con respecto a la prostitución exigía la pena de muerte. Él, sin embargo, ignoró esa ley y actuó de acuerdo a la tendencia general: “cada uno hacía lo que bien le parecía”. Además, descuidó en forma vergonzosa la responsabilidad de cuidar a su mujer. Para protegerse a sí mismo, la entregó a los hombres de la ciudad. Éstos se propasaron de tal modo con la mujer, que ella falleció a consecuencia de eso. El levita recién se dio cuenta de lo sucedido cuando se levantó de mañana para seguir su camino. La profanación del cadáver, que él cometió, y la guerra fratricida que se encendió poco tiempo después, ya “sólo” eran el puntito sobre la “i”.

¡Al no ocultar estas vilezas, la Biblia muestra, con toda claridad, las consecuencias del apartarse de Dios: el caos y la anarquía! También los siguientes acontecimientos del capítulo 20 deben ser mirados desde este punto de vista. En el versículo 1, dice: “Entonces salieron todos los hijos de Israel, y se reunió la congregación como un solo hombre, desde Dan hasta Beerseba y la tierra de Galaad, a Jehová en Mizpa.” Estremecidos por lo acontecido, se reunieron delante de Jehová. Pero, esta reunión delante del Señor fue más bien un asunto de formalidad exterior que un estremecimiento santo ante el cruel acontecimiento, ya que no lamentaron el crimen cometido. Fuera de eso, el levita tampoco fue llamado a rendir cuentas, a pesar de que era evidente que mentía: “Y levantándose contra mí los de Gabaa, rodearon contra mí la casa por la noche, con idea de matarme, y a mi concubina la humillaron de tal manera que murió” (v. 5). Es más, a pesar de los “gritos” de indignación del pueblo, no se pudo ver ningún arrepentimiento. Nadie preguntó, tampoco, cómo veía Dios todo esto. Más bien, decidieron castigar a los malhechores por cuenta propia (vers. 12 y 13). Recién después de que la decisión de salir a la guerra estaba tomada, los israelitas consultaron a Dios. El vers. 18 dice así: “Luego se levantaron los hijos de Israel, y subieron a la casa de Dios y consultaron a Dios, diciendo: ¿Quién subirá de nosotros el primero en la guerra contra los hijos de Benjamín? Y Jehová respondió: Judá será el primero”. El resultado de este proceder arbitrario fue el merecido: Dos veces el pueblo fue derrotado severamente. Recién después de estas dos derrotas trágicas, leemos que Israel comenzó a reflexionar acerca de cuál sería la manera correcta de proceder:

“Entonces subieron todos los hijos de Israel, y todo el pueblo, y vinieron a la casa de Dios; y lloraron, y se sentaron allí en presencia de Jehová, y ayunaron aquel día hasta la noche; y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová. Y los hijos de Israel preguntaron a Jehová (pues el arca del pacto de Dios estaba allí en aquellos días, y Finees hijo de Eleazar, hijo de Aarón, ministraba delante de ella en aquellos días), y dijeron: ¿Volveremos aún a salir contra los hijos de Benjamín nuestros hermanos, para pelear, o desistiremos? Y Jehová dijo: Subid, porque mañana yo os los entregaré” (así leemos en los vers. 26 al 28). Después de que el pueblo de Israel buscó al Señor, lloró, ayunó, le presentó holocaustos (=arrepentimiento) y ofrendas de paz (=alabanza), buscando conscientemente Su voluntad, Dios le dio la victoria.

Amigos, esta historia está llena de paralelos con muchos acontecimientos de nuestra vida, en general, y también de nuestra vida diaria. Podemos pedirle a Dios Su bendición y ayuda. Pero, mientras sigamos en nuestro camino equivocado, y no saquemos el pecado de nuestra vida y nos arrepintamos, Dios no puede responder nuestras oraciones. Como consecuencia, nos convertimos en juguetes del enemigo y permanecemos igual que antes. ¡Qué el Señor nos proteja, y nos ayude a tomar las decisiones correctas para obtener la victoria en nuestra vida!


Silvia: Por otro lado, Jorge tenemos aquí una inquietud en cuanto al tema de El nombre de Jesús un amigo de Llamada nos dice: Ya varias veces me he preguntado por qué el ángel, en Mateo 1:21, dio a José la orden de darle al niño el nombre Jesús y no Emanuel, según Isaías 7:14. ¿Hay una explicación para esto? Segunda pregunta: Me llama la atención lo mucho que se abusa del nombre de Jesús, también por medio de gente fina y educada, e incluso de creyentes. Si alguien está sorprendido, asustado por algo, o ha olvidado algo – siempre es este nombre el que tiene que sufrir. ¿Qué se debe hacer al respecto? De ser posible, ¿amonestar, o orar silenciosamente “Señor, perdónale”?

Jorge: El valioso nombre Jesús no podía ser revelado aún en el Antiguo Testamento, porque este nombre significa “Salvador”. Recién al cumplirse el tiempo, pudo ser manifestado. En la historia de la salvación, siempre sucede que, un nombre, manifiesta la naturaleza, el carácter y la obra de la persona en cuestión. Por esta razón, en el Antiguo Testamento se mencionan todos los altos y sublimes títulos de nuestro bendecido Salvador, con excepción de un nombre – Jesús. Pero el nombre Emanuel (“Dios con nosotros”) señala a Jesús, y Él mismo dijo después: “Quién me ve a mí, ve al Padre.”

Con respecto a la segunda pregunta: Como Satanás tiembla ante el poder del nombre de Jesús, utiliza a millones de personas como medio para deshonrar ese santo y sublime nombre. A un hijo de Dios, le lastima el corazón cuando, personas descuidadas, lo utilizan para insultar en cualquier ocasión. Ellos no son conscientes de cuanto pecan contra el mandamiento: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano” (Ex. 20:7). Cuando usted pueda advertir acerca de esto, debería hacerlo.

Espero que este programa les haya sido de provecho vayamos al cierre de nuestro programa.

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