La Casa del Alfarero (1ª Parte)
1 abril, 2013
Preguntas y Respuestas (Prog. Nº 425)
2 abril, 2013
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Contestamos a la luz de laBiblia la siguiente pregunta: 

  • ¿Dónde han quedado los muertos resucitados?

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PR424– Preguntas & Respuestas
¿Dónde han quedado los muertos resucitados?



Silvia: Jorge: ¿Entonces cuántas resurrecciones hay? ¿Cómo ha contestado Norbert Lieth esta pregunta?

Jorge: Acerca de la pregunta de cuántas resurrecciones hay, quisiera comenzar con Apocalipsis 20:5-6: “Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Ésta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.”


La Biblia dice aquí claramente: “Ésta es la primera resurrección…” Eso se refiere a la resurrección descrita en el versículo 4, de la cual dice: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.”
La resurrección de aquellos que son mencionados en el versículo 4, es la primera de las dos resurrecciones tratadas en Apocalipsis 20. Ellos son aquellas personas que aceptan a Jesucristo durante el tiempo de la Tribulación, es decir después del arrebatamiento y que, luego, mueren. Serán resucitados en gloria en segunda venida de Jesucristo (Ap. 6:11; 20:4). Y ésa, también, será la resurrección de los creyentes del viejo pacto, esperada por los judíos, y de la cual habla el ángel en Daniel 12:1-3.

La resurrección que ocurrirá mil años después, es la segunda resurrección. Ésos son los muertos de todos los tiempos que nunca tuvieron una relación con Jesucristo. Ellos recién serán resucitados en el “Día del Señor” para, luego, ser condenados a la perdición, lo que deja entrever Apocalipsis 20:12-15: “Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.” (vs. 12-15).

Estas dos resurrecciones, en Apocalipsis 20:4-6 y 20:11-15, no tienen nada que ver con la resurrección de la iglesia, ya que éste es un acontecimiento totalmente separado, un misterio, algo muy especial que aquí no es objeto de proclamación, porque la resurrección de la iglesia es parte del tiempo de la gracia, del “Día de Cristo”. Las dos resurrecciones de Apocalipsis 20, al contrario, son parte del “Día del Señor”. Este capítulo trata, exclusivamente, de los acontecimientos de la gran Tribulación, de la Segunda Venida de Jesús, al igual que del Reino Mesiánico. Las dos resurrecciones deben ser consideradas exclusivamente en este contexto, y no pueden ser mezcladas con la resurrección de la iglesia. De modo, que eso significa que, sin ser el arrebatamiento y la resurrección de la iglesia, existen dos resurrecciones más que se encuentran conectadas con la Tribulación y el Reino Mesiánico: la primera resurrección en el comienzo del Reino Mesiánico, y la segunda resurrección al final del Reino Mesiánico.

Yo creo que el apóstol Pablo llama la atención a este hecho cuando escribe acerca de la resurrección, en la primera carta a los corintios: “Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte” (1 Co. 15:23-26).

Pablo, acá, no habla todavía del arrebatamiento de la iglesia. Eso lo vemos en el hecho de que él no escribe: “… luego nosotros, los que somos de Cristo”, sino “… luego los que son de Cristo.” Ésa es la resurrección de los creyentes del Antiguo Pacto y del tiempo de la Tribulación, que es realizada solamente a través de Jesús, el Mesías, aun cuando ellos no son parte de la iglesia. Luego – después del Reino de Mil Años – viene el fin, juntamente con la segunda resurrección y la eliminación de la muerte.

Sí, el hecho es que, en el momento de la resurrección, o sea del arrebatamiento de la iglesia, solamente serán transformados los que están en Cristo, es decir, aquellos que creen en Jesús y han nacido de nuevo. Eso lo dice 1 Tesalonicenses 4:16-17. Es necesario ver el arrebatamiento y la resurrección de la iglesia, como un acontecimiento totalmente separado de aquello que Pablo describe, primeramente, en 1 Coritios 15, razón por la cual él escribe “los” y no “nosotros”. Un poco más adelante, él describe el arrebatamiento y, al hacerlo, enfatiza el misterio que lo rodea. Al describir el arrebatamiento, ahora, de repente, utiliza la forma “nosotros”: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (1 Co. 15:51-52).1

Eso significa, resumidamente, que Pablo en los versículos 23-26 trasmite una revelación general de la resurrección, y que en los versículos 51-52 menciona la resurrección separada de la iglesia.
De modo que, en el Nuevo Testamento existen cuatro resurrecciones:
La primera resurrección es la de Jesucristo como primicias (1 Co. 15:23).
La segunda resurrección es el rapto, o sea la resurrección de la iglesia (1 Co. 15:51-52).
La tercera resurrección es la primera resurrección de Apocalipsis 20:5-6.
La cuarta resurrección es la segunda resurrección de Apocalipsis 20:5-6, para el gran juicio en Apocalipsis 20:11-15.
Vamos a una pausa musical!

Rodrigo: La siguiente pregunta, en cuanto al tema de si la iglesia, después de todo, en base a lo mencionado en 2 Tesalonicenses 2:1-12, no entrará en la Gran Tribulación, ¿Cómo se puede dar una respuesta, sin incluir el decisivo versículo 1? Después de todo, este versículo: “Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos”, dice expresamente que, en lo subsiguiente, se trata del arrebatamiento. Ya solamente por eso, el término “Día del Señor” tiene que referirse al arrebatamiento. Hacer aquí una diferenciación entre el Día de Cristo y el Día del Señor, no tiene sentido alguno. El término griego Kyrios (Señor) en el Nuevo Testamento, por supuesto se refiere a Jesucristo…

Jorge: El tema alrededor del transcurso del arrebatamiento, posiblemente continúe siendo discutible. En el correr de los años, he notado que ni unos ni otros se dejan convencer por el lado opuesto.

Presentaré aquí, una vez más, la razón por la cual creo en un arrebatamiento anterior a la Gran Tribulación.
Justamente 2 Tesalonicenses 2:1, puede ser seguido en forma lógica en este contexto. Lógicamente, allí se trata del arrebatamiento. Los tesalonicenses estaban conmocionados (v. 2) porque esperaban el arrebatamiento (v. 1) antes del Día del Señor. Obviamente Pablo, en diálogos anteriores, les había indicado eso (v. 5ss). Pero, como ellos ahora pasaban por persecución y, además, había cartas falsas en circulación (v. 2), se sentían inseguros. Pablo, entonces, les explica que había una razón para esa inseguridad: La persecución que sufrían aún no era el Día del Señor.

Debemos considerar que los creyentes, aun antes del derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés, sabían de la experiencia con el Espíritu Santo. Después del arrebatamiento (Pentecostés al revés), la situación otra vez será como la de antes de Pentecostés.

La ira de Dios, se refiere al venidero tiempo de tribulación y ya fue anunciado en el Antiguo Testamento (Is. 13:9-13). De esa ira, no obstante, la iglesia está protegida (1 Ts. 1:10; 5:9). La época de la iglesia no es parte del tiempo de la ira de Dios, de ahí que la iglesia, como cuerpo de Cristo, obligadamente será arrebatada antes de Apocalipsis 6:16-17, de no ser así, 1 Tesalonicenses 1:10 y 5:9 no dirían la verdad.

Aun cuando tengamos opiniones diferentes en cuanto a esto, tengo la esperanza de que sigamos unidos fraternalmente en el amor de Jesucristo.

Es así como finalizamos este programa de Preguntas y Respuestas. Que Dios les bendiga!

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