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Titulo: “Misterios revelados” 1/3
  

Autor: MarcelMalgo 
Nº: PE1158

Los misterios divinos normalmente están ocultos de nuestro entendimiento. Pero cuando se está en la voluntad de Dios, los mismos son revelados por Él, por el mismo Señor. No todos los misterios divinos son revelados. Existen aquellos que permanecen ocultos.-

 


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“Misterios revelados” 1/3

Estimado amigo, se ha preguntado usted alguna vez ¿Por qué será que la Biblia continúa siendo aún, para muchos cristianos, un libro con “siete sellos”? o tal vez ¿Dónde se encuentra la clave para abrir la puerta a los “pasajes oscuros” y poder comprenderlos?

Como punto de partida para este tema tan actual, nos serviremos del sueño de Nabucodonosor acerca de los cuatro reinos mundiales, sueño que nadie podía interpretar. El hecho era que Nabucodonosor exigía a sus magos que ellos le dijeran lo que él había soñado, y después, lo que significaba el sueño:“Decidme, pues, el sueño, para que yo sepa que me podéis dar su interpretación”(Dn. 2:9). Al escuchar esta exigencia del soberano mundial, los magos agachaban la cabeza con resignación y decían:“No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el asunto del rey; además de esto, ningún rey, príncipe ni señor preguntó cosa semejante a ningún mago ni astrólogo ni caldeo. Porque el asunto que el rey demanda es difícil, y no hay quien lo pueda declarar al rey, salvo los dioses cuya morada no es con la carne. Por esto el rey con ira y con gran enojo mandó que matasen a todos los sabios de Babilonia”

Pero Daniel, el joven judío, no metió simplemente la cabeza en la arena en espera de lo que sucedería, sino que valientemente entró a donde estaba el rey y le pidió un tiempo de prórroga, dentro del cual él le diría el sueño y su interpretación. A continuación, se fue a su casa y dice la Biblia que” hizo saber lo que había a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros, para que pidiesen misericordias del Dios del cielo sobre este misterio, a fin de que Daniel y sus compañeros no pereciesen con los otros sabios de Babilonia. Entonces el secreto fue revelado a Daniel en visión de noche, por lo cual bendijo Daniel al Dios del cielo. … Después de esto fue Daniel a Arioc, al cual el rey había puesto para matar a los sabios de Babilonia, y le dijo así: No mates a los sabios de Babilonia; llévame a la presencia del rey, y yo le mostraré la interpretación. Entonces Arioc llevó prontamente a Daniel ante el rey, y le dijo así: He hallado un varón de los deportados de Judá, el cual dará al rey la interpretación. Respondió el rey y dijo a Daniel, al cual llamaban Beltsasar: ¿Podrás tú hacerme conocer el sueño que vi, y su interpretación? Daniel respondió delante del rey, diciendo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey. Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días. He aquí tu sueño, y las visiones que has tenido en tu cama …”(vs. 17-19, 24-28).

Así fue, querido amigo vemos aquí un Dios que revela misterios

Los misterios divinos normalmente están ocultos de nuestro entendimiento. Pero cuando se está en la voluntad de Dios, los mismos son revelados por Él, por el mismo Señor.

No todos los misterios divinos son revelados. Existen aquellos que permanecen ocultos. Por ejemplo, cuando Daniel escuchó una poderosa profecía, y luego tuvo que decir:“Y yo oí, mas no entendí…”, le fue dicho con toda claridad:“Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin”. De modo que esta profecía, aun para el mismo Daniel, continuó siendo un misterio. Algo semejante también vemos en el caso de Juan en la isla de Patmos. Él escuchó hablar a los siete truenos; e inmediatamente después leemos:“Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas”(Ap. 10:4). O sea que también en este caso debía seguir siendo un misterio lo que habían hablado los siete truenos; y hasta el día de hoy no lo sabemos.

Pero otros misterios, según la soberana voluntad del Todopoderoso, son revelados. Y creo poder decir aquí, que en realidad es uno de los principios del Señor el revelar cosas ocultas. De ahí que leemos, por ejemplo, en Amós 3:7:“Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.”Aquí vemos claramente que a Dios el Señor le gusta revelar cosas escondidas. Es como si Él quisiera decir: “Es Mi deseo revelar Mis misterios a Mis siervos.” A veces, incluso, le es una verdadera necesidad confiar a los seres humanos cosas escondidas en Su corazón. Con respecto al juicio sobre Sodoma y Gomorra, por ejemplo, le escuchamos decir:“¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer…?”(Gn. 18:17).

Ahora bien:¿Cuáles son los misterios más importantes que el Señor nos quiere revelar?

Hay dos de ellos que sobrepasan a todos los demás en grandeza y en gloria.

Estimado amigo, como primer misterio nombro aquí a nuestro Salvador en persona, al Hijo de Dios venido en carne. Jesucristo es un misterio tan grande, que Pablo literalmente lucha para encontrar las palabras cuando le escribe a Timoteo:“… indiscutiblemente grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria”. También en la epístola a los colosenses, el apóstol menciona este tema y habla del“misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”.Jesucristo mismo, es por lejos el misterio más grande; y el Espíritu Santo de Dios trabaja con ahínco para revelarlo y descubrirlo cada vez más en nosotros. El Espíritu de Dios desea que nosotros conozcamos cada vez más a nuestro Salvador, que captemos cada vez más quién es Él y qué es Él. Y créame: Jesucristo siempre continuará siendo un misterio, porque en definitiva no podemos captar la grandeza de Su gloria. Eso terminará cuando lo veamos tal como Él es.

¿Y cuál es el otro misterio que surge del primero? Nada menos quenuestro inminente arrebatamiento al reino celestial de nuestro Salvador Jesucristo. Pablo lo describe así:“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados”(1 Co. 15:51-52).

Estoy convencido de que el Espíritu Santo, justamente en los tiempos actuales, quiere introducirnos cada vez más profundamente también en este misterio. ¿Y porqué? Porque todas las señales indican que no falta mucho para que ocurra el arrebatamiento. Hoy en día vivimos en el tiempo del cual está escrito:“Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará”.

¿Será que el Señor nos va a revelar a nosotros también Sus misterios?

¿De qué manera es que el Señor quita el velo de cosas aun escondidas? En principio podemos decir que Él lo hace más que nunca a través de Su Palabra. La palabra de Dios ilumina las cosas aun escondidas, nos las pone delante de los ojos en forma clara y comprensible; la Palabra de Dios revela secretos, y nos descubre misterios. El futuro es un misterio escondido para muchos cristianos, y justamente por eso Dios nos ha dado la palabra profética como” a una antorcha que alumbra en lugar oscuro”. ¡Hacemos bien en prestarle atención!

¿Será que el Señor hasta el día de hoy no le pudo revelar a usted ningún tipo de misterio por medio de Su palabra? ¿Por qué es así? Porque le falta el poder del Espíritu Santo y porque usted ha orado demasiado poco como para llegar a conocer los misterios de Dios. ¿Cómo fue eso aquella vez con Daniel? Él era un hombre lleno del Espíritu; y a tales personas Dios, el Señor, les revela sus misterios. Él también era alguien que oraba, que clamaba al Señor por iluminación, acerca de los misterios que aún no comprendía.

Nos encontramos en el próximo programa.

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