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Misionera Campo Adentro

Julia Álvarez, misionera en treinta y tres, departamento ubicado en Uruguay, nos cuenta cómo fue que la encontró Dios en el momento en que ella decidió recibirlo en su corazón.


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EA393 – Entre Amigas – Misionera Campo Adentro


 


Receta: Pollo a la Moztaza


Entrevista con Julia Álvarez

Natalia: Bueno queridas amigas llegamos al tiempo de la entrevista, un tiempo muy especial del programa en donde tratamos siempre de invitar a alguien que sea de interés y esta vez es de interés porque tenemos a una amiga que es un gusto compartir con ella esta charla para que ustedes la conozcan más, para que ustedes sepan más de su vida y en este caso le damos la bienvenida a Julia Álvarez. Bienvenida a este programa Julia…

Julia: Muchísimas gracias Natalia, para mi es un placer en esta mañana estar aquí en esta mañana en la Radio Él libertador y en el programa de Entre amigas, y para poder conversar contigo.

Natalia: Pero Queremos conocerte Julia, sobretodo, bueno, conocer de tu ministerio, lo que estás haciendo al día de hoy pero ya vamos a llegar a esa parte, vamos a empezar por tu infancia, por cómo era de chica, antes de ser lo que ahora sos vos cómo te fue preparando el Señor en tu vida

Julia: Mira Natalia, yo me crié en el campo aquellos que son de 33 conocen bien el lugar se llama cipa Olimar, es una arrocera, Éramos una familia grande, numerosa con 9 hermanos y vivíamos ahí en el campo. Y tuve una infancia muy feliz. Soy una de las personas y de niña, muy enamorada de la creación, y por lo tanto yo disfrutaba de las pequeñas cosas, como los pájaros, los animales del campo, de las flores y, tenía unos padres muy amorosos. Éramos una familia muy unida. Por lo tanto fue una infancia feliz.

Natalia: Cuándo conociste al Señor Jesús como tu salvador? Cuándo fue ese momento especial también de encontrarte con el creador de esa creación que tanto amabas?

Julia: Yo creo que… por supuesto, la Biblia dice: que él nos ha escogido antes de la fundación del mundo y, desde niña yo contemplaba mucho el cielo. Y pensaba quién había creado todas las cosas. Quién era el creador de todo esto, y muchas veces pregunté a mi familia, y a mis padres y ellos nunca me supieron contestar. Porque en aquel lugar, lo que se conocía era un poco de catolicismo. Allí había una capilla, y los curas, las monjas, venían una vez cada tanto y no sabíamos nada de Dios. No sabíamos nada de Dios. Por lo tanto nunca me supieron contestar, Luego yo tuve la oportunidad de conocer a una familia cristiana, y ahí fue donde yo comencé a escuchar, algo de Dios. Algo de Dios. Porque los tenían como gente rara y no querían que nos acercáramos mucho a ellos y de esa manera fue que yo pude conocer un poquito de Dios. Pude saber de Dios. Y, sin duda de que esa familia me Habló de Cristo, de la obra de la Cruz, de Jesús muriendo por nuestros pecados, pero sabes una cosa Natalia? Yo nunca entendí nada, nunca entendí nada. Inclusive ellos me habían prestado una Biblia para leer y bueno, yo la leía y pensaba y yo veía que ellos se deleitaban leyendo la Biblia, y para mi era un libro que yo no lo entendía para nada. Era como estar leyendo algo en chino. Hasta que yo viajé a Montevideo a trabajar y mi plan era estudiar también yo tenía 16 años, y entonces allí, yo me enteré que había gente cristiana, que estaban orando por mí, entonces yo en algún momento en mi vida, tenía ya en ese entonces 18 años, en plena juventud y comencé a sentirme tan vacía, tan sola, no había nada que me satisficiera. Y al extremo de que en varias oportunidades, pensé es mejor no vivir. Inclusive planee cómo quitarme la vida. Y yo llegaba a estados de Depresión muy grandes. Y tenía la dirección en esa oportunidad de Templo Calvario, el teléfono y se me había dado y yo quedé de ir pero nunca fui y llegó un día, estaba Natalia en esa depresión y llamé, me dio por llamar a esa dirección y en ese momento me atendió Maria Teresa Rodríguez, misionera, fue lindo conversar con ella, me invitó a la iglesia, quedé comprometida de ir, pero no fui. Hasta que un día, regreso a casa y encuentro bajo la puerta, una invitación. Y ella había estado entonces me sentí avergonzada. De haber cumplido con la Palabra de que iba a ir y entonces fui. Sabes qué fue una lucha tremenda de llegar a aquel lugar…

Natalia: Me imagino…

Julia: En el ómnibus que yo iba podía bajarme en Templo Calvario o ir a visitar a uno de mis familiares. Y era toda una lucha en el camino no? Me bajo a Templo Calvario o me voy a visitar a mi familia. No sé cómo pero me bajé en Templo Calvario. Llegué y era justo una campaña y se celebraba el domingo, de la resurrección de Cristo. Allí llegué y estuve en las reuniones en 2 reuniones y me gustó el mensaje, me gustó la reunión y cuando llegó el momento de la invitación de Aceptar a Cristo, yo me di cuenta de mi Necesidad y quería aceptar a Jesús, pero no pude, había toda una lucha interna impresionante. Ahora entiendo que era Satanás, el enemigo, verdad? Y bueno, aunque me gustó yo me quería ir de ese lugar, pero la gente fue tan amable que nunca me dejó yo pensaba en el momento en que me dejen yo me voy, y fue tan interesante que en la segunda reunión ellos fueron y yo me senté allá adelante y fue tan interesante escuchar el mensaje… llegó un momento Natalia en el que yo perdí la noción de donde estaba, que era una iglesia, yo estaba delante de Dios. Y pude darme cuenta, una vez mas de que estaba perdida, yo estaba en esa soledad, en esa amargura, en esa angustia en ese vacío porque no tenía a Cristo. Y entonces me acuerdo que el predicador, hizo la invitación al final del mensaje, y yo quería aceptar a Cristo. Y no podía Natalia, no podía era tan impresionante la lucha pero el predicador dijo bueno, es la última invitación y cerramos la reunión, pero, para mí, yo entendí que era la última oportunidad que Dios me estaba Dando. Y bueno, desde lo profundo de mi alma Clamé, Señor Sálvame! Y fue algo tan maravilloso y ahí en ese momento Natalia sentí una paz tremenda, todo aquel peso, aquella carga, aquella lucha desapareció y recuerdo que cuando me atendieron, fue muy lindo, una consejera en esta oportunidad fue María Teresa otra vez, y luego regresé a casa y era otra persona. Yo era sumamente tímida y en el ómnibus yo no podía dejar de cantar, había aprendido en aquel momento esa que dice: dejé mi carga en el gólgota y créeme Natalia que yo no podía dejar de cantar. Lo cantaba bajito. Llegué a casa y lo único que arrodillé y me puse a llorar pero de Gozo, gozo yo creo que nunca había sido feliz, y me puse a llorar y a darle gracias a Dios porque qué precioso es haber aceptado a Jesucristo como mi salvador. Yo no entendía nada más. Pero sí entendí que ahora era una hija de Dios. Que ahora le pertenecía al Señor que él me había perdonado de mis pecados y créeme que allí cambió todo.

Natalia: Nos quedamos emocionados, la piel erizada de escuchar este relato, este testimonio, que me imagino que sí, que cambió la vida porque cada uno que tuvo un encuentro con Dios en su momento particular, tuvo un cambio ahora uno no es sacado de su hábitat, de su lugar de trabajo y de estudio y es llevado, a un paraíso aparte, tiene que seguir viviendo y me imagino que siguieron las luchas. Me imagino que después de ese momento de sumo gozo, uno volvió a la realidad, tuviste alguna vez algún momento de bajón nuevamente de tristeza donde nuevamente tuviste que aferrarte nuevamente al Señor?

Julia: eh, Natalia si como tu dices, yo seguí trabajando la vida continuó igual, pero el Señor me cambió a mí. Esa fue la cosa no? Y como tu dices, en la vida Cristiana el Señor no dice que nos va a librar de toda dificultad sino al contrario, en el mundo dijo Jesús tendréis aflicción, pero, que confiemos porque él venció. Y bueno, ciertamente tuvimos luchas y siguen habiendo luchas Natalia, hasta que no estemos en el cielo vamos a seguir teniendo problemas. En cuanto a nuestra propia naturaleza, al pecado, a las luchas que tenemos en esta vida, problemas económicos, familiares, emocionales, pero qué diferente Natalia es, con Cristo. Es totalmente diferente. Fui creciendo y sigo creciendo, en Dios y una de las cosas que a mi me ayudó y que ayuda a todo cristiano es el hecho de aferrarse a las promesas de Dios. Y un versículo y muchos versículos hermosos de la Palabra de Dios, yo he podido apoyarme en esas promesas pero hay algunos especiales. Y el versículo de la gran comisión, que Jesucristo le dice a sus discípulos, que ellos vayan y hagan discípulos por toda la tierra. Y la promesa: yo voy a estar con vosotros hasta el fin. Y yo siempre me tomé de esa promesa, el Señor está conmigo, no importan las circunstancias, el problema, él esta conmigo y créeme Natalia, que yo puedo sentir al Señor. Y disfrutar, tu sabes que me conoces un poquito y yo soy misionera, el señor me llamó a servirle siendo a los 6 meses o antes yo estaba leyendo la Palabra de Dios y sentí el llamado, de Dios a servirle y bueno allí, yo me decidí por Cristo, a servirlo a él y créeme que han pasado 35 años Natalia, desde el llamado de Dios, y no podría hacer otra cosa, no podría hacer otra cosa. Porque el Señor es todo para mí. Y tengo una responsabilidad de darle la palabra a las almas de servirlo a Dios. Y es la mejor carrera que puedo decir que he escogido y es la mejor carrera que hay, el servirle, al Señor y bueno eh, como te decía el Señor siempre ha estado conmigo y como te comentaba, tu sabes de mis viajes de mis andadas y es un placer realmente andar y servir al Señor, los caminos que tengo que hacer las rutas difíciles, y la mano de Dios cuidándome continuamente…

Natalia: Continuamente…

Julia: Pequeños y grandes detalles.

Natalia: Volviste un poco a los lugares chicos en donde no se conoce la palabra pensaste en tu infancia, con tu búsqueda de Dios y la poca información que había, piensas en eso para recorrer los caminos y llevar la palabra? En ese servicio de a lo último de la tierra. Como decía Jesús en la comisión no?

Julia: Si como no, mira, Natalia, yo estoy dispuesta a ir a los pequeños lugares, a los rincones, como ir a los grandes si Dios lo permite no? Como te decía, para mi es, no sabría hacer otra cosa. No sabría, en lo que me respecta a mi viste? Y cada día tenemos satisfacción. De servir entre los niños, entre los jóvenes entre mayores, hay satisfacción. Hay momentos difíciles, la obra de Dios no es todo un camino de Rosas. Pero quiero decirte que hay recompensas cuando tu ves a un niño aceptando a Cristo siguiendo al señor, ves un alma o Joven decidiendo por cristo por una vida sana por una vida limpia, ves una familia sirviendo al Señor, eso es tremenda recompensa vale la pena, vale la pena servir al Señor.

Natalia: Qué sientes que tiene el Señor para ti, esta carrera sientes algún llamado especial nuevamente para el futuro digamos, qué ha previsto el Señor para ti, o estás a la expectativa de lo que él te mande digamos.

Julia: Bueno tu sabes que sí, yo estoy a la expectativa de lo que Dios mande. Estoy a la expectativa. Mi futuro está a las manos de Dios, lo que solo le pido al Señor es que él me haga sensible a su llamado obediente no? A lo que él me muestre a lo que debo hacer. Estoy totalmente abierta Natalia. En ese aspecto.

Natalia: Bueno Julia te agradecemos mucho el tiempo que nos has brindado en este tiempo para hablar de cosas similares con nuestras amigas de tu niñez de tu juventud, de tus tristezas con ese vacío y bueno, aca hay una respuesta, acá está la respuesta, no hay otra cosa para probar que lo que Dios nos da para sentirse realmente pleno y cambiar radicalmente no?

Julia: Eso es. Natalia, yo te agradezco muchísimo ha sido para mi un placer otra vez y deseo que Dios continúe bendiciendo esta radio y estos programas de la Radio El libertador.

Natalia: Muchas gracias Julia.

Julia: Igualmente chau!

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