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Titulo:  Mirar hacia el futuro es mirar el presente (parte 2).

Autor: Marcel Malgo
 Nº: PE861
Locutor: Gerardo Rodríguez

Sin la oración constante y perseverante no podemos reflexionar adecuadamente sobre nuestro futuro, ni tampoco hablar con convicción acerca de él. Mirar hacia el futuro es mirar el presente. Dicho en otras palabras: Un futuro confuso, deja de serlo por medio de la fidelidad en la oración. ¡No deje de escuchar todo el programa!


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Mirar hacia el futuro es mirar el presente (parte 2).

Bueno, estimado amigo, el primer punto para subrayar la verdad de que “mirar hacia el futuro es mirar el presente” es: 

El fin de todas las cosas.

Cuando en su carta Pedro escribe acerca del “fin de todas las cosas'', al mismo tiempo está exhortando a sus lectores a la oración: “Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración'' (1 Pedro 4:7). El apóstol, por un lado, hace alusión al fin del cada vez más visible futuro y, por el otro, habla objetivamente sobre una de las cosas más importantes del presente: “… sed, pues, sobrios, y velad en oración.'' El futuro, o sea la esencia de los últimos días, nuestra unificación con Cristo, el arrebatamiento, en definitiva, sólo lo podrán comprender aquellos que tengan una intensa vida de oración.

Santiago, con la vista puesta en el futuro, escribe: “Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca'' (Santiago 5:8). ¿Cómo podemos afirmar nuestro corazón, en vista al inminente regreso del Señor? A través de la oración. También aquí resalta claramente que la mirada hacia el futuro está determinada por la que se dirija al presente. ¿Es usted una persona de oración? ¿Mira hacia el futuro sin descuidar lo más importante del presente: la oración? El propio Señor Jesucristo, exhortó seriamente a sus discípulos: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil'' (Mateo 26:41). ¡Qué apropiada es esta palabra para los actuales “tiempos finales'', qué actualidad tiene en relación al arrebatamiento! Sin la oración constante y perseverante no podemos reflexionar adecuadamente sobre nuestro futuro, ni tampoco hablar con convicción acerca de él. Mirar hacia el futuro es mirar el presente. Dicho en otras palabras: Un futuro confuso, deja de serlo por medio de la fidelidad en la oración.

El segundo punto que veremos para subrayar la verdad de que “Mirar hacia el futuro es mirar el presente” es: 

La venida del anticristo.

Muchos cristianos hablan hoy en día del anticristo. ¿Qué dice la Biblia al respecto? En la primera carta de Juan, leemos: “Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos…'' (1 Juan 2:18). Juan enseña aquí que el anticristo vendrá en el futuro. Pero, simultáneamente, también hace alusión al presente, al decir que ya “han surgido muchos anticristos''. Si los cristianos dieran mayor consideración a esta realidad, tendrían más facilidad de reconocer los peligros y anomalías dentro de sus iglesias. Pero, como hoy en día, una y otra vez, se proscribe esta enseñanza sobre el anticristo para el futuro, en algunos lugares predomina una peligrosa indiferencia.

El Señor glorificado le dice a la iglesia de Laodicea, la cual muchas veces se compara con la iglesia de los tiempos finales: “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo'' (Apocalipsis 3:17). ¿Cómo es posible, que una tan funesta y equivocada opinión aún pueda prevalecer en una iglesia local – o digamos en la Iglesia universal de Cristo? Entre otras cosas porque no se quieren ver las anomalías existentes. Estas existen pero, deliberadamente, son hechas a un lado.

Podemos leer acerca de los hijos del sacerdote Elí: “Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová'' (1 Samuel 2:17). En aquel entonces, reinaban tremendas anomalías en aquella familia sacerdotal. Pero, ¿esto le afectaba profundamente a Elí? ¿Realmente lo quería ver y se quería arrepentir? Es cierto que amonestó a sus hijos, pero no hubo mucha convicción de su parte (vers. 23-25). Finalmente, vino un hombre de Dios a Elí, con el mensaje: “Así ha dicho Jehová: ¿No me manifesté yo claramente a la casa de tu padre, cuando estaban en Egipto en casa de Faraón? Y yo le escogí por mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciese sobre mi altar, y quemase incienso, y llevase efod delante de mí; y di a la casa de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel. Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí…? '' (vers. 27-29). Elí, sin lugar a dudas, no reconoció en aquel momento el calamitoso estado del sacerdocio en Israel, en caso contrario le hubiese acortado las riendas a sus hijos. Pero, el Señor le tuvo que decir: “… has honrado a tus hijos más que a mí…'' Esto significa, nada menos, que Elí estaba transitando en una peligrosa indiferencia. Esto mismo es lo que ocurre actualmente con varias iglesias de Cristo locales: No se quiere ver, ni reconocer, que el espíritu del anticristo está obrando poderosamente. Por eso, en total desconocimiento de la realidad, se dice, al igual que en Laodicea: “Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad'' Pero, tales iglesias y creyentes están expuestos a un gran peligro, la Sagrada Escritura dice: “cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán'' (1 Tesalonicenses 5:3).

El regreso de Jesucristo es inminente, ése es el tremendo porvenir al cual nos vamos acercando. Pero, ¿cómo está nuestra vida personal? ¿Somos creyentes que miran gozosos hacia el futuro, pero que no tienen una visión clara sobre el presente? El Señor le aconsejó a la iglesia en Laodicea: “… unge tus ojos con colirio, para que veas'' (Apocalipsis 3:18). En otras palabras: “Mira tu gran necesidad y tu miseria. Reconoce cómo están las cosas antes de que sea demasiado tarde. Pues: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo…'' (Apocalipsis 3:20).'' Hoy, más que nunca, debemos dirigir nuestra mirada hacia el futuro para no perder la perspectiva del presente. Pues realmente es como dice Juan: “Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos…'' (1 Juan 2:18).

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