Mirar hacia el futuro es mirar el presente (parte 1).

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Titulo: Mirar hacia el futuro es mirar el presente (parte 1).

Autor: Marcel Malgo
  Nº: 860 Locutor: Gerardo Rodríguez

No se le debe dar demasiada importancia al presente restándosela al futuro;pero,por el orto,tampoco el futurodebe asumir un lugar que no le corresponde


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Mirar hacia el futuro es mirar el presente (parte 1).

Estimado amigo, hemos oído que si miramos hacia el futuro es necesario echar un vistazo objetivo, y muchas veces crítico, hacia el presente. Quiero mostrarle que en el siguiente pasaje bíblico se mencionan, en un sólo suspiro, presente y futuro: “porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera'' (1 Timoteo 4:8, versión Reina Valera). “Ejercítate en lo espiritual y trata de ser mejor cristiano, porque eso no sólo te ayudará en esta vida, sino también en la venidera'' (versión La Biblia al Día).

Aquí se habla acerca de la vida, o sobre la “promesa de vida'', pero esta “vida'' tiene tanto que ver con el presente como con el futuro.

Nos preguntamos: 

¿Qué es más importante, presente o futuro?

Sea cual fuera la respuesta, uno no debe reprimir al otro. Pablo nos exhorta claramente a no ser demasiado dependientes del presente: “Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres'' (1 Corintios 15:19). Pero, también puede suceder lo contrario: Que una persona sienta estar ya con un pie en el cielo, o en el reino milenial, y piense, emocionalmente y equivocadamente, que el futuro ya ha comenzado. Tal persona también está actuando erróneamente.

En segunda Tesalonicenses, Pablo escribe: “Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. Nadie os engañe en ninguna manera'' (2 Tesalonicenses 2:1-3).

O sea, que es muy importante mantener el equilibrio entre el futuro y el presente: Por un lado, no se le debe dar demasiada importancia al presente restándosela al futuro; pero, por el otro, tampoco el futuro debe asumir un lugar que no le corresponde.

Tres ejemplos bíblicos para su ilustración

1º Ejemplo. En el libro de Isaías se exhorta: “Así dice Jehová, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las cosas por venir'' (Isaías 45:11). Y sólo ocho versículos más adelante, leemos: “Yo soy Jehová que hablo justicia'' (vers. 19). Podemos extraer de esto que: El que quiera comprender el futuro, quien quiera saber cualquier cosa sobre él, debe concentrar su mirada en el presente – un presente que esté marcado por la Palabra de Dios. Dios habla ahora, se revela ahora. Habla hoy a nuestros corazones. Si queremos comprender el futuro nos debemos concentrar en esto.

Pedro escribe: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones'' (2 Pedro 1:19). Presente y futuro son mencionados aquí en un solo suspiro. Por un lado, se habla de la palabra profética (futuro) y por el otro de que debemos atenderla ahora (presente) como si fuera una luz. O sea, que quien quiera recibir luz sobre las cosas del por venir, debe atender y entender hoy (presente) la Palabra de Dios.

2º Ejemplo. En Isaías 43:19 escuchamos como Dios el Señor dice: 

“Voy a realizar algo enteramente nuevo…'' y en el mismo suspiro, continúa diciendo “… ya he comenzado ¿No lo ven?'' (versión La Biblia al Día). En esta notable declaración el presente y futuro están profundamente entrelazados. Esto significa, que la promesa de Dios está relacionada con el futuro, puesto que aún se tiene que cumplir, pero que él ya la puede convertir en un hecho ahora. A veces pensamos en las promesas de Dios como en algo que en algún momento va a suceder. Pero, el Señor puede cumplir ahora mismo cada promesa, a pesar de que tengan carácter futuro. Para él, que no está limitado por el tiempo sino que vive en la eternidad, no tendría diferencia cumplir sus promesas en algún momento futuro o ahora mismo.

El 3º Ejemplo. Con razón, ya se ha hablado y predicado mucho sobre el futuro de Israel, pues el futuro de este pueblo es maravilloso. En Jeremías 31:33 leemos: “Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.''

A mi entender, estas palabras hablan acerca de lo que le escribe Pablo a los romanos: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad'' (Romanos 11:25-26).

Estas tremendas palabras sobre el futuro de Israel se cumplirán en un 100%. Pero, precisamente aquí, vale más que nunca: El que procura entender el futuro de Israel no lo puede hacer sin observar el presente. Pues, ¿qué es lo que vemos hoy? Israel está en un estado lamentable: Este pueblo solitario, rodeado de enemigos, es quien paga los platos rotos de todo el mundo y sufre actualmente por la falta de agua.

¿Qué es lo que debemos hacer como cristianos? Israel necesita de cristianos que vivan en el presente, que reconozcan el “ahora'' y el “hoy'' y que obren de acuerdo a ello. En cuanto a esto, la Biblia también es clara y nos exhorta: “Consuelen, sí, ¡Consuelen a mi pueblo!, dice su Dios'' (Isaías 40:1-2, versión La Biblia al Día). Y: “Pedid por la paz de Jerusalén'' (Salmo 122:6). Estas palabras están en tiempo presente: Debemos consolar a Israel ahora, debemos hablar ahora amigablemente con la tan maltratada ciudad de Jerusalén; debemos orar hoy por la paz de Jerusalén.

En este nuestro tiempo, también debemos orar persistentemente por agua, escrito está: “Abundante lluvia esparciste, oh Dios; a tu heredad exhausta tú la reanimaste'' (Salmo 68:9). En base a estas palabras, animémonos a orar: “Señor, si tú eres el que reanimas a tu heredad exhausta, te rogamos que envíes lluvias, dale a tu pueblo eso tan vital que es el agua.''

Ahora quiero ver con usted lo que dice la Biblia acerca de los tiempos finales, desde el punto de vista personal.

¿Cuáles son los acontecimientos futuros de los que se tiene que ocupar personalmente un cristiano? Del arrebatamiento, o sea la unión con el Señor Jesús, de la vida eterna y la casa celestial con sus tantas moradas (1 Tesalonicenses 4:16-18; Juan 14:1-3).

Pero también aquí es necesario que la mirada dirigida hacia el futuro siempre se vea en relación al presente. Tres verdades básicas del tema general “tiempos finales'', nos ayudarán a enfocar este principio. Primero el fin de todas las cosas, segundo la venida del anticristo y tercero la vida eterna.

Le invito a sintonizar la próxima transmisión donde vamos a desarrollar estos tres puntos. Qué Dios le bendiga, le espero!

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