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Titulo:   “Lo que fue, lo que es y lo que vendrá”  3/3

Autor: Norbert Lieth 
Nº: PE1025

 

Aguardar a Jesucristo, no se trata de que cada tanto pensemos en el regreso de Jesús, sino de que esa esperanza sea constante. El arrebatamiento puede suceder en cualquier momento.

 


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«Lo que fue, lo que es y lo que vendrá» 3/3

Hola querido amigo!

En esta ocasión estaremos viendo » Lo que vendrá» pero ¿qué le parece si vamos un poco para atrás para poder recordar un poco lo que vimos en los programas pasados?

En la primer meditación Bíblica de esta serie estuvimos viendo que en Jesucristo se manifestó la gracia de Dios contra la verdadera causa de toda enfermedad, duelo, problema y necesidad: esto es El pecado. También recordemos que Su gracia no es sólo para algunos escogidos, sino que es para todos sin excepción, es decir para todo aquél que la acepte.

Por otro lado la gracia es la que «nos enseña». En esto se puede ver que ésta es una pedagogía de Dios. Nos quiere educar. Ahora es cuestión de crecer, de desechar las cosas pasadas, independizarse espiritualmente y madurar, pero no por medio de la lucha sino a través de la obediencia en la gracia.

Y también recordemos que Tito 2:12 nos muestra cómo debemos vivir, en el presente, como cristianos renacidos. La gracia se ha manifestado «enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente» Como dice la palabra de Dios.

Ahora sí enfoquémonos al tema de hoy, el cual lo titulamos «Lo que vendrá».

Estimado amigo, en Tito 2:13 se nos presenta el futuro, y claramente podemos ver cuán en alto se encuentra el nombre de Jesús: «…aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.» Aquí no se trata de chatarra oxidada, sino que se nos presenta al diamante perfecto, cualquiera puede ver la diferencia.

Veamos 2 puntos: 

En primer lugar, Aguardar a Jesucristo. No se trata de que cada tanto pensemos en el regreso de Jesús, sino de que esa esperanza sea constante. El arrebatamiento puede suceder en cualquier momento.

Si espero a alguien, cuento con que en cualquier momento puede aparecer, no considero que va a venir en un futuro lejano. Así que tampoco intercalo otras cosas entremedio, que supuestamente deben suceder antes de la tan anhelada llegada. Pablo no nos dice que esperemos la tribulación, al Anticristo, o al último imperio mundial, sino que dice: «…aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo» (Tito 2:13).

Estimado amigo:Ni bien pensamos que otras cosas deberán suceder antes del arrebatamiento, ya no estamos esperando primeramente al Señor Jesús. Naturalmente, reconocemos en las señales del tiempo, cada vez con mayor claridad, que el regreso de Cristo es inminente. Rara vez, después de la segunda guerra mundial, los problemas del mundo aparecieron tan frecuente y tangiblemente como en nuestros días: La guerra contra Irak, las amenazas de Corea del Norte, India y Pakistán con armas de destrucción masiva, terrorismo, pobreza, catástrofes que ya ni siquiera perdonan a Europa, la epidemia del SIDA, el SARS, etc. Se quiere alcanzar la paz, pero eso parece ser, cada vez más, algo inalcanzable.

En segundo lugar, vemos que en su sermón del monte, Jesús nos da una «guía gradual de los tiempos finales». Entre otras cosas, nos dice: «Y cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os alarméis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente» (Lucas 21:9).

Probablemente, esto se refiera a las dos guerras mundiales que llevaron a la fundación del Estado de Israel, para que en el sentido más estricto los tiempos finales recién pudieran iniciarse.

Dice la palabra: «Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo» (versículos 10-11). Mateo aquí agrega: «Y todo esto será principio de dolores» (Mateo 24:8). La frecuencia de los terremotos aumenta, hay amenazas de hambrunas mundiales, pestes nuevas y viejas aparecen con mayor frecuencia. No sólo América y el lejano oriente, sino también Europa, son víctimas de fuertísimas tormentas e inundaciones. Y, desde los ataques del 11 de septiembre, ya nadie está seguro ante ataques terroristas…La manifestación de Jesús significa una esperanza bienaventurada para todos aquellos que le han aceptado como Salvador y que lo aguardan. Los cristianos no sólo tienen una esperanza, sino que esta esperanza es bienaventurada. Es debido a esto que Pablo, al escribir sobre el arrebatamiento, dice: «Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza» (1 Tesalonicenses 4:13).

Nitzsche decía acerca de su vida: «Voy a donde sea y siempre a donde sea y siempre y siempre a donde sea.» Los cristianos, sin embargo, no van a donde sea, sino que avanzan hacia un día de tremendo gozo. La Biblia lo expresa de la siguiente manera: «…cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros)(2 Tesalonicenses 1:10). «…sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles»(Hebreos 12:22). Y en el Salmo 145:12 dice: «…Para hacer saber a los hijos de los hombres sus poderosos hechos, y la gloria de la magnificencia de su reino.» Por eso, hoy y ahora somos exhortados «sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia» (Oseas 10:12).

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