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Las cinco piedras de David (parte 2)
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 Titulo: LascincopiedrasdeDavid
Autor: Norbert Lieth
  Nº: PE404

Locutor: GerardoRodríguez

Considerada en el contexto de las afirmaciones proféticas de la Biblia, la lucha de David contra Goliat nos ofrece una imagen de los últimos acontecimientos del tiempo final aquí en la tierra, antes que regrese el Señor Jesús para establecer, desde Israel, Su milenario Reino de paz, en el cual _… toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel”.


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Las cinco piedras de David (parte1)

Estimado amigo, para empezar a tratar el tema “Las cinco piedras de David quiero leerles 1. de Samuel 17:40-50: 

“Entonces tomó su cayado en su mano y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en la bolsa pastoril, en el zurrón que llevaba. Y con su honda en su mano, se fue hacia el filisteo. El filisteo venía acercándose a David, precedido de su escudero. Cuando el filisteo miró y vio a David, lo tuvo en poco, porque era un joven de tez sonrosada y de hermoso semblante. Y el filisteo preguntó a David: –¿Acaso soy yo un perro para que vengas contra mí con palos? El filisteo maldijo a David por sus dioses. También el filisteo dijo a David: –¡Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a los animales del campo! Entonces David dijo al filisteo: –Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina. Pero yo voy contra ti en el nombre de Jehovah de los Ejércitos, Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has desafiado. Jehovah te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré. Te cortaré la cabeza y daré hoy los cadáveres del ejército filisteo a las aves del cielo y a los animales del campo. ¡Y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel! También todos estos congregados sabrán que Jehovah no libra con espada ni con lanza. ¡De Jehovah es la batalla! ¡Y él os entregará en nuestra mano! Aconteció que cuando el filisteo se levantó y se fue acercando al encuentro de David, éste se dio prisa y corrió al combate contra el filisteo. Entonces David metió su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra y la arrojó con la honda, hiriendo al filisteo en la frente. La piedra quedó clavada en su frente, y éste cayó de bruces en tierra. Así venció David al filisteo con una honda y una piedra, y lo mató sin tener espada en su mano”.

Considerada en el contexto de las afirmaciones proféticas de la Biblia, la lucha de David contra Goliat nos ofrece una imagen de los últimos acontecimientos del tiempo final, aquí en la tierra, antes que regrese el Señor Jesús para establecer desde Israel Su milenario Reino de paz. Proféticamente hablando, la historia de 1 Samuel 17 habla de dos acontecimientos reveladores, uno para el mundo, y otro para Israel.

Para el mundo

Poco antes que David venciera al entonces más poderoso enemigo de Israel, Goliat, y con él también al ejército de los filisteos, mencionó la más importante causa de su victoria: “¡Y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel!” (1 Sam. 17:46). Hoy el pequeño pueblo de Israel tiene en frente a un enemigo aún mucho más poderoso: mil millones de musulmanes que quieren apoderarse de Jerusalén, la capital de Israel. En un artículo de la revista “Topic” leemos: 

También el jeque Ikrima Sabri, jefe de la mezquita Al Aksa en Jerusalén y de todas las demás mezquitas de Jerusalén oriental y del Westbank, confirmó en una entrevista el derecho árabe sobre Jerusalén. Aclaró categóricamente que mil millones de musulmanes en todo el mundo compartían esta opinión. Dijo literalmente: “Jerusalén significa religión y política. Si no se nos devuelven los derechos que tenemos en Jerusalén, todo el proceso de paz se desmoronará como un castillo de cartas, no importa cuántos convenios de paz hayan negociado los israelíes y los árabes”.

La profecía del tiempo final sobre Jerusalén como “copa de vértigo” y “piedra pesada” se acerca a su cumplimiento concreto.

Pero cuando los apuros lleguen a su clímax, el Señor intervendrá en favor de Jerusalén y de Israel en una forma milagrosa y maravillosa. ¿Por qué? Para que todo el mundo reconozca “que hay Dios en Israel”.

Para Israel

Con una sola piedra de su honda, el hermoso joven David mató al gigante Goliat, que se burlaba de los israelíes y delante del cual todo el ejército israelí se asustaba y temblaba. Cuando David se enfrentó al filisteo, el rey Saúl preguntó al general del ejército: “Abner, ¿de quién es hijo ese joven?” ¿Por qué hizo Saúl esta pregunta? ¿Por qué no conocía a David? Pues David ya había frecuentado la casa real, una y otra vez había ahuyentado con música de arpa el espíritu malo que acosaba a Saúl, incluso había llegado a ser su paje de armas (véase 1 Sam. 16:14-23). Pero ni Saúl ni Abner ni el resto del pueblo habían verdaderamente conocido a David, no habían comprendido quién era en realidad. ¿No es David, también en esto, una imagen profética del Mesías de Israel? Hace casi dos mil años, Jesucristo estuvo en la casa de Israel. Sanó a muchos enfermos, dio vista a los ciegos, hizo andar a los paralíticos, oír a los sordos, hablar a los mudos y echó demonios. Pero el pueblo de Israel no Lo conoció como el Mesías. ¿Cuándo llegará Israel a conocer al Señor Jesucristo como su Mesías? Cuando Este, en Su regreso con poder y gran gloria, venza completamente a “Goliat”, es decir, al anticristo con todo su ejército, que se habrá reunido en Armagedón.

La confrontación entre David y Goliat representa, pues, proféticamente la futura confrontación entre Jesucristo y el anticristo. Nos acercamos a ese acontecimiento a pasos imposibles de detener.

Contemplemos ahora, en primer lugar, a las personas menionadas en 1 Samuel 17 y lo que representan a la luz profética de la Biblia.

David – una representación profética de Jesucristo

La Biblia habla mucho de la relación y comparación entre David y el más grande Rey de Israel, Jesucristo (por ej., en Hch. 2:25-31; Mt. 1:1; Ap. 3:7;). Vamos a destacar, a continuación, algunos puntos esenciales al respecto: 

El hacer la perfecta voluntad de Dios

En Su vida el Señor Jesús cumplió de manera perfecta lo que Dios testificó sobre David: “He hallado a David hijo de Isaí, hombre conforme a mi corazón, quien hará toda mi voluntad” (Hch. 13:22b). Jesús mismo dijo: “Mi comida es que yo haga la voluntad del que me envió y que acabe su obra” (Jn. 4:34). Dejó que Le pusieran la corona de espinas, que se burlaran de El, que Lo golpearan, que Lo azotaran. Tomó sobre Sí el pecado del mundo, Se dejó crucificar y fue obediente a la voluntad de Su Padre hasta la muerte en la cruz. Antes de inclinar Su cabeza, al morir, dijo triunfantemente: “¡Consumado es!” (Jn. 19:30).

El lugar de nacimiento

David nació en Belén (1 Sam. 16:1), como también el Señor Jesús (Mi. 5:1; Mt. 2:1).

La humillación voluntaria

La sumisión de David y la actitud humilde que tomó en la casa de su padre (1 Sam. 16:11), hacen alusión a Jesús, que, por orden de Su Padre celestial, tomó la actitud más humilde en la casa de Israel, se sometió a Sus hermanos (Israel) y llegó a ser el más humilde, el menor entre ellos: “…se humilló a sí mismo…” (Fil 2:8).

El último

David fue también el último de los ocho hijos de Isaí: “Isaí hizo pasar a siete de sus hijos ante Samuel, y éste dijo a Isaí: –Jehovah no ha elegido a éstos. Entonces Samuel preguntó a Isaí: –¿Son éstos todos los jóvenes? Y él respondió: –Todavía queda el menor, pero he aquí que está apacentando las ovejas. Samuel dijo a Isaí: –Manda a traerlo, porque no nos sentaremos a comer hasta que él llegue aquí” (1 Sam. 16:10-11). Con esto, David es una representación profética del hecho de que Dios habló por último a través de Su Hijo Jesucristo (He. 1:1-2).

La unción

La unción de David como rey en medio de sus hermanos, es una hermosísima imagen de la unción de Jesús en ocasión de Su bautismo, en medio de Israel: “Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. Y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehovah descendió con poder sobre David” (1 Sam. 16:13a; Jn. 1:31-34).

Su hermosura

La hermosura de David: “Era de tez sonrosada, de bellos ojos y de buena presencia” (1 Sam. 16:12b), es una maravillosa alusión a la hermosura sin par del Señor Jesucristo, de la cual habla el Salmo 45:3a: “Tú eres el más hermoso de los hijos del hombre; la gracia se ha derramado en tus labios.”

Pastor y rey

David fue pastor y rey. Unificó a las doce tribus de Israel y fue el fundador de Jerusalén. Jesucristo es el Buen Pastor, pero también el Rey de los judíos. El apacienta a Su pueblo, lo volverá a juntar y un día subirá al trono de David en Jerusalén.

Libertador

David fue el libertador que libró a Israel de los enemigos a su alrededor. El, solo, obtuvo la victoria completa sobre los filisteos. Jesucristo, solo, librará a Israel completamente de la enemistad de todos los pueblos, porque El es el gran Libertador.

Amado por Dios

David fue un “hombre conforme al corazón de Dios” y con esto una imagen del Señor Jesús, que hizo con todo su corazón la voluntad del Padre y cumplió el deseo íntimo del Padre. En ocasión del bautismo de Jesús, se escuchó la voz de Su Padre desde el cielo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mt. 3:17).

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