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Las 7 Dispensaciones de la Historia

de la Salvación

(7ª parte)

Autor: Norbert Lieth

La Biblia tiene una división estructurada que debería tomarse en cuenta a la hora de leerla o exponerla. Y deja en claro que en el pasado Dios actuó de diversas formas, pero siempre con el propósito de brindarnos la salvación por medio de Jesucristo.


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PE1506- Estudio Bíblico – Las 7 Dispensaciones
(7ª parte)


 


Amigos, estamos llegando al fin de este estudio y vamos a hablar hoy de:

La séptima dispensación de la historia de la salvación: o la dispensación del reinoEn la dispensación después de Pentecostésvimos que Dios se alejó de Israel con su obra de salvación, y se acercó a las demás naciones. En el Antiguo Testamento Israel era el centro desde el cual Dios se revelaba a sí mismo y a su palabra. Pero Israel desechó al Mesías. Así que en el año 70 d.C. (con la destrucción del templo y la dispersión de los judíos) Dios terminó su historia con Israel y comenzó a agrupar a su pueblo de entre todas las naciones. En esta dispensación de la gracia existieron dos momentos de transición: uno al comienzo y otro al final de la misma.

El primer momento de transición lo encontramos en Hechos, cuando el evangelio pasó por primera vez de los judíos a los gentiles. El libro de Hechos es un libro de transición. Por eso, encontramos cosas que en las cartas doctrinales ya no se nombran, como por ejemplo el expulsar demonios. Jesús mismo dividió el libro de los Hechos en tres partes principales, como lo leemos en Hechos 1:8, al decir:“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos(1º)en Jerusalén,(2º)en toda Judea, en Samaria, y(3º)hasta lo último de la tierra”.

Vemos en los capítulos 1 al 7 que: Toda la obra de la iglesia se concentraba todavía en Jerusalén. De ahí que esta primera parte todavía fuera judía(“me seréis testigos en Jerusalén”).En los capítulos 8 al 12: Los apóstoles fueron a Judea y también los samaritanos se convirtieron. La segunda parte es una transición(“en toda Judea, en Samaria”).Y en los capítulos 13 al 28 vemos que: Pablo se convirtió y fue llamado como apóstol especial para los gentiles, más allá de los límites de Israel(“hasta lo último de la tierra”).

Pero la historia de Dios con Israel no terminó ahí: La Biblia dice que las promesas del pacto con Abraham siguen en pie hasta que todo sea cumplido. La iglesia fue insertada, pero eso no significa que Israel fuera destruido en la historia de la salvación. Al contrario, en Isaías 52:7 y 8 dice:“Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina! ¡Voz de tus atalayas! Alzarán la voz, juntamente darán voces de júbilo; porque ojo a ojo verán que Jehovávuelvea traer a Sion”. Entre el 600 y 700 a.C. el profeta ve venir al Señor, quien aparentemente ya estuvo antes en una oportunidad. Él ve el regreso del Mesías. Al final de los días, Israel será restaurado, primero físicamente y luego espiritualmente (lo podemos ver en Deuteronomio 4:29 al 31).

Permítanme presentar un interesante extracto de una prédica de Charles Haddon Spurgeon. El título de la prédica era: “La restauración y conversión de los judíos”. El tema era Ezequiel 37. El mensaje fue predicado un jueves, 16 de Junio de 1864, en el “Tabernáculo Metropolitano” (Iglesia bautista en Newington, Londres). Él dijo así: “Nuestro texto aparentemente significa lo siguiente: Primeramente los judíos serán restaurados políticamente. Significa que volverán a tener su propio país y nacionalidad. Segundo, habrá una restauración espiritual, una conversión de las tribus de Israel… Su éxito como nación los hará famosos. Serán tan espléndidos, y el trono de David lucirá tan grandioso que Egipto, Tiro, Grecia y Roma desvanecerán a su lado… Si las palabras quieren decir algo, entonces ése será el significado de este capítulo. No quisiera aprender nunca a malinterpretar el verdadero significado de las palabras de Dios mismo. Está escrito en forma clara y sencilla. Por eso este párrafo debe expresar lo siguiente (el significado no puede ser espiritualizado): Las dos y las diez tribus de Israel serán restauradas en su país y un rey las gobernará”.En 1864 aún no se vislumbraba nada de un Estado de Israel. Es emocionante cómo este hombre, ya mucho antes de la fundación del Estado, y solamente basado en declaraciones de la Biblia, vio de antemano la restauración de Israel.

Hablemos del final del tiempo de la iglesia.Con el retorno de los judíos a su patria y la reconquista de Jerusalén, el tiempo de la iglesia comenzó a caducar. Al mismo tiempo, Dios comenzó a tratar con la salvación de Israel. Esta transición encuentra su intersección en el rapto.

Menos los primeros capítulos, el Apocalipsis está enfocado nuevamente en el pueblo judío. El evangelio y el obrar de Dios pasan de la iglesia a los judíos. Lo vemos por ejemplo en los 144.000 judíos sellados (en Apocalipsis 7) y los dos testigos (en Apocalipsis 11) –los dos olivos de Zacarías 4- en la Gran Tribulación. También se mencionan el templo judío y la mujer que dio a luz un niño. La mujer es Israel, quien nos trajo a Jesucristo (lo vemos en Apocalipsis 14). Y así, Jerusalén pasa nuevamente al frente, donde también aparecerán los dos testigos.

Con base en la existencia del estado judío vemos que el tiempo de la iglesia está llegando a su fin. Apocalipsis es, por lo tanto, otro libro de transición, que también consta de tres partes principales. Jesús le dijo a Juan:“Escribe(1º) las cosas que has visto, (2º) las que son, y (3º) las que han de ser después de estas” (así leemos en Apocalipsis 1:19).

Lo 1º: “las cosas que has visto” es el capítulo 1, la gloria de Jesús, la que Juan pudo ver.

Lo 2º: “las que son”, son los capítulos 2 y 3, es el tiempo de la iglesia, representada por las siete cartas.

Y lo 3º: “las que han de ser después de estas”, son los capítulos 4 al 22. Son los sucesos después del tiempo de la iglesia. Por eso, a partir del capítulo 4, muchas cosas vuelven a ser judías.

Después de la tribulaciónvuelve el Señor en gloria, para establecer su reino mesiánico. ¿Y a dónde vuelve? A Jerusalén en Israel. En Mateo 24:29 al 31 leemos: “E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”. Y en el cap. 25, vers. 31: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria”. En el contexto, queda en claro que este trono de su gloria estará en la Jerusalén terrenal. Jesús vuelve a la tierra y gobernará desde Jerusalén. Lucas 1 y 2 ya habla sobre el reinado de Jesús. Los reinos de esta tierra le serán entregados al Señor (lo vemos en Apocalipsis 11), y que él es rey sobre todos los príncipes de la tierra (en Apocalipsis 1).

Veamos las: Señales del reino mesiánico de paz: Jesús vuelve con sus santos en poder y gloria (Judas 14; Colosenses 3:3 y 4; 1 Tesalonicenses 3:13; 2 Tesalonicenses 1:7; y Zacarías 14:5) e Israel será rescatado (Romanos 11:25 al 27; Isaías 1:27; y Ezequiel 36:33). Todos los judíos dispersos serán reunidos (Mateo 24:31; Isaías 27:13; 66:20 y 21; y Salmo 50:2 al 5). La tierra será reconquistada para Dios y liberada del señorío de Satanás. Eso repercutirá positivamente en toda la creación, en el hombre, los animales y la naturaleza, y la tierra será renovada o renacida (Ezequiel 47; Isaías 65:17 al 25; Romanos 8:19 al 25; 2 Tesalonicenses 2:8; y Mateo 19:28). Satanás será atado por mil años. Eso concuerda con la duración del reino mesiánico sobre la tierra (Apocalipsis 20:1 al 3).

Jesús se sentará como Mesías en el trono de David en Jerusalén (Lucas 1:32; Salmo 132:11; y 89:5; y Zacarías 14:8 al 11), y el Espíritu Santo es derramado sobre Israel (Joel 3:1 y 2). Israel será cabeza de todas las naciones (Deuteronomio 28:13; y Jeremías 31:7). Los habitantes de Israel no judíos serán integrados al país y al pueblo, como judíos nativos. En cierto sentido se llega a un “Estado Palestino” en Israel. Los extranjeros que hayan tenido hijos en Israel (los palestinos), recibirán una parte del territorio como herencia (Ezequiel 47:21 al 23; y Zacarías 9:6 y 7).

El Señor reinará desde Sion (Isaías 24:23) y será rey sobre toda la tierra (Apocalipsis 19:6; y Zacarías 14:9). Será un señorío teocrático (Apocalipsis 2:26 y 27; y 12:5; y Salmo 2), y Dios vivirá entre los hombres (Apocalipsis 21:1 al 4). De ahí que habrá justicia y paz entre todos los pueblos (Isaías 2:4; 9:6; 57:19; y 66:12), al igual que justicia social (Salmo 72:6, 12 al 14, y 16; y Joel 2:18 al 27). El reinado tendrá condiciones paradisíacas. William McDonald escribió en un comentario del Antiguo Testamento: “Será un tiempo increíble para este mundo cansado y lleno de conflictos. El tiempo dorado, el cual anhela la humanidad, habrá comenzado. Los gemidos de la creación serán silenciados, y la paz y la prosperidad florecerán… Todo lo que en el Salmo 72 está escrito en forma de deseo (en algunas traducciones está en modo futuro), será realidad cuando el Salvador levante su reluciente reinado”.

Tenemos que terminar aquí, porque el tiempo se ha ido. Pero en el próximo programa seguiremos viendo las señales del reino mesiánico de paz. ¡Hasta entonces!

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