Las 7 Dispensaciones de la Historia de la Salvación (3ª parte)

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Las 7 Dispensaciones de la Historia
de la Salvación

(3ª parte)

Autor: Norbert Lieth

La Biblia tiene una división estructurada que debería tomarse en cuenta a la hora de leerla o exponerla. Y deja en claro que en el pasado Dios actuó de diversas formas, pero siempre con el propósito de brindarnos la salvación por medio de Jesucristo


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PE1502 – Estudio Bíblico – Las 7 dispensaciones
(3ª parte)


 


¿Cómo estan amigos? Para introducir el tema, vamos a mencionar algo que dijo la ex reina de la leche de Hesse, Christina I, cuando habló acerca de sus experiencias en los jardines de infantes y escuelas: “Muchos niños no saben que la manteca proviene de la leche y los chips de las papas. Y si les cuento que esas cosas crecen en la tierra, parecería ser el colmo”.1Con esto quiso significar que los niños sólo conocen lo que tienen frente a sus ojos. Pero tienen carencias en cuanto al contexto y al trasfondo de las cosas. Sucede algo parecido con el manejo de la Santa Palabra. No alcanza sólo con ver lo que está frente a los ojos. Se requiere una mirada más profunda hacia el contexto, para evitar caer en malas interpretaciones. Veamos la cuarta dispensación de la salvación: o la dispensación de los patriarcas

En Génesis, caps. 12 al 50, vemos que: Dios se dirigió a un único hombre (Abraham) para hacerlo portador de la línea de promesas que apuntaban al Salvador (de esto leemos en Génesis 15:4; 17:16 al 19; y en Mateo 1:1y 2, y 17). La línea de bendición tenía que venir expresamente por parte de su mujer Sara:“Y dijo Abraham a Dios: Ojala Ismael viva delante de ti. Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él”. Más tarde, Dios se le apareció al hijo de Abraham, Isaac, y al hijo de Isaac, Jacob, de manera parecida, para confirmar la promesa de la tierra y la bendición para todas las naciones (Génesis 12:1 al 4 y 7; 26:3 y 4; 28:13; y 35:12).

Vamos a hablar de: La fe de los patriarcas Abraham recibió la promesa de la nueva tierra recién después de que abandonó su patria, siguiendo las instrucciones de Dios. Dios guía paso a paso y confirma la obediencia.“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré… Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán… Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido”(así leemos en Génesis 12:1, 4 y 7). Los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob reaccionaban ante las promesas de Dios con fe, construyéndole altares (lo que podemos ver en muchos pasajes, como Génesis 12:7 y 8; 13:4; 26:25; 33:20; y 35:7). Con esto, constituían también una referencia profética al futuro sacrificio de Jesús, en quien todas las promesas son el “sí y amén” de Dios (como menciona 2 Corintios 1:20).

También el –ordenado, pero no ejecutado- sacrificio de Isaac, el hijo de Abraham, en los montes de Moriah (que leemos en Génesis 22:2) es una alusión profética a la muerte de Jesús en la cruz en Gólgota, lo que también sucedió en Moriah. En Génesis 22:14 dice:“Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto”. Su fe le fue contada a Abraham por justicia y por eso se convirtió en amigo de Dios (como se constata en Génesis 15:6). Abraham, es el padre de los creyentes El título “hebreo” fue utilizado por primera vez en la Biblia para Abraham (en Génesis 14:13). Él fue llamado profeta e intercedía ante Dios por otros (como vemos en Génesis 20:7; y 18:16 al 33). Con Abraham, por primera vez le fue adjudicada la justificación por fe a un pecador.Por eso, es el padre de todos los creyentes.

El Nuevo Testamento menciona tres veces esta justificación (en Romanos 4:3; Gálatas 3:6; y Santiago 2:23).“Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios”. Abraham recibió una doble promesa como padre de todos los creyentes: – Su descendencia sería como el“polvo de la tierra”y“la arena que está a la orilla del mar”(Génesis 13:16; y 22:17). Esto es una alusión al pueblo terrenal de Abraham, el pueblo de Israel. Y: – Su descendencia será como“las estrellas del cielo”(Génesis 22:17). Esto es más un indicio del pueblo espiritual o celestial, de los creyentes del nuevo pacto, o de la iglesia. La Palabra de Dios dice que los judíos son los hijos de Abraham según la carne (en Juan 8:33 en adelante). Que Jesucristo es descendiente de Abraham (en Hebreos 2:17). Que nosotros, por el nuevo nacimiento, nos convertimos en “hermanos” de Jesús (en Romanos 8:15 al 17; y en Efesios 3:6). Que todos los creyentes también son hijos de Abraham (en Gálatas 3:6 al 9). Que Dios es el padre de Israel (en Isaías 64:7) y padre de todos los hijos de Dios (los creyentes, en Gálatas 4:6). De ahí que nosotros, la iglesia, estamos emparentados con Israel.

Veamos ahora: El pacto con los patriarcas El pacto de Dios con Abraham y sus descendientes es un pacto eterno, que no puede ser quebrantado por nada, ni siquiera por la ley. Gálatas 3:17 dice:

“Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa”.

La circuncisión fue ordenada por Dios. Justificaba la pertenencia a Su pueblo y es una señal del pacto con Abraham y sus descendientes, incluso antes que la ley fuese dada (como leemos en Génesis 17:9 y 10). La circuncisión tiene dos aspectos. Uno es que depende de la ley, es la “circuncisión de Moisés” (mencionada en Juan 7:22; y en Hechos 15:1). Éste fue anulado, porque Jesús es el cumplimiento de toda la ley:“Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor”(dice Gálatas 5:6). El otro aspecto de la circuncisión, que le fue dada a Abraham, confirma la pertenencia al pueblo judío y al pacto de Dios con Abraham. Éste no ha sido abrogado. Es la razón por la que también los judíos creyentes que ya no están bajo la ley, hacen circuncidar a sus hijos.

Pablo mandó a circuncidar a Timoteo, porque tenía una madre judía. Dios confirmó su pacto con Abraham frente a Isaac (en Génesis 26:1 al 6) y Jacob (en Génesis 28). De Jacob surgió Israel (Génesis 32:29; y 35:10). Y sus descendientes establecieron las doce tribus de Israel (Génesis 49). Y otra vez vemos: El fracaso de los patriarcas Pero estos hombres también caían cada tanto. Si Dios no los hubiera preservado, Abraham y sus descendientes se hubieran hundido miserablemente. Fue así que Abraham negó a su mujer (en Génesis 20:1 y 2). Isaac, más tarde, actuó de forma parecida (en Génesis 26:7). Abraham tuvo a Ismael con su sierva Agar (Génesis 16). Jacob engañó a su hermano y a su padre y tuvo que huir (Génesis 27).

Su hijo Judá tuvo relaciones con su nuera Tamar (Génesis 38). Las consecuencias fueron las crisis familiares, el silencio por parte de Dios, la pérdida de un tiempo muy valioso y el nacimiento de Ismael como enemigo de Isaac (Génesis 25:18). También de la mala actitud de Lot con sus hijas surgieron los Moabitas y Amonitas (Génesis 19:30 al 38). Pero, Dios muchas veces intervino a tiempo. Dios tomó situaciones que eran el resultado del pecado de los padres para hacer una buena obra. A Él nada le puede sorprender o irritar. El Señor tenía y tiene todo bajo control –para gloria de Su nombre y para enviar a Jesús al mundo. Y llegamos así a: La quinta dispensación de la historia de la salvación: o el tiempo de la ley

Como no tenemos mucho tiempo, vamos a hacer una introducción de esta quinta dispensación, de la cual continuaremos hablando en el próximo programa. La dispensación de la ley mosaica llegó hasta Pentecostés (desde el libro de Éxodo hasta el Evangelio de Juan). Recién en Hechos 2 vemos su culminación. Es por eso que también los evangelios pertenecen al tiempo de la ley. Sabiendo esto, es más fácil entender muchas cosas. El tiempo de Jesús fue una transición de la dispensación de la ley a la dispensación de la gracia. La verdad aún no estaba revelada completamente en los evangelios. En Juan 16:13 vemos que Jesús dijo, en este sentido: 

 “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”.

Luego, continúan las cartas de los apóstoles, inspiradas por el “Espíritu de Verdad”, para la iglesia. No obstante, todo en la Biblia es palabra inspirada por Dios y nos habla y nos exhorta (como dice en 1 Corintios 10:11). Pero muchas cosas sólo conciernen a Israel, algunas cosas sólo a las naciones y otras también a la iglesia. Por ejemplo, Jesús en la oración sacerdotal (de Juan 17) ora primeramente por sí mismo (versículos 1 al 5), luego por los apóstoles (versículos 9 al 19), y recién al final por la futura iglesia (versículos 20 al 26). ¿Acaso nos atreveríamos nosotros a orar: “Padre, glorifícame”?

Y es con esta pregunta que nos despedimos por hoy, hasta el próximo encuentro donde continuaremos hablando de esta quinta dispensación, la dispensación de la ley. ¡Hasta entonces!

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