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La Piedra Angular y la Gloria | Capítulo 2  
(3ª parte)

Autor: Greg Harris

En su primera carta, capítulo 2, versículo 7, Pedro escribe:“La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza delángulo”. Estas palabras son lasque Jesús había usado en una lección personal para Pedro, hacía más de treintaaños atrás – una lección que lo acompañó por el resto de su vida. Y es unalección que Jesús también quiere dar a todos los que Le siguen – y a todos losque se oponen a Él.


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PE1834 – Estudio Bíblico
La Piedra Angular y la Gloria | Capítulo 2 (3ª Parte)



 Amigos oyentes, hablábamos al final delprograma anterior de la cuarta vez que Pedro y Juan escuchaban el Salmo 118 enesa semana de la pascua, pero había un uso esencial más de él para que lalección de Jesús fuera completada.

Aunque la nación de Israel cantara elHallel Egipcio (el cual encontramos en los Salmos 113 al 118) en otras fiestasjudías prescritas, esos salmos se relacionaban especialmente con la pascua.Durante la comida de la pascua, las familias recitaban o cantaban el Hallel ensus hogares, en una manera muy semejante a la que había cantado el corolevítico antes, en el día del sacrificio de sus corderos. Antes de la comida dela pascua, los adoradores cantaban los Salmos 113 y 114. Después de la comida,cantaban los Salmos 115 al 118, todo esto de acuerdo con el orden antiguamenteprescrito. Este último salmo del Hallel, lo más seguro es que Jesús y Susdiscípulos lo hayan cantado en su “última cena”, antes de salir de lahabitación (como leemos en Mt. 26:30). De todos modos, este Salmo 118:22 al 29habría sido lo último comunicado verbalmente antes de comenzar el indeciblesufrimiento de Cristo:

La piedra que desecharon los edificadores
Ha venido a ser cabeza del ángulo.
De parte de Jehová es esto,
Y es cosa maravillosa a nuestros ojos.
Este es el día que hizo Jehová;
Nos gozaremos y alegraremos en él.
Oh Jehová, sálvanos ahora, te ruego;
Te ruego, oh Jehová, que nos hagas prosperar ahora.
Bendito el que viene en el nombre de Jehová;
Desde la casa de Jehová os bendecimos.
Jehová es Dios, y nos ha dado luz;
Atad víctimas con cuerdas a los cuernos del altar.
Mi Dios eres tú, y te alabaré;
Dios mío, te exaltaré.
Alabad a Jehová, porque él es bueno;
Porque para siempre es su misericordia

La lección enseñada por el Dios Encarnado –toda la semana, aun con anterioridad en ese día, y ahora en la pascua –resonaba en cientos de miles de hogares y reuniones diferentes dentro de laatestada Jerusalén. Cada servicio, individualmente, señalaba a Aquél que habíaremovido tanto la ciudad toda esa semana. Cada servicio llevaba el testimoniodivino del Hijo de Dios – y del sacrificio de Dios.

Jesús y los once cantaron el Salmo 118alrededor de la Mesa del Señor – y alrededor del propio Cordero Pascual deDios. Perdidos para siempre, excepto para aquellos que estaban presentes,quedan los gestos y las inflexiones de voz de las diversas palabras del Salmo118, que Jesús puede haber aplicado específicamente a Sí mismo. ¿Se habráseñalado Jesús a Sí mismo, con gestos o con la voz, cuando decía “piedra…piedra del ángulo… bendito el que viene en el nombre del Señor… El Señor esDios, y Él nos ha dado luz… atad el sacrificio festivo…? Quizás lo haya hecho.Sólo las palabras, especialmente en vista de sus repeticiones durante lasemana, puede que hayan hablado más fuertemente de lo que lo habría hechocualquier énfasis que pudiera haberlas acompañado.

¿Se habrán mirado Pedro y Juan uno al otro,mientras luchaban por acompañar el canto de ese salmo? ¿Podrán ellos haberlohecho sin llorar, a medida que ambos se daban cuenta, quizás más que los otros,qué era lo próximo que iba a suceder, habiendo presenciado un anuncio muygráfico, sólo unas horas antes, en el templo de Dios? ¿Habrá vuelto Jesús unpoco la cara hacia ellos, examinándolos con los santos ojos de Dios,escudriñando su alma para ver si ellos comprendían, aunque fuera con laslimitaciones de un niño, lo que Él les había estado enseñando paso a paso?

Jesús y los discípulos cantaron el Salmo118 – y salieron de la habitación hacia el Getsemaní.

 A través de la ciudad, y a menos de unamilla de donde Jesús hizo Su promesa: “No beberé más de este fruto de la vid,hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre”(como leemos en Mt. 26:29), miles y miles de personas de la clase religiosa deIsrael celebraban la misma comida de la Pascua, siguiendo exactamente el mismoprocedimiento pascual que Jesús y Sus discípulos habían seguido. No importandosi eran de alto rango o de estatus bajo, todos colectivamente, o cada unoindividualmente, recitaba el Salmo 118; ni un solo miembro estaba eximido. Lasautoridades religiosas que celebraban la pascua en esa noche, repetían lo quehabían escuchado y lo que ellos mismos habían dicho previamente. En diversosgrados, algunos estarían involucrados en el juicio y en la muerte sacrificialdel Cordero. Cada uno ofrecería su opinión – si es que la tenían – acerca del significadodel salmo, especialmente en cuando a las múltiples referencias a Jesús que yahabían sido hechas esa semana.

Multitudes de judíos en Jerusaléncelebraban la pascua esa noche, cada uno recitando el Salmo 118 – varios, sinduda, eran parte de la multitud que había gritado “¡Hosanna!” unos días antes,cuando Jesús había entrado en Jerusalén. Algunos habían gritado “Hosanna” esemismo día, cuando estaban sacrificando sus corderos pascuales, del mismo modoque lo habían hecho Pedro y Juan. Los versículos repetidos en conexión con loseventos de la pasada semana, hicieron que, prácticamente en cada hogar, sehablara fervientemente del significado de esos versículos, especialmente enrelación con la identidad y misión de Jesús. La persona de Jesús había removidotremendamente el debate que habían mantenido por años, y éste alcanzó su zenitdurante este día de pascua. Los eventos organizados con precisión y lasmúltiples citas del Salmo 118, sólo atizaron el ya muy acalorado debate conrespecto a Jesús. Ningún otro tema llegaría ni remotamente tan cerca de lamente y de los labios de los participantes pascuales, que el de Aquél que habíavenido en el nombre del Señor.

Dios dio testimonio en Su palabra escritade Su palabra encarnada. Él también dio testimonio a la colectividad en lospropios labios de Israel – a los discípulos entristecidos, a los enemigoshostiles, a las masas confusas. Todos – aun los que lo rechazaban másdescaradamente – daban testimonio de la Piedra de Israel, del Hijo de Dios, puestoallí por Dios mismo. La nación entera despertó la próxima mañana, para ver a suCordero sacrificial siendo sacrificado delante de sus propios ojos. Su Piedrahabía sido rechazada por los constructores, todo en detallado cumplimiento delSalmo 118:22 al 26, de la sagrada Palabra de Dios:

La piedra que desecharon los edificadores
Ha venido a ser cabeza del ángulo.
De parte de Jehová es esto,
Y es cosa maravillosa a nuestros ojos.
Este es el día que hizo Jehová;
Nos gozaremos y alegraremos en él.
Oh Jehová, sálvanos ahora, te ruego;
Te ruego, oh Jehová, que nos hagas prosperar ahora.
Bendito el que viene en el nombre de Jehová.

 

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