La piedra angular y la gloria” (Cap.2 | 2ª Parte)

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La Piedra Angular y la Gloria | Capítulo 2  
(2ª parte)

Autor: Greg Harris

En su primeracarta, capítulo 2, versículo 7, Pedro escribe: “La piedra que desecharon losedificadores ha venido a ser cabeza del ángulo”. Estas palabras son las que Jesús había usado en una lección personalpara Pedro, hacía más de treinta años atrás – una lección que lo acompañó porel resto de su vida. Y es una lección que Jesús también quiere dar a todos losque Le siguen – y a todos los que se oponen a Él.


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PE1833 – Estudio Bíblico
La Piedra Angular y la Gloria | Capítulo 2 (2ª Parte)



¡Qué gusto saludarlos, amigos! En elprograma anterior habíamos hablado de la tercera vez, en el correr de tresdías, en que una parte del Salmo 118 había sido citada públicamente. Pero,dijimos que era aún más importante que ésta era la tercera vez que Pedro y Juanescuchaban este salmo mesiánico durante la semana de la pasión, mientras que eldrama se desplegaba delante de sus propios ojos.

Aunque ésa no sería la última vez que elSalmo 118 se cumpliría durante la semana de la pascua. Un segmento más importante,la cuarta parte de la lección de Jesús, estaba a punto de comenzar.

Lucas 22:8 hace constar que Jesússeleccionó a Pedro y a Juan para preparar la Pascua, que Él y los discípuloscolectivamente observarían más tarde aquella noche. En vista de la prueba y elsufrimiento de Jesús que se acercaban – quedaban aproximadamente veinticuatrohoras de Su vida encarnada – enviar a dos de los discípulos más prominentes apreparar la comida de la Pascua, aparenta, a primera vista, ser una decisiónpoco sabia. Quizás debía dejar que otros dos sirvientes cumplieran con esatarea, o por lo menos que dos de los discípulos “de menor importancia”prepararan la fiesta. Quedaba muy poco tiempo, y Jesús tenía muchísimo más queenseñar a Sus discípulos (como vemos en Jn. 16:12) – especialmente a esos dosimportantes miembros de Su círculo interno. ¿No tenía el Señor lecciones másimportantes que enseñarles que la actividad física de preparar la pascua? Laverdad es que Jesús les estaba enseñando – tanto en ese momento, como enpreparación para el futuro.

Llevar el cordero al templo para sersacrificado era el elemento más crítico en la preparación de la pascua. Muchosmiles de participantes, representando a sus familias y asociados, entrarían consus corderos al área del templo en la tarde prescrita, justo antes de la comidade la pascua. Pero, uno no podía llegar al templo y sacrificar al corderocuando uno quería; todo debía ser hecho en el orden apropiado – y con elacompañamiento lleno de adoración apropiado. El mero número de corderos depascua a ser sacrificados, requería la formación de tres grupos diferentes, queentrarían en el área designada cuando fueran llamados por los sacerdotes ylevitas.

A medida que las multitudes se reunían parael sacrificio de los corderos, el masivo coro levítico cantaba el Hallel, queconsistía en los Salmos 113 al 118. Eventualmente estos salmos llegaron a serllamados “El Hallel Egipcio”, a causa de su uso durante las preparaciones de lapascua. Cada uno de esos salmos recordaba a los participantes la bondad, lagracia y la provisión de Dios para Israel. La congregación participaba en laliturgia, repitiendo la primera línea de cada salmo después de que los levitasla cantaban. Ellos también salmodiaban “Hallelu Ya”(¡aleluya – Gloriaa Dios!)al final de cada línea.

Existía un procedimiento muy solemne queocurría durante el sacrificio mismo del cordero. Los participantes – no lossacerdotes – mataban a su propio cordero a la señal de las trompetas de plata.Los sacerdotes asistentes se paraban cerca, en dos filas, esperando conrecipientes para recolectar la sangre de los sacrificios. Cada recipiente erapasado de uno en uno, a través de la línea, hasta que la sangre, finalmente,era derramada en la base del altar.

Cuando el coro levítico llegaba al Salmo118, la congregación entera repetía después de ellos los versículos 25 y 26:Oh Jehová, sálvanosahora, te ruego;Te ruego, oh Jehová, que nos hagas prosperar ahora.Bendito el que viene en el nombre de Jehová;Mucha de esta gente que reciénhabía sacrificado sus corderos, también había gritado y cantado esos mismosversículos durante la entrada de Jesús en Jerusalén, unos días antes en esamisma semana. Esas eran las palabrasexactasque Jesús habíadicho que la totalidad de Israel diría la próxima vez que Lo vieran. Quizásalgunos mirarían alrededor, hasta los límites del templo, para ver si Jesúshacía otra dramática entrada en ese mismo momento, u observando para ver sialgún evento profético acompañaría ese recitado del Salmo 118. En vez de eso,todo lo que veían eran sus corderos de sacrificio delante de ellos – sin manchani defecto – cuya sangre era derramada en el altar delante del Señor. Elsignificado de este triple uso del Salmo 118, sin lugar a dudas causaría muchaconversación y debate de la multitud, a medida que los participantesabandonaban el área del templo para preparar los elementos finales necesariospara la observancia de la pascua, a solamente unas pocas horas de su inicio.

Pedro y Juan también escucharon – y estavez cantaron – el Salmo 118, mientras estaban en el patio del templosacrificando su propio cordero de pascua. Los dos discípulos pueden habercomprendido algo de lo que Jesús trataba de enseñarles. A esta altura, sin embargo,ellos luchaban por reprimir sus crecientes temores de que el verdadero Corderode Dios estaba por ser llevado al sacrificio en una manera similar. ¿Seráposible que alguno de ellos – o ambos – haya captado la lección que Jesúsintentaba enseñarles, al enviar a estos dos aprendices a preparar la pascua?¿Se mirarían, quizás, silenciosamente, preguntándose si el otro tambiéncomprendía el uso repetido y el significado del Salmo 118? ¿Habrán Pedro y Juanhablado de eso en su camino de regreso al lugar donde sería consumida la comidade la pascua, así como muchas veces habían hablado entre ellos del significadode las palabras de Jesús? ¿O habrán caminado en silencio durante el regreso,cada uno a solas con sus expectativas llenas de temor de lo que la nochetraería? Tanto Pedro como Juan habían escuchado repetidas veces a Jesúsprofetizando Su pendiente ejecución. Los límites de su amor – acompañado por sufalta de comprensión (como leemos en Lc. 9:44 y 45), especialmente por parte dePedro – les ofrecían la falsa esperanza de que, de alguna manera, Jesús noestuviera por morir ni esta noche ni mañana. Para ellos, un cordero sacrificadoese día para Dios era suficiente; seguramente Dios no pediría la vida del Otro.

Ésta era la cuarta vez que Pedro y Juan escuchabanel Salmo 118 en esa semana, pero había un uso esencial más para que la lecciónde Jesús fuera completada.

Aunque la nación de Israel cantara elHallel Egipcio en otras fiestas judías prescritas, esos salmos se relacionabanespecialmente con la pascua. Durante la comida de la pascua, las familiasrecitaban o cantaban el Hallel en sus hogares, en una manera muy semejante a laque había cantado el coro levítico antes, en el día del sacrificio de suscorderos. Antes de la comida de la pascua, los adoradores cantaban los Salmos113 y 114. Después de la comida, cantaban los Salmos 115 al 118, todo esto deacuerdo con el orden antiguamente prescrito. Este último salmo del Hallel, lomás seguro es que Jesús y Sus discípulos lo hayan cantado en su “última cena”,antes de salir de la habitación (lo que leemos en Mt. 26:30). De todos modos,el Salmo 118:22 al 29 habría sido lo último comunicado verbalmente, antes decomenzar el indecible sufrimiento de Cristo.

 

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