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Titulo: “LaPascua del Señor”.

Autor: FrediWinkler 
Nº: PE920

 

Las siete fiestas santas del Señor. Por un lado, fueron fiestas en conmemoración de las grandes obras que Dios había hecho entre los israelitas, para que éstas no fueran olvidadas.

Por otro lado, y en parte, eran fiestas que tenían que ver con la agricultura, de manera que eran fiestas de acción de gracias.

Pero,además, tienen un significado profético y simbólico de la futura redención divina. A continuación veremos cómo la primera de las fiestas, la pascua, se cumplió totalmente en Jesucristo.

 


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“La Pascua del Señor”

 

Estimado amigo, Dios ordena en Levítico 23, a través de Moisés, siete fiestas denominadas las fiestas santas del Señor (Jahwes). Por un lado, fueron fiestas en conmemoración de las grandes obras que Dios había hecho entre los israelitas, para que éstas no fueran olvidadas. Por otro lado, y en parte – como ya lo hemos escuchado en la introducción – eran fiestas que tenían que ver con la agricultura, de manera que eran fiestas de acción de gracias. Pero, además, tienen un significado profético y simbólico de la futura redención divina. A continuación veremos cómo la primera de las fiestas, la pascua, se cumplió totalmente en Jesucristo.

El calendario bíblico comienza con el mes de la primavera (Aviv). La pascua se celebra en la nochecita del día 14 de ese primer mes, y en la misma es sacrificado el cordero. En Éxodo 12, Dios le dio a Moisés detalladas indicaciones de cómo tenía que hacerse todo, esa noche en la cual Jehová habría de pasar por Egipto.

Anteriormente, Moisés había ordenado que cada familia israelita apartara, el día 10 del primer mes, un cordero macho de un año, sin defecto, ya fuera de oveja o de cabra (Éxodo 12:3-6). Esta disposición, aparentemente secundaria, encontró un cumplimiento maravilloso, sorprendente y significativo en Jesús, el cual llegó a ser el Cordero de Dios llevando sobre sí los pecados del mundo: Tras haberse ocultado por un tiempo para escapar de la persecución por parte de las autoridades, Jesús llegó a Jerusalén antes de la pascua, dispuesto a sufrir y a morir. Seis días antes de la pascua llegó a Betania, en Jerusalén (Juan 12:1), y entre el júbilo de los discípulos y del pueblo, entró públicamente, el primer día de la semana (domingo de ramos), a la ciudad y al templo. Él sabía para qué había llegado allí, y en distintas oportunidades había hablado de esto a sus discípulos, pero ellos no podían comprender. A mi entender éste era el décimo día del primer mes, en el cual el cordero de la pascua debía ser apartado. Jesús también se apartó para estar solo y prepararse para su último camino de sufrimiento y muerte, tal como se separaba en Egipto al cordero cuatro días antes (Éxodo 12:6). Este hecho también confirma mi suposición de que Jesús fue crucificado un jueves, y no un viernes. Pues si el domingo fue el día 10, el 14 fue un jueves. Pero, entrar a investigar este tema iría más allá del marco de este artículo.

Quiero mencionar otro aspecto de la vida y de las obras de Jesús, que hacen alusión a los cuatro días entre su separación y la muerte: Según el evangelio de Juan, el ministerio público de Jesús duró aproximadamente tres años y medio, desde la detención de Juan el Bautista hasta la crucifixión (se mencionan tres celebraciones de la pascua y se insinúa una cuarta). El acontecimiento en el Jordán, cuando Juan le dice a Jesús:“He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo''(Juan 1:29), tiene que haber sucedido algún tiempo antes. Da la impresión de que hubiesen pasado cuatro años entre este suceso y la muerte, lo cual sería el cumplimiento totalmente pertinente de los cuatro días de separación del cordero de la pascua (Éxodo 12:5).

La condición sin mancha del cordero también hace referencia a la inmaculada vida de Jesús, que podía decir de sí mismo:“¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?”(Juan 8:46).

Enfoquémonos ahora en la pascua propiamente dicha: 

En tantos artículos que fueron escritos acerca del transcurso de la semana santa, aparecen desavenencias en cuanto al día de la muerte de Jesús. ¿Realmente fue el día de la pascua, es decir el 14 del mes? Yo entiendo que sobre esto no puede haber dudas. La porción bíblica más clara en este aspecto es Juan 19:14:“Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro Rey!”(a las 6 de la mañana según la hora romana). Entonces, pues, fue en este día en que ocurrió todo, a pesar de que las autoridades de la nación querían impedir precisamente eso (Mateo 26:4-5). El apuro con el cual se llevó a cabo el procesamiento y la sentencia, muestra cómo se quiso terminar cuanto antes con el asunto por la inminente fiesta. Tras una larga noche para las autoridades, la cuestión estuvo resuelta a las nueve de la mañana. Jesús estuvo clavado en la cruz seis horas, desde las nueve de la mañana hasta las tres de la tarde, momento en el cual murió. La tradición judía dice que a las tres de la tarde comenzaba el sacrificio de los corderos de la pascua, sacrificio que sólo se podía llevar a cabo en el templo, porque la sangre debía ser puesta sobre el altar (Deuteronomio 16:5-7). Y como había miles de animales para sacrificar, debía comenzar a las tres de la tarde. La precisión del cumplimiento en Jesucristo es tan sorprendente, que pareciera que Dios le quisiera mostrar una vez más a Su pueblo Israel:“He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.”

Las señales fueron visibles para todos. Hubo tinieblas por tres horas sobre toda la tierra, desde las 12 del mediodía hasta las 3 de la tarde y entonces, cuando Jesús murió, la tierra tembló, las rocas se partieron y el velo del templo se rasgó (Mateo 27:45.51), justo a la hora en la cual en el templo se comenzaban los sacrificios de los corderos de la pascua.

Lo principal en el cordero de la pascua era la sangre, la cual se debía poner en los postes y en los dinteles. Para el Señor esa sangre era la señal:“Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto”(Éxodo 12:13). El nombre de la fiesta proviene de la palabra “pasar por alto”, en hebreo “pasach”. Para los israelitas la señal de la sangre se tornó en salvación, y de la misma manera la sangre de Jesús se tornó para nosotros, quienes creemos en él, una señal de salvación. Su sangre dice: Aquí ya hubo juicio. El castigo está sobre Él, para que nosotros tengamos paz.

Permítame, estimado amigo, preguntarle a usted, personalmente: ¿tiene esta paz en su vida, ha aceptado este sacrificio de Jesucristo para usted personalmente, le ha pedido que El limpie su corazón de todo pecado?

En Éxodo 12:22 dice algo sumamente importante que poco se toma en cuenta:“ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana.”Los israelitas estaban a salvo sólo tras los dos postes pintados, así también nosotros lo estamos sólo si permanecemos en Jesús. Por eso, antes de la crucifixión, en Juan 15, tanto enfatizó Jesús de que permaneciéramos en él. Permanecer en él incluye, sobre todo, obedecer sus mandamientos. De manera que los israelitas tuvieron que creer y hacer lo que Moisés les indicaba para ser redimidos de la condenación.

En Éxodo 12:11 se habla en el mismo contexto:“Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová.”También nosotros como creyentes en el Señor Jesucristo deberíamos tener una postura adecuada, tal como dice en Hebreos 13:14:“porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir”.Debemos ser peregrinos, armados con la armadura espiritual que Pablo detalla en Efesios 6:13-17 ceñidos con la verdad, calzados los pies con la paz y en la mano la espada del Espíritu, la cual es la Palabra de Dios.

Pero aún se mencionan algunos detalles más que tienen un significado simbólico, tal el caso de Éxodo 12:8, donde dice que el cordero había de ser comido con“hierbas amargas“. Esto alude al amargo sufrimiento de Jesús por nosotros. En Éxodo 12:46 dice que ningún hueso del cordero de la pascua podía ser quebrado, y así menciona Juan 19:33-36 la realidad de que a Jesús no se le quebró ninguna pierna, contrariamente a los otros dos crucificados. De manera que podemos decir con Pablo:“Porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros”(1 Corintios 5:7).

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