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Autor: Norbert Lieth

 ¿Cuáles de las vírgenes son “prudentes” y cuáles  “insensatas”?  Descubra la respuesta escuchando este programa.


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Estimado amigo,¿Cuáles de las vírgenes son «prudentes» y cuáles «insensatas»?
Las vírgenes prudentes son las que en el tiempo de la Gran Tribulación se dejan renovar completamente por el Espíritu Santo.

Siguen al Señor en completa obediencia, se dejan guiar por la Palabra de Verdad y no se manchan. Una imagen de esto son los 144.000 judíos sellados, de los cuales está escrito: «Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios» (Apocalipsis 14:4-5). En el Comentario del Nuevo Testamento  de William MacDonald, dice: «Son descritos como «vírgenes», como aquellos que «no se contaminaron con mujeres». Ellos se mantuvieron alejados de la tremenda idolatría e inmoralidad de la época, y siguieron al Cordero en absoluta obediencia y entrega. Pentecost dice: «Serán las primicias para Dios y el Cordero, es decir que son la primera cosecha del tiempo de tribulación, que entrará al reino milenial para poblar entonces la tierra.» Ellos no aceptaron las mentiras del Anticristo, no aceptaron adorar a un hombre. Fueron «sin mancha», en lo que a su testimonio para Cristo respecta.»

Las vírgenes insensatas, querido amigo,  también esperan al esposo, pero no se dejaron renovar. Por el contrario, se dejaron engañar por la mentira. ¿Cómo reconocemos eso? Debido a su evidente relación con los vendedores: «Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta» (Mateo 25:8-10). La ida hacia el puesto de los vendedores pasó a ser la perdición para las insensatas. No se menciona que hayan vuelto con más aceite o con más luz.

Ahora bien: ¿Quiénes son «los que venden»?

El libro de Zacarías culmina con la singular frase: «… no habrá más mercaderes abusivos en el templo de Señor de los ejércitos» (Zacarías 14:21, La Biblia al Día).

En los tiempos bíblicos, los mercaderes tenían fama de ser astutos, sacar ventaja y engañar. Dios dijo, a través del profeta Oseas: «… mi pueblo es como los comerciantes astutos empleando balanzas deshonestas para sus ventas, le gusta defraudar» (Oseas 12:7, La Biblia al Día). Y el evangelista Mateo relata: «Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas» (Mateo 21:12). Con esto, vemos lo cerca que puede estar el engaño del santuario.

Querido amigo, en los tiempos finales aparecerán muchos embusteros en Israel y a muchos engañarán: «… se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos» (Mateo 24:24). «Comerciarán», por así decirlo, con el nombre y la persona de Jesucristo. Por eso, el Señor advierte: «Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis» (versículo 26).

Puedo imaginarme que las vírgenes insensatas son una imagen de los muchos que en los tiempos finales, en Israel, caerán en los lazos de estos embusteros. Estos ciertamente hablarán de Cristo (versículo 23), pero no le darán el crédito que merece, sino que con palabras devotas los engañarán para su propio provecho y nunca los guiarán hacia el nuevo nacimiento.

Las vírgenes insensatas tienen la Palabra inspirada por el Espíritu Santo (2 Corintios 4:4; Salmo 119:105), pero no nacieron de nuevo a través del mismo. Tenían lámparas, pero no tenían aceite en sus vasijas. Para la verdadera redención, hace falta algo más que una simple profesión de fe: Se requiere una renovación real por medio del Espíritu Santo.

Ahora bien estimado amigo, en Mateo 25:10-12 leemos: «… y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.» Con buenas obras uno no puede ganarse el «aceite del Espíritu», solamente se adquiere a través de Jesucristo. No todos los del pueblo judío podrán ingresar a la bendición del reino mesiánico, muchos serán excluidos. Mateo 22:11-13 hace alusión al respecto: «Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.» También en Ezequiel 20:37-38 se habla acerca de una separación del pueblo de Israel: «Os haré pasar bajo la vara, y os haré entrar en los vínculos del pacto; y apartaré de entre vosotros a los rebeldes, y a los que se rebelaron contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los sacaré»(Mateo 24:31), mas a la tierra de Israel no entrarán; y sabréis que yo soy Jehová.»

Los falsos profetas, falsos Cristos, y engañadores, o bien vendedores, mencionados en Mateo 24:5.11.24-26, serán excluidos. Ciertamente hablan de Cristo, pero no son de los suyos. También es cierto que dicen: «Señor, Señor», hacen señales y prodigios, pero él les dirá que no los conoce (vea Mateo 7:15-23). Lo mismo se dice con respecto a las cinco vírgenes insensatas, ellas reciben por respuesta un «… no os conozco» (Mateo 25:12). Dios juzgará a los falsos profetas: «Estará mi mano contra los profetas que ven vanidad y adivinan mentira; no estarán en la congregación de mi pueblo, ni serán inscritos en el libro de la casa de Israel, ni a la tierra de Israel volverán; y sabréis que yo soy Jehová el Señor» (Ezequiel 13:9). El Señor tendrá que decirles: «… no os conozco».

A simple vista parecería no haber diferencia, pero el Señor hará separación entre oveja y oveja: dice la  palabra de Dios: «Yo salvaré a mis ovejas, y nunca más serán para rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja. Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor» (Ezequiel 34:22-23). Terminamos aquí por hoy, querido amigo, de mi parte les digo ¡hasta el próximo programa!

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