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Autor:  Marcel Malgo

El Señor viene pronto. ¿Qué tenemos por delante?” Para encontrar respuesta a estas preguntas que muchas veces nos atemorizan, nos ayudará considerar algunos acontecimientos de la vida de los discípulos de Jesús, para ver qué nos dicen a nosotros en nuestros días. Aprendamos de ellos a confiar plenamente, y en cada circunstancia, en nuestro maravilloso Señor


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Estimado amigo, para comenzar el estudio de hoy quiero leer en Juan 6:16-18. Dice así:„Al anochecer, descendieron sus discípulos al mar, y entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaum. Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos. Y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba.”Ya venía la noche cuando los discípulos entraron en una barca, e iban cruzando el lago de Genezaret hacia Capernaum. ¿No es una imagen profética de nuestro tiempo, de la última hora, en la cual ya surgieron muchos anticristos?¿No son justamente la oscuridad y la inseguridad espirituales las características de nuestro tiempo que han sido causa de temor y angustia para muchas personas, llevándolas incluso al suicidio?

Capernaum – ¿un pueblo de pescadores común y corriente?

¿Qué había de extraordinario en Capernaum, cuyo nombre significa literalmente: „pueblo de Nahum”? Aunque era un pueblo de pescadores totalmente común, tenía algo muy especial. Leemos en Marcos 2:1:„Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa.”En Capernaum.estaba el hogar de Jesús durante Su vida terrenal, o como lo dice Mateo 9:1,„su ciudad”. Por eso también dice en Mateo 4:13:„…y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima…”

A pesar de que los discípulos remaban en un bote en la noche oscura y su inseguridad aumentó cuando, de repente, las aguas del mar de Galilea fueron embravecidas por un viento fuerte, se encontraban camino a la ciudad y a la casa de Jesús: Capernaum. ¡Qué llena de esperanza y de gloria era la meta que tenían por delante!

Y exactamente lo mismo pasa con nosotros: La oscuridad y la inseguridad son las características de nuestra época, la cual está llena de influencia demoníaca y, por lo tanto, de confusiones. La maldad ha aumentado enormemente en el mundo. A pesar de eso, la Iglesia de Jesús y todos los que pertenecen a ella, se encuentran en camino hacia la eterna casa paterna, la Jerusalén celestial.

Aunque a veces casi te parezca algo demasiado difícil, en esta vida también tú, si eres un hijo de Dios, te encuentras camino a tu patria celestial. Es necesario entrar por la puerta angosta y caminar por el camino angosto, pues solamente éste nos lleva a Jesús, Quien es la vida (Mt. 7:14).En el camino espaciosohay lugar para muchas cosas, y mucho se tolera aunque sea completamente opuesto a la Palabra de Dios. Pero ese camino no lleva a Jesús ni a la casa paterna, sino a un lugar totalmente distinto:„…ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella”(Mt. 7:13).

En elcamino angostosolamente hay espacio para dos personas, para Jesús y para ti. Allí hay que luchar la buena batalla de la fe, porque en ese camino posiblemente tendremos que hacer frente a muchas pruebas y aflicciones. Pero sabemos que Jesús el Vencedor está con nosotros, y que proclamando Su victoria y fijando nuestros ojos una y otra vez en la meta, „Capernaum”, la ciudad celestial, nuestra patria, pronto todo miedo y aflicción serán superados.

¡Qué conmovedoras son las palabras de Jesús con respecto a la patria de los creyentes, la „Capernaum” celestial, el hogar eterno:„No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”(Jn. 14:1-3). También aquí vemos manifestado ese amor cuidador y protector del Salvador que vimos también en Juan 16:33, donde Jesús dijo:„En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”

La victoria de Jesús, no solamente significa que podemos decir con toda razón: „El me ayuda a seguir adelante en las pruebas”, sino también que cada cristiano renacido puede saber: Estas pruebas me llevan camino a Su Ciudad, la patria eterna, donde Jesucristo, el Arquitecto celestial, está construyendo moradas para nosotros. ¡Qué maravillosa gracia, qué maravillosa esperanza!

El engaño en esta última hora: la auto – suficiencia

En Juan 6:16-17 vemos proféticamente, en la imagen de los discípulos en la oscuridad del agitado mar de Galilea, a la Iglesia de Jesús en el último tramo de su camino. Pero ¿qué había acontecido inmediatamente antes de esto? La alimentación de los cinco mil, donde los discípulos se encontraban aún en medio de miles de personas (Juan 6:1-15). Luego de repente fueron sacados de esta atmósfera apacible, para salir solos al mar en un bote, en medio de la oscura noche.

También esto me hace recordar la situación de la Iglesia de Jesús en el último tramo de su camino, en el cual el Señor comienza a preparar a los creyentes para Su pronta venida.

¿Cómo se lleva a cabo esta preparación? El Señor Jesús saca a algunos creyentes individuales de entre la gran masa cristiana y comienza a trabajar en ellos de una manera muy personal.¿Por qué lo hace? Porque hoy en día el espíritu de Laodicea está obrando en la Iglesia de Jesús. Vivimos en el tiempo caracterizado por la iglesia de Laodicea, y por lo tanto, en la última hora. En la primera carta a Timoteo, Pablo escribe:„Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”(1 Ti. 4:1).

¿En qué consiste el engaño de la última hora? En la época de Laodicea era la auto-suficiencia: „Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad…”(Ap. 3:17). Y hoy no son pocas las iglesias que se jactan diciendo: „Nos va muy bien. Miren cuánta gente viene a nuestras reuniones. Tenemos todo bajo control. Sabemos cómo hacer las cosas.” ¿De dónde viene un criterio tan superficial? Creo que es por el poder sugestivo de las masas. ¿A qué me refiero?

Muchos cristianos corren el gran peligro de dejarse dominar por el espíritu gregario. En otras palabras: Solamente se sienten bien entre la multitud. Pero esa nunca fue la intención de Dios.Él más bien quiere tener una relación personal con cada uno de Sus hijos. Pero como solamente muy pocos creyentes logran encontrar la calma interior, manteniendo una íntima comunión con el Padre y el Hijo por medio de la lectura de la Biblia y la oración, se ha desarrollado este fatal espíritu gregario.Hay cristianos que solamente se sienten bien cuando están en medio de cientos o incluso de miles de hermanos, y sienten su „cálida” comunión. Sin embargo, ¡la vida verdadera y el calor verdadero, solamente se encuentran en Jesucristo!

Muchos creyentes corren de una reunión o conferencia cristiana a la otra. Y muchos de ellos se jactan de nunca haber perdido ninguno de esos encuentros. No tengo nada contra las reuniones donde muchos escuchan la Palabra de Dios; oro y me alegro por eso. Pero en medio de miles de cristianos y bajo la impresión de los sentimientos de unión fraternal, el cristiano individual muchas veces no es conciente de que retrocede en su vida espiritual. Ya no puede distinguir el grado de su propia vida espiritual. Bajo el efecto de la multitud y de las masas, piensa que todo está en orden con él. Y justamente éste es el problema hoy en día:Creen que lo tienen todo, pero en realidad ya no queda nada, como en aquel entonces en Laodicea.

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