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Autor: Reinhold Federolf

Muchos denominan a Apocalipsis 12 como el capítulo más simbólico, del libro más simbólico, del Nuevo Testamento. Por esta razón, no es fácil, clasificar y comprender correctamente sus 17 versículos. La tendencia corriente es que apliquemos el texto a nosotros mismos como iglesia. Pero, notaremos que la interpretación meramente simbólica, que sólo se concentra en la iglesia, no solamente está equivocada, sino que oculta muchas informaciones importantes.

 


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PE2158 – Estudio Bíblico
La Huida (1ª parte) 



¡Qué gusto estar nuevamente con ustedes, estimados amigos! Muchos denominan a Apocalipsis 12 como el capítulo más simbólico, del libro más simbólico, del Nuevo Testamento. Por esta razón, no es fácil, clasificar y comprender correctamente los 17 versículos del capítulo. La tendencia corriente es que apliquemos el texto a nosotros mismos como iglesia. Pero, notaremos que la interpretación meramente simbólica, que sólo se concentra en la iglesia, no solamente está equivocada, sino que oculta muchas informaciones importantes.

Las preguntas que se le imponen a todo lector interesado, son fáciles de recoger en una lista: ¿Quién es la mujer? ¿Por qué huye? ¿De quién huye? ¿A dónde huye? ¿Cuándo exactamente huye? ¿Qué significan las indicaciones de tiempo? Y, ¿Qué sucede después?

Los primeros versículos nos presentan a la mujer en dolores de parto. Su hijo, quien es arrebatado al cielo, puede ser reconocido con relativa facilidad como nuestro Señor Jesucristo. Él es quien pastoreará (o regirá) a todas las naciones. Esta mujer, lógicamente, no puede representar a la iglesia, ¡ya que la iglesia salió del Hijo, y no el Hijo de la iglesia! De modo que la mujer sólo puede personificar a María, o al pueblo de Israel. Como el dragón (Satanás) es descrito en su estado apocalíptico y anticristiano (v. 3; y en el cap. 13:1 en conexión con el soberano del mundo), y es mencionado como engañador del mundo entero, el simbolismo va mucho más allá de María, describiendo al pueblo entero del cual surgiera el Mesías, pueblo en gran tribulación: Israel.

La mujer, o sea Israel, en el fin del tiempo huirá de Satanás. ¿Dónde podemos hallar más informaciones sobre esto? ¿En los discursos apocalípticos de Jesucristo? Al comparar los tres capítulos relevantes (Mt. 24; Mc. 13; Lc. 21), notamos que Lucas es el único en insertar la destrucción de Jerusalén, en el año 70 d.C. (Lc. 21:12 al 24). De modo que esto, claramente, debe ser separado del resto de los discursos apocalípticos. En Lucas 21:12, Jesús mismo da orientación con las palabras: “Pero antes de todas estas cosas…”, mostrando así que aún viene algo antes del fin del tiempo, es decir la destrucción de Jerusalén. Después de ordenar la huida de Jerusalén, el Señor profetiza la dispersión mundial de los judíos “hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan”. Luego, habla de la gran tribulación y de las señales cósmicas que la acompañarán; y la conclusión es la venida del Hijo del hombre.

En el evangelio de Mateo, cap. 24, vs. 15 y 16, leemos: “Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel – el que lee, entienda – entonces los que estén en Judea, huyan a los montes”. Las siguientes instrucciones, de los vs. 17 al 21, ya han confundido a muchos cristianos: “El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. Mas ¡ay de las que estén encinta, y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”. Nuestro Señor mismo enfatiza: “¡El que lee, entienda!” De modo que es posible comprender y clasificar correctamente estas muchas informaciones.

Pablo menciona en 1 Ts. 5:1: “Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, que yo os escriba”.

Mateo 24:15 describe un momento histórico-profético de la historia de la salvación, un marcador de tiempo, un evento que introduce la gran tribulación y que cambia todo.

Daniel, como profeta, tuvo el privilegio de ver, desde Babilonia, los diversos reinos mundiales futuros, que al final serían destruidos y reemplazados por el gran Rey de los cielos en Su segunda venida. Daniel le predicó como judío a los judíos, y el libro de Daniel era leído por judíos. Para él, la iglesia de Jesús era un misterio, algo aún escondido. Cuando él escribió de la “abominación de la desolación del lugar santo”, se refería al templo en Jerusalén. Abominación significa monstruo, diablo, ídolo, representación de un ídolo, algo que es idolatrado. Informaciones al respecto encontramos en Apocalipsis 13:13 al 17. Y Pablo, en 2 Ts. 2:3 y 4, dice sobre esto: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios”.

Esto aparenta ser la continuación lógica, la secuencia prevista por Dios: cuando Él es negado, cuando Él es desechado, y cuando los judíos y los cristianos son ridiculizados y discriminados, entonces viene el día en que un “superhombre” es puesto en el trono de Dios. En cuanto a esto, los versículos 18 al 32 de Romanos 1 suenan casi proféticos, ya que en los mismos tres veces (vs. 24, 25, y 28) se señala, que el comportamiento impío de los seres humanos tiene sus consecuencias. El afán y fanatismo misionero que presentan los propagandistas del movimiento homosexual, sin lugar a dudas sirve como luz roja de advertencia para anunciar que el tiempo de los gentiles, también de las naciones “cristianas”, o anteriormente cristianas, se está terminando.

Una imagen apocalíptica, la “imagen de santo del anticristo”, será puesta en el templo reedificado en Jerusalén, y el mundo entero la adorará (así leemos en Ap. 13:13 al 17). Eso significa que en Mateo 24, Jesucristo da indicaciones muy específicas, a un grupo muy específico, en un lugar claramente marcado: judíos piadosos, en Israel, al comienzo de la gran tribulación.

¿Quién es esa mujer en el desierto?

Los judíos que obedezcan a las palabras de Jesús, huyendo sin demora, serán luego llevados a un refugio seguro, y serán protegidos y sustentados durante tres años y medio de una manera especial. No obstante, esta salvación con “las dos alas del gran águila” sólo se refiere a los judíos que se encuentren en Eretz Israel, o sea en la Tierra de Israel. Allí notamos que Dios trata de manera privilegiada a estos judíos. ¡Ellos se han dejado llamar a la tierra de Israel en el “fin de los días”, y allí han establecido su existencia, ya teniendo también hijos, nietos, y algunos hasta bisnietos allí!

¿Cuándo huye la mujer?

El momento exacto, la causa desencadenante, es la claramente reconocible profanación del templo. Con la imagen de la bestia en el templo (Ap. 13:14 al 17) comienza la gran apostasía mundial. A través de la impuesta marca en la mano derecha o en la frente se sella el control total. ¿Por qué en la mano derecha o en la frente? Sobre esto andan muchas ideas en Internet, y algunos, incluso, especulan que estos lugares son los que menos rechazarían un cuerpo extraño. ¡Todo eso son disparates!

¿Quiénes son los que, desde hace milenios, utilizan algo en la mano derecha y en la frente? Son los judíos que oran los que se atan las tefilinas para hacerlo. En las mismas se encuentran cuatro pasajes bíblicos con importantes indicaciones de Dios (Éx. 3:1 al 10, y 11 al 16; y Dt. 6:4 al 9, y 13 al 21). Es un acto de obediencia, pensado para recordar conscientemente a Dios: “Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos” (como dice Dt. 11:18). Por eso, el anticristo se sienta en el templo en Jerusalén e imita las tefilinas, a través de su propia marca y de la adoración a sí mismo. Como Jerusalén, Sión, el Monte santo del Señor será el centro del futuro reino de paz, el dragón tiene un gran odio dirigido contra Jerusalén y su pueblo, y organizará su propio “reino de paz” global. ¿Recordamos el supuesto santo imperio romano de la nación alemana, y el aspecto que tenía el así llamado “Tercer Reich”, después de los doce años de gobierno de Hitler? ¡Mucho peor estará el mundo cuando, globalmente, haya adorado al gran líder anticristiano!

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