Errar el Blanco
26 octubre, 2010
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26 octubre, 2010

La Fiesta de Compromiso
(1ª parte)

Autor: Marcel Malgo

El mensaje del profeta Oseas es el del increíblemente paciente amor de Dios. Usted quedará asombrado con los aspectos personales, que tienen que ver con nuestra vida, que serán mencionados en este estudio. Se tratarán temas específicos que nos conducirán, cada vez, a un nuevo desafío.


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PE1550- Estudio Bíblico
La Fiesta de Compromiso (1ª parte)



Qué placer poder saludarlos nuevamente queridos amigos oyentes! Comenzaremos leyendo en Oseas, cap. 2, vers. 14 al 23: 

“Pero he aquí yo la atraeré y la llevaré al desierto, y le hablaré a su corazón. Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por la puerta de esperanza; y allí cantará como en los tiempos de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto. En aquel tiempo, dice Jehová, me llamarás Ishi, y nunca más me llamarás Baali.Porque quitaré de su boca los nombres de los baales, y nunca más se mencionarán sus nombres.En aquel tiempo haré para ti pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con las serpientes de la tierra; y quitaré de la tierra arco y espada y guerra, y te haré dormir segura. Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová. En aquel tiempo responderé, dice Jehová, yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra; Y la tierra responderá al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Jezreel.Y sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de Lo-ruhama; y diré a Lo-ammi: Tú eres pueblo mío, y él dirá: Dios mío.”

Reflexionaremos en esta parte del capítulo 2 de Oseas sobre el tema: “”la fiesta de compromiso’’, es decir, sobre la pregunta: ¿Cómo restablecerá Dios a Israel? El compromiso simboliza el restablecimiento de Israel, el cual se da de una manera magnífica.

Es necesario que volvamos a los versículos 14 al 23. Aquí se describe algo de suma importancia. El Señor lleva a cabo (de forma voluntaria y dirigido por Su amor) un acto de gracia para restaurar a Su pueblo renegado. Lo hace, por cierto, de un modo muy especial: comprometiéndose con Su pueblo. Es como si Dios dijera: “”¡Hoy hago con ustedes esta alianza: Yo me comprometo con ustedes, para que se queden siempre conmigo!’’ Y como podemos apreciar en estos versículos, no se trata de una simple alianza, sino de una fiesta de compromiso en todo sentido. ¡Se mencionan las viñas, el trigo, el vino y el aceite! Aunque también se habla mucho del amor y el afecto; extraído de las expresiones: hablaré a su corazón, esperanza, mi esposo, pacto, juicio, misericordia, fidelidad, mi pueblo y mi Dios.

Qué hecho magnífico: Dios quiere restaurar y aceptar nuevamente a Su primer amor, el pueblo de Israel. Y para que este nuevo lazo amoroso esté bien fundado y tenga un carácter oficial y festivo, Dios elige llevar a cabo la alianza de una forma especial: el pacto de compromiso. A través del mismo, Dios se alía con Israel de manera irrevocable y duradera. Ahora, ¿qué dice Dios sobre este pacto en el vers. 19? “”Y te desposaré conmigo para siempre’’.

Veamos: El significado del compromiso en la antigüedad

Seguramente alguno se preguntará: ¿es este compromiso un pacto tan poderoso que llega a ser irreversible e indisoluble? ¿Es este compromiso un pacto que une a dos personas de forma irrevocable y permanente? Existen en la actualidad algunos lugares donde el compromiso ya no es usual ni deseado. Increíblemente, muchos cristianos desisten conscientemente de cualquier compromiso, lo ven como pasado de moda e innecesario. Si lo contempláramos desde esa perspectiva seríamos injustos con el pacto especial de Dios – el mismo pacto que nos prepara para el matrimonio.

Para el Israel de la época, un compromiso significaba una promesa de casamiento, un pacto seguro, imposible de disolver. Los casamientos se consumaban luego que el padre del joven elegía una muchacha, la cual era negociada con el padre de la misma. Un ejemplo clásico de esto es Isaac y Rebeca.

Otro caso es el de Judá, el hijo de Jacob, del cual leemos en Génesis 38:6: “”Después Judá tomó mujer para su primogénito Er, la cual se llamaba Tamar’’.

En muy raras ocasiones el casamiento era propuesto por el padre de la novia, mientras que algunas veces el novio pedía tal compromiso. Pero en todos los casos el acuerdo y la bendición de los padres aseguraban un matrimonio positivo.

El novio o su padre debían pagar un precio por la novia, y el contrato efectuado significaba prácticamente el compromiso de la joven, la cual se colocaba bajo la protección del futuro esposo, estando obligada a mantener fidelidad. Con este compromiso el novio tenía derecho a llevar a la novia inmediatamente a su casa, o luego de un tiempo razonable. El casamiento consistía únicamente en el hecho de que el novio llevase a su novia a vivir con éste para siempre, mediante lo cual la hacía su esposa.

Al igual que el compromiso bíblico, que de hecho se trataba de un pacto, difícilmente estos acuerdos eran quebrantados. ¡Un pacto similar a éste elige Dios con el propósito de reestablecer a su pueblo Israel!

Como mencionamos anteriormente, Dios hizo este pacto inalterable, es decir, imposible de violar. Esto queda claro al decir: “”Y te desposaré conmigo para siempre’’.¡Es como si Dios dijera: “”Israel, ahorahago este pacto contigo, un pacto que no puede ser violado, un pacto, que nos une para siempre!’’

¿Cuándo se realiza este pacto de compromiso?¿Se ha realizado ya este pacto de compromiso? ¿Se ha cerrado este pacto entre Dios y Su pueblo? Sólo en parte. Con el objeto de entender mejor estas cosas, es necesario que volvamos a la primera parte de Oseas 2, la restauración de Israel, la cual algún día estará completamente concluida.

Este texto comienza con Dios hablando acerca de Israel. Leemos en el vers. 14: “”Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón’’. Éste es el comienzo del pacto de compromiso entre Dios y Su pueblo; es decir, los primeros pasos que Dios da para recuperar su primer amor – Su Israel.

Durante cientos de años Israel vivió disperso en medio del “”desierto de los pueblos’’; el mismo Dios lo había llevado allí por murmurar. Pero no para que se perdiera, sino para “”hablar a su corazón’’.El momento tan esperado llegó: Dios el Señor, en su gran amor se inclinó hacia el atormentado pueblo de Israel y comenzó a hablar a su corazón.

Hoy podemos afirmar que el valle de Acor (o “”valle de la tristeza’’), fue transformado realmente en una puerta de esperanza, tal como está descrito en Oseas 2:15: “”Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza’’.Israel ya no pertenece a los “”pueblos del desierto’’ sino que ahora tiene su propio país, la nación de Israel.

Pero éste es únicamente el principio. Mucho de lo narrado en Oseas todavía está por cumplirse. Por ejemplo, el día en el cual todo Israel llamará al Señor “”Ishi’’ y “”mi Dios’’ como relata Oseas 2:16 y 23: “”en aquel tiempo, dice Jehová, me llamarás Ishi, y nunca más me llamarás Baali;… y él dirá: Dios mío’’.

Algún día este compromiso se cerrará definitivamente; como hemos mencionado al principio, será el día que el remanente de Israel sea salvo, como enseña Pablo en Romanos 9. Entonces se habrá consumado ese magnífico pacto de compromiso entre Dios e Israel; y se habrá cumplido esta maravillosa palabra profetizada por Oseas.

El tiempo se ha acabado, pero en nuestro próximo encuentro continuaremos con el tema, y abordaremos específicamente:El compromiso con Cristo.

Hasta entonces, y qué Dios los bendiga.

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