Filemón II / Lo que hace posible el amor 3/3

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Titulo: Filemón II / Lo que hace posible el amor 3/3
  

Autor: NorbertLieth 
Nº: PE1182

Debemosaprender a mirar con confianza, por encima de las circunstancias adversas, a Aquél que puede cambiar todo para el bien de aquellos que lo aman! El Señor, en Su sabiduría, también puede utilizar los caminos humanos equivocados para llegar a Su meta.


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Filemón II / Lo que hace posible el amor 3/3

Estimado amigo, abra su Biblia en el versículo 14 de Filemón: 

“pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor no fuese como de necesidad, sino voluntario.”

En relación a todas las otras religiones e ideologías esto no tiene par en toda la historia mundial. Pues ellas, en contraposición con el evangelio, exigen, por medio de leyes y estatutos, subordinación. Un claro ejemplo de esto es el Islam, que exige una subordinación total. – Sólo el evangelio se basa en una entrega voluntaria. Las condiciones de la fe neotestamentaria, son el amor y la gracia.

“pero nada quise hacer sin tu consentimiento.”Esta frase nos muestra que en el Nuevo Testamento no se gobierna dictatorialmente, no se exige obediencia, sino que se da valor al trabajo fraternal conjunto, a la posición espiritual y a la disposición del otro. Se requiere un respeto mutuo.

El gran apóstol bien hubiera podido forzar a Filemón:“Por lo cual, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene.”Sin embargo, prefiere apelar al amor, porque dice en el versículo 9:“más bien te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo.”En este versículo podemos ver como en el Nuevo Testamento, en contraposición con el Antiguo, se apela a la libre voluntad del prójimo y se lo respeta.

La ley puede obligar a una acción y castigar una desobediencia; el amor, sin embargo, no impone una obligación, sino que permite actuar voluntariamente:“… para que tu favor no fuese como de necesidad, sino voluntario.”Solamente así se puede esperar un fruto genuino. Sin embargo, debemos decir también que el Nuevo Testamento espera que, por amor a Dios, atendamos a Sus exigencias, seamos obedientes y actuemos en forma espiritual, buscando siempre lo mejor para el prójimo, y estando siempre dispuestos a hacer lo bueno:“Te he escrito confiando en tu obediencia, sabiendo que harás aun más de lo que te digo”(v. 21). El Nuevo Testamento apela a nuestra libre voluntad, pero presupone obediencia, porque el espíritu del amor mora en nosotros. Y este Espíritu“nos constriñe”

De manera que el Nuevo Testamento espera una obediencia voluntaria y una entrega completa de nuestra parte, como lo leemos en Romanos 12:1:“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”

El Señor quiere y pide nuestra obediencia, nuestra entrega, nuestras buenas obras, pero Él no nos obliga, sino que nos permite una libre decisión – porque sólo esto es fructífero:“Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre”.“Cuiden ustedes de las personas que Dios dejó a su cargo, pues ellas pertenecen a Dios. Cuídenlas, como cuida el pastor a sus ovejas. Háganlo con mucho gusto, como Dios quiere, y no por obligación. No lo hagan para ganar dinero, sino con un gran deseo de servir”(1 Pe. 5:2).

En todo esto, es importante saber que el Señor sólo nos utilizará en la medida en que nosotros nos pongamos a Su disposición. Sólo cuando nosotros lo permitamos, puede actuar y actuará Dios. Por eso, Pablo escribe:“pero nada quise hacer sin tu consentimiento”.

Por lo tanto pongamos nuestra libertad de decisión, voluntariamente a disposición del Señor, en obediencia.

Estimado amigo, por el evangelio vemos con otros ojos

Versículo 15:“Porque quizás para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre…”

Nadie puede responder tan bien a la pregunta del sentido de la vida como la Palabra de Dios. Por la dirección del Señor siempre seremos guiados seguros, auque en primera instancia no lo parezca.

Nosotros, como hijos de Dios y creación del Señor, no estamos a merced de la casualidad o de la arbitrariedad de cualquiera. Quien vive entregado a Dios, como Filemón lo hizo, en su vida siempre habrá un propósito divino que servirá para bien:“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

La huída de Onésimo, al fin al cabo, no debería significar para Filemón un perjuicio, aunque en un primer momento así lo pareciera. Al contrario, fue privado por un corto tiempo de su esclavo, para tenerlo después para siempre.

En el Señor siempre encontramos una interpretación más profunda de todo lo que nos sucede. Al final, Filemón ganó más de lo que pensó que había perdido: Obtuvo de regreso a su esclavo, que ahora era creyente y un hermano íntegro, una ganancia para la vida futura y para toda la eternidad. Una traducción de la Biblia de Lenguaje Actual traduce el versículo 15 de la siguiente manera:“Tal vez Onésimo se separó de ti por algún tiempo, para que ahora sea tuyo para siempre.”

Cuán importante es en la obra del Señor, pero también en la vida personal, aferrarnos en la fe a que

• en el sincero esfuerzo y en la búsqueda del reino de Dios, no existe ningún tiempo perdido

• el Señor tiene y mantiene todo bajo Su control, también las cosas que nosotros pensábamos haber perdido de vista

• Dios puede convertir una supuesta pérdida en una ganancia eterna

¡Debemos aprender a mirar con confianza, por encima de las circunstancias adversas, a Aquél que puede cambiar todo para el bien de aquellos que lo aman! El Señor, en Su sabiduría, también puede utilizar los caminos humanos equivocados para llegar a Su meta.

Estimado amigo, el evangelio suprime las divisiones de clases.

Versículo 16:“… no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor.”

Este versículo comienza con las palabras que todo lo cambian:“no ya”como esclavo, y después dice“como más”que un esclavo, y en el tercer grado comparativo:“como hermano amado”. El evangelio tiene el poder de cambiar nuestra antigua posición y ponernos en una posición totalmente nueva. En 1 Corintios 7:22 esto se expresa así:“Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo.”

Pablo, también enfatiza que Onésimo ahora sería de doble utilidad, tanto en el ámbito natural como también en el Señor. Esto significa que ciertos órdenes no son suprimidos. En Cristo todos son hermanos, y hermanas, con los mismos derechos, pero en lo que respecta al orden en la vida cotidiana, se tienen que mantener las diferencias.

“Ser esclavo tanto en la carne” significa: El esclavo Onésimo según la posición en Cristo se convirtió en un amado hermano. Pero según el orden natural, no se convirtió en señor, sino que siguió siendo un esclavo. Y como tal, debía ahora servir mucho mejor a su señor (hoy diríamos: al jefe). Ahora debería ser mucho más diligente, disciplinado, puntual, atento, obediente y confiable.

Lamentablemente hoy en día, en muchas empresas, existen empleados que siendo hijos de Dios, tienen como jefe a un creyente, y que piensan que pueden actuar tal como él. Quieren tener derecho a tomar decisiones, pues se sienten como pequeños jefes y piensan que tienen derechos especiales.

Ser “esclavo en el Señor” significa que ahora, también en el ámbito espiritual, se volvió útil en el reino de Dios y cumple una función importante. No sólo ejecutará muy bien su trabajo cotidiano, sino que también podrá orar y transmitir juntamente con los hermanos el evangelio, siendo un apoyo espiritual.

Todo esto se podría resumir con Efesios 6:5-9:“Esclavos, obedezcan a los que aquí en la tierra son sus amos. Obedézcanlos con respeto, sinceridad, y de buena gana, como si estuvieran sirviendo a Cristo mismo. Esto deben hacerlo en todo momento, y no sólo cuando sus amos los estén viendo. Ustedes son esclavos de Cristo, así que deben hacer con alegría y entusiasmo lo que Dios quiere que hagan, como si lo hicieran para el Señor y no sólo para sus amos. Pueden estar seguros de que el Señor premiará a todos por lo bueno que hayan hecho, sin importar si eran esclavos o libres. También ustedes, amos, deben tratar a sus esclavos con igual respeto y sin amenazas. Recuerden que tanto ustedes como ellos pertenecen al mismo Dueño. Ese Dueño es Dios, que está en el cielo, y él no tiene favoritos”.

Dios le bendiga!

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