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Titulo: Filemón I / Lo que hace posible el amor  4/4
  

Autor: NorbertLieth 
Nº: PE1179

El fruto del Espíritu forma parte de las características de un cristiano genuino. Este fruto del Espíritu Santo era muy visible en la vida de Filemón, y el olor fragante de este amor llegaba hasta Pablo en la prisión de Roma y le proporcionaba gozo y consuelo.


 


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Filemón I / Lo que hace posible el amor  4/4

Comencemos con el versículo 7 de la primera carta del Apóstol Pablo a Filemón, en el capítulo 1 que dice:“Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los corazones de los santos.”

Acá puede verse el fruto del Espíritu.

En un himno de Manfred Seibald dice: 

Cae una piedra al agua,

Muy secreta, callada y silenciosamente,

Y aunque sea muy pequeña,

Aun así, los círculos se expanden a su alrededor.

Cuando el gran amor de Dios cae en el corazón,

Obra allí sin detenerse,

En hechos y en palabras

Por los cuatro puntos cardinales.

El fruto del Espíritu forma parte de las características de un cristiano genuino. La descripción de este fruto comienza con el amor:“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gal. 5:22-23). Este fruto del Espíritu Santo era muy visible en la vida de Filemón, y el olor fragante de este amor llegaba hasta Pablo en la prisión de Roma y le proporcionaba gozo y consuelo.

También otras personas fueron confortadas por el amor práctico de Filemón. – ¿No es algo maravilloso que uno pueda ser conocido entre las demás personas por el amor?

Pablo dice, en primera Corintios 13:13, que el amor es lo más grande. Jesús mismo enseñó que el amor es el cumplimiento, o sea el compendio, de todos los mandamientos. Además, el amor es una prueba de la autenticidad de un hijo de Dios:“Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano”. (1 Jn 4:20-21).

Este amor estaba presente en la vida de Filemón y se expresaba en su relación con Dios y con su prójimo. Muchas personas eran beneficiadas por el amor de Filemón, sus corazones eran confortados, consolados, y llenos de gozo. El amor es como una corriente de agua que, en todo lugar donde llega, produce vida, fruto y crecimiento. La palabra “confortar” que se usa aquí en griego, es la misma expresión que Jesús usa en Mateo 11:28:“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.”De manera que también aquí, vemos traslucir en la vida de Filemón su semejanza con Jesús. La palabra griega usada aquí para “corazón”, significa una “emoción en el interior del cuerpo”. Esto significa que los hermanos, en aquel entonces, fueron profundamente conmovidos por el amor de Filemón.

Debemos entender que nuestra manera de vivir siempre tiene influencia sobre las demás personas. La Biblia también dice que nadie vive para sí mismo. William MacDonald escribe en su comentario del Nuevo Testamento: “No podemos medir nuestra influencia. Tenemos un casi ilimitado potencial de maldad o de bondad a nuestra disposición.”

¡Qué el amor de Jesús llene nuestra vida de tal manera, que se pueda trasladar a los demás!

Ahora bien, veamos el sentido del evangelio.

Los versículos 8 al 10 nos muestran el sentido del evangelio. Éste consiste en que nosotros regresemos nuevamente a Dios, el Padre, en que seamos renovados. Pero no para volver al antiguo estado anterior a la caída en el pecado, sino para ser algo totalmente nuevo. La intercesión de Pablo, dirigida a Filemón en favor de Onésimo, es una ilustración de cómo nosotros, como hijos que han huído, que se han perdido, por la obra de Jesús en la cruz y por Su intercesión, somos aceptados nuevamente por Dios.

El argumento más relevante

Versículo 8:“Por lo cual, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene…”

Por la obra universal de Jesús en la cruz, Dios nos ha proporcionado un camino a través del cual Él puede aceptarnos nuevamente, no importa cuán lejos nos hayamos ido. Esto es ilustrado con la parábola del hijo perdido. Pero si para Dios es algo evidente aceptar a los pecadores perdidos por amor a Cristo, cuanto más nosotros estamos obligados a aceptarnos mutuamente en Jesús! – De este modo, Pablo tenía la libertad de ordenarle a Filemón que aceptara nuevamente a Onésimo. Porque este esclavo había sido aceptado por Cristo, entonces también Filemón estaba obligado a recibirlo otra vez. ¿Cómo podríamos rechazar a alguien que fue aceptado por Cristo?

Escuchemos algo de música y volvemos con: El argumento del amor.

Seguimos querido amigo con el versículo 9:“más bien te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo.”

Alcanzar la meta deseada con una orden, sería una victoria barata. Por eso, Pablo utiliza otro argumento. Él apela al amor. Sabía que él no lo podría negar, pues justamente el amor era lo que distinguía a Filemón. Por esta razón, le quiere ganar con esta “arma”, para cumplir su objetivo.

En la primera carta de Pedro dice:“…porque el amor cubrirá multitud de pecados”, y en 1 Corintios se nos dice que el amor no se irrita, no guarda rencor, todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Es en este sentido – por causa de este amor – que Pablo le pide a Filemón recibir nuevamente a Onésimo. Una obediencia obligada no lleva a nada. Esto hubiera hecho insoportable la posición de Onésimo en la casa de Filemón. Pero la obediencia motivada por el amor, realmente le podía ayudar. Esta obediencia marcada por el amor, subraya el sentido del Nuevo Testamento.

El apóstol también hace referencia a sí mismo, a su persona, a su edad y sus prisiones. Lo utiliza como un argumento más, para que su petición sea atendida. De modo que Pablo no hizo uso de su autoridad de apóstol, sino que es en su calidad de prisionero que extiende la súplica. Se presenta como alguien que había entregado su vida al servicio del Señor y que se consumía por Jesús.

Ahora pensemos en la táctica de un abogado espiritual.

Versículo 10:“te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones …”

Pablo no se olvida de ningún argumento al interceder por Onésimo, el esclavo que había huido, para lograr alojarlo nuevamente en la casa de Filemón. Como un abogado interviene a su favor. Es digno de mencionar la sabiduría y la táctica que Pablo emplea para ayudar a Onésimo.

1. Cristo. Él es el argumento más importante (v. 8).

2. El amor. Es el mandamiento supremo (v. 9).

3. Su propia persona. Señala su edad y su carácter de prisionero (v. 9).

4. Su paternidad espiritual. A pesar de estar en prisión, a través de él Onésimo llegó a la fe (v. 10).

5. Onésimo mismo. Él sólo es mencionado al final (v. 10).

Cuando el nombre de Onésimo es mencionado, probablemente Filemón ya estaba desarmado. ¡Qué ardiente celo demuestra Pablo aquí por introducir nuevamente a un esclavo ladrón que había escapado en la casa de su patrón! Era el amor de Cristo lo que lo empujaba a hacerlo. Este amor en el corazón fue lo que lo impulsó a fundar iglesias; a soportar los viajes más difíciles y las fatigas más penosas; a presentarse delante del César y de gobernadores, y a interceder por un esclavo.

Pablo mismo testifica:“El amor de Cristo nos constriñe…”. Y este amor no hace acepción de personas.

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