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Autor: John Wilkinson

 La elección es una decisión divina. Es por eso que los Israelitas han sido escogidos por Dios,  para un propósito específico, como resultado de Su infinita sabiduría. Este pueblo, ha sido un pueblo separado, un pueblo redimido, con la finalidad de ser para Dios por siempre.


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Estimado amigo, ¡qué bueno es encontrarnos de nuevo!

Hoy comenzaremos con una pregunta:

¿A qué se refiere el término elección?

La elección querido amigo es simplemente una decisión, o el acto de decidir por preferencia de la voluntad algún oficio o misión; así como la elección de un senador, o de una secretaria o el presidente de una asociación.

La perspectiva Escritural de la elección hace referencia a una decisión divina. Hay una elección o divina decisión de individuos para la vida eterna en Cristo Jesús. “Nos escogió en él antes de la fundación del mundo.” El Señor Jesús dice, “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros.”

“Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia.”Ahora, esta es una elección individual dentro de la esfera de los intereses espirituales, la cual afecta el destino eterno del alma.La elección de Israel es igualmente un asunto de decisión divina, pero la esfera de esa elección es el tiempo y tan solo afecta los intereses temporales. En la elección nacional los impíos a menudo comparten prolongadamente las bendiciones temporales de los justos, y los justos también comparten extensamente las calamidades de los impíos.

Los descendientes, por lo tanto, de los doce hijos de Jacob (llamado Israel), a los cuales se les denomina comúnmente israelitas, han sido elegidos por Dios para un propósito específico como resultado de su infinita sabiduría, la cual hace todas las cosas según el designio de su propia voluntad; y quien ha declarado, “Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará.Por lo tanto Nehemías dice, “Tú eres, OH Jehová, el Dios que escogiste a Abram y le pusiste el nombre Abraham.” Esteban también testifica, “El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán, y le dijo:Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré.” Y el Señor dijo, “¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra?”Estas bendiciones que están asociadas con el llamado o elección de Abraham son, bendiciones para Abraham mismo, bendiciones para aquellos que le bendigan y bendiciones a través suyo y de su simiente para todas las naciones. Para hacer que esta “grande y poderosa nación” pudiera cumplir con su elevado destino, Jehová le otorga una tierra a Abraham, asegurándosela a él y a su descendencia a través de un pacto eterno como una posesión perpetua.

Estas promesas le son renovadas a Isaac. “Estaré contigo, y te bendeciré, porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre_ y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente.”

Las mismas promesas son confirmadas a Jacob. Lo vemos en Génesis 18:17,18 cuando dice:”Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente.”

Al cambiarse el nombre de Jacob por el de Israel, sus hijos se tornaron hijos de Israel, y sus descendientes israelitas.

Tenemos ahora en los hijos de Jacob, como líderes de las tribus, un amplio fundamento establecido para el desarrollo de la nación, la línea ya no es confirmada a una sola familia.

Estos “hijos de Israel,” como los designaremos ahora, dejan la tierra prometida y se alojan cómodamente en la tierra de Egipto, donde la envidia hacia su influencia y creciente número transforma a los egipcios en opresores y perseguidores.

Las súplicas y lamentos de los hijos de Israel son escuchados entonces por Dios, en éxodo 2:24 – 25 leemos: “Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios.”

Podemos ver que Israel es un pueblo separado.

Estos “hijos de Israel” son tomados ahora como pueblo. “Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy JEHOVÁ; _ y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes; y os tomaré por mi puebloy seré vuestro Dios _ Y os meteré en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Abraham, a Isaac y a Jacob; y yo os la daré por heredad.” Ahora son unpueblopolíticamente redimido, y como pueblo son separados de todos los demás como el pueblo de Dios. “Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos.” Su separación perpetua está asegurada. “He aquí un pueblo que habitará confiado, y no será contado entre las naciones.” Ellos estarán también por encima de las demás naciones en honor y alabanza, un pueblo escogido, santo y singular. “Porque eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre todos los pueblos que están sobre la tierra.”

Son un pueblo redimido, con la finalidad de ser para Dios por siempre. Dice la Biblia: “¿Y quién como tu pueblo, como Israel, nación singular en la tierra? Porque fue Dios para rescatarlo por pueblo suyo, y para ponerle nombre, y para hacer grandezas a su favor, y obras terribles a tu tierra, por amor de tu pueblo que rescataste para ti de Egipto, de las naciones y de sus dioses. Porque tú estableciste a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre, y tú, OH Jehová, fuiste a ellos por Dios.”

Del mismo modo que la tierra fue dada al pueblo para ser su herencia, así el pueblo fue tomado por Dios como su herencia. “Pero a vosotros Jehová os tomó para que seáis el pueblo de su heredad,” “la buena tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.”

Con esto hemos ya rastreado de manera satisfactoria el desarrollo de la nación de Israel, desde el llamamiento de Abraham, pasando por su hijo Isaac y su nieto Jacob, hacia los descendientes de los doce hijos de Jacob (líderes de las tribus); constituyendo así un pueblo elegido, redimido, separado, protegido, preservado y honrado, con una distinguida misión de servicio a los intereses de la raza humana y para la gloria de Jehová.

La característica predominante en la elección de la nación de Israel es su carácter de incondicional. Estimado amigo, si no fuera de esa forma, no deberíamos esperar tan solo una simple calamidad temporal de la nación como resultado de su pecado, sino su total extinción, y que la misión de Israel fuese anulada. Los propósitos que fundamentaron la elección de Israel están asegurados contra cualquier contingencia, y esos propósitos están tan seguros como la inmutabilidad del consejo de Dios, “porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios” y entre esos “dones y ese llamamiento” se encuentran la tierra de Palestina y el llamado o elección de Israel.

 Incondicional, no debido a que eran numerosos. La Biblia dice en Deuteronomio 7:6-8:”Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios, Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos, sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres.”

 No debido a que eran justos. En la palabra de Dios leemos: “No pienses en tu corazón diciendo: Por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones Jehová las arroja de delante de ti, y para confirmar la palabra que Jehová juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob. Por tanto, sabe que no es por tu justicia que Jehová tu Dios te da esta buena tierra para tomarla; porque pueblo duro de cerviz eres tú..”

Así como la elección de la nación y el regalo de la tierra fueron, en primera instancia, incondicionales, así también la restauración y bendición final de la nación son incondicionales.

“Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: No lo hago por vosotros, Oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado.” “No lo hago por vosotros, dice Jehová el Señor, sabedlo bien; avergonzaos y cubrios de confusión por vuestras iniquidades, casa de Israel.”

2 Comments

  1. Charlie Santiago dice:

    Excelentes estudios,me encantan.Soy edificado sobremanera.

    • llamadaweb dice:

      Gracias Charlie por tu comentario!!

      Nos alegra saber que nuestro material es de bendición a tu vida!

      Robert
      LlamadaWeb.org

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