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El Último Mensaje de Jesús a su Iglesia

(2ª parte)

Autor: Norbert Lieth

La Iglesia, en general ya no está esperando a nuestro Señor. Se ha dirigido hacia otras cosas. Muchas cosas han tomado el lugar que pertenece a Jesús. El quien sangró y luchó por Su Iglesia, la compró con Su propia sangre y la eligió como Su Esposa – él está afuera, delante de la puerta. Y nadie lo espera.-


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PE1149 – Estudio Bíblico
El Último Mensaje de Jesús a su Iglesia
(2ª parte)



Estimado amigo, en Apocalipsis 4:2 leemos: “Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo. La primera voz que oí era como de trompeta que hablaba conmigo diciendo: ¡Sube acá, y te mostraré las cosas que han de acontecer después de éstas!” Este versículo nos describe cuatro acontecimientos, que señalan todos al arrebatamiento:

1. “Después de esto…”

2. “…una puerta abierta en el cielo…”

3. “La primera voz que oí era como de trompeta que hablaba conmigo diciendo…”

De estos puntos ya hemos hablado en el programa pasado. El cuarto punto es:

A Juan se le dice: “¡Sube acá, y te mostraré las cosas que han de acontecer después de éstas!” ¿Qué, pues, ve Juan, que, en realidad, fue arrebatado él mismo al cielo desde Patmos (Grecia) (una imagen para la Iglesia de Jesús)? El ve en primer lugar lo que leemos en Apocalipsis 4:4: “También alrededor del trono había veinticuatro tronos, y sobre los tronos vi a veinticuatro ancianos sentados, vestidos de vestiduras blancas, con coronas de oro sobre sus cabezas.”

Al respecto, tres preguntas importantes:

a) ¿Quién tendrá, como los 24 ancianos, en la eternidad la más íntima comunión con Jesús, y quién es llamado a estar con El en Su trono, es decir, a reinar con El? ¡La Iglesia! En Juan 14:3, donde Jesús habla por primera vez del arrebatamiento, lo dice claramente: “Y si voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo esté, vosotros también estéis.”

b) ¿Quién está vestido de vestiduras blancas, como los 24 ancianos? ¡La Iglesia! Un vestido blanco en la Biblia siempre es una imagen de la justicia de una persona por la sangre de Jesús.

c) ¿Quién tiene, como los 24 ancianos, vestiduras blancas y al mismo tiempo coronas sobre la cabeza? ¡La Iglesia! Pues Jesús “nos hizo reyes y sacerdotes. Las cinco coronas prometidas en el Nuevo Testamento están destinadas exclusivamente a la Iglesia.

A partir de Apocalipsis 4:1, donde Juan es arrebatado al cielo y ve el trono, Dios, Jesús (el Cordero) y la Iglesia, le son mostrados, en los capítulos subsiguientes todos los juicios, el anticristo etc, es decir, la situación en la tierra, después del arrebatamiento de la Iglesia de Jesús. Durante todo ese terrible período de juicio (sellos, trompetas y copas de ira), la Iglesia no se menciona más. Aparece otra vez recién en Apocalipsis 19, que describe las “bodas del Cordero” y el regreso visible de Jesucristo con gran poder y gloria.

Con esto, quisiéramos demostrar que el mensaje de Jesucristo a Laodicea es el mensaje del Señor glorificado para los tiempos postreros, es decir, para la última generación de Su Iglesia.

A continuación vamos a tratar de entrar en lo que el Señor tiene que decirle a nuestra actual Iglesia de los tiempos postreros.

Cuando el Señor ya no es el centro…

El mensaje de Jesús a Su Iglesia es: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él, y él conmigo”. ¿No es ésta la situación de la Iglesia hoy en día en muchos lugares? ¿No corremos todos el gran peligro de que Jesús esté a la puerta y llame? Esto es así porque El ya no llena todo el espacio en la Iglesia, porque ya no se anuncia ni se toma en serio toda la Palabra de Dios y porque las iglesias ya no se orientan exclusivamente por ella. Por eso:

– Pudo entrar el liberalismo.

– El feminismo está, en parte, al orden del día.

– Para la Santa Cena se sirve jugo de uva en vez de vino.

– El derecho de intervención para todos (democracia) es moderno, en vez de la dirección de una iglesia por los ancianos.

– Las normas y tradiciones humanas son puestas encima de la autoridad de la Biblia.

¡Pero Jesús está delante de la puerta!

Para aclarar la situación de la actual Iglesia de Jesús, quisiéramos usar el siguiente ejemplo: Se dice que después de la Segunda Guerra Mundial, centenares de veces aconteció que un hombre regresó por fin a casa, después de años de cautiverio. Llegando delante de la puerta de su vivienda, llamó. Cuando la esposa abrió la puerta, él se dio cuenta por la expresión de su cara, que ya no había sido esperado; ya no se había contado con él. Muchas veces incluso otro hombre había tomado su lugar. Durante muchos años había esperado este momento, quizás había orado por eso, con siempre nueva esperanza. Ahora está, temblando en su corazón, delante de su propia puerta. Su esposa abre – y él tiene que ver que ella ya no lo ha esperado. Quizás el tiempo se le ha hecho demasiado largo. Todas las cosas por las cuales él ha sufrido y hasta sangrado, lo que ha esperado con gran amor, todos los hermosos recuerdos – de repente es como si se hubieran evaporado. El está delante de su propiedad. Pero ya no la posee y él mismo está afuera.

¿No podría ser ésta una imagen del Señor en Su regreso? Pues ¿cómo es con Jesús y Su Iglesia? Ya dura tanto tiempo – ¿será que todavía vendrá? En general, la Iglesia ya no Lo está esperando. Se ha dirigido hacia otras cosas. Muchas otras cosas han tomado el lugar que pertenece a Jesús. El quien sangró y luchó por Su Iglesia, la compró con Su propia sangre y la eligió como Su Esposa – él está afuera, delante de la puerta. Es tan sólo una persona marginada / de segunda importancia. Esto corresponde a la situación de la Iglesia de los tiempos postreros, que experimentará Su regreso. El Señor Jesús, ya cuando estaba en la tierra, hizo al respecto una pregunta que penetra nuestros corazones: “…cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”

Querido amigo, ¿Qué es lo que expulsa al Señor del centro, en estos tiempos postreros? / ¿Por qué cosa el Señor es expulsado del centro, en estos tiempos postreros?

Antes de entrar en esta pregunta, que seguramente es la más importante, quisiera señalar lo siguiente: Es muy conmovedor ver cómo el Señor opone al principio Su fidelidad a la infidelidad de Su Iglesia. Leemos en Apocalipsis 3:14: “Escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: El Amén, el testigo fiel y verdadero, el origen de la creación de Dios, dice estas cosas…” Antes que el Señor levante Su dedo amonestador, siempre testifica su amor: “Yo reprendo y disciplino a todos los que amo”.

En El y por El hemos sido hechos infinitamente ricos en todas las cosas espirituales. ¡El es el que se llama “Amén”! Esto significa según 2 Corintios 1:20: “Porque todas las promesas de Dios son en él “sí”; y por tanto, también por medio de él, decimos “amén” a Dios, para su gloria por medio nuestro.” En la cruz, El obtuvo para nosotros este “amén”, el “sí” de Dios. Dios dice “amén” a la redención por Jesucristo, lo que significa “¡así sea!”.

El Héroe del Gólgota es el Fiel y el Verdadero. Apocalipsis 1:5 dice de El: “…y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos libró de nuestros pecados con su sangre…”

Entre Jesús y Su Palabra no hay ningún abismo. Recién después de haber testificado todo Su amor a la Iglesia, dice lo que conmueve profundamente Su corazón, lo que tiene que decirle especialmente a la Iglesia de los tiempos postreros:

1. La tibieza

“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Así, porque eres tibio, y no frío ni caliente, estoy por vomitarte de mi boca”. ¿Qué significa para el Señor ser “tibio”? En mi parecer, significa lo siguiente:

a) La Iglesia de los tiempos postreros, en parte ya no toma muy en serio el discipulado

¿Te has puesto alguna vez completamente del lado de Jesús? ¿Y hoy? ¿Tomas todavía en serio el discipulado? Pues es verdad que la Iglesia de los tiempos postreros en muchos lugares está dispuesta a compromisos. Se ha vuelto tibia frente al Señor, quien es el Amén de Dios y el Verdadero. ¿Por qué? Porque en gran parte ella ya no dice “amén” (“¡así sea!”) frente a la exigencia total de la Biblia, / la exigencia de entrega total en la Biblia, porque ya no es verdadera. Solamente así se puede explicar el hecho de que hoy en día, entran doctrinas y comportamientos en la Iglesia que aún hace pocos años habrían sido inimaginables. Cada crítica contra la Palabra de Dios y cada interpretación que tiene como propósito cambiar su verdad, es poner en duda a la Persona del Señor Jesucristo, quien testificó: “Yo soy…la verdad…”

Cuando El regrese, aparecerá, por un lado, como el que ama muchísimo a Su Iglesia, el que dio Su sangre por ella: “Está vestido de una vestidura teñida en sangre…”Pero por otro lado, vendrá al mismo tiempo también como aquél que no tolera ningún compromiso frente a Su Palabra y juzgará conforme a la Palabra de Dios: “…y su nombre es llamado EL VERBO DE DIOS”.

Si queremos ser cristianos e iglesias fervientes, necesitamos una actitud sin compromisos y consecuente frente a la doctrina de la Palabra de Dios. Esto significa que nos dejamos determinar por la Palabra, no por tradiciones que hemos llegado a amar y por un tibio conformismo.

Querido amigo, en el próximo programa estaremos tratando la parte b de este punto, titulada: La tibieza ya no toma nada en serio frente al Señor, tampoco el pecado.

Al cual está invitado muy cordialmente. Qué Dios le bendiga.

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