El presagio – Un asunto de discernimiento crítico (2ª parte)

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El presagio – Un asunto de discernimiento crítico
(2ª parte)

Autor: Wolfgang Bühne

El Presagio es un trabajo de ficción, que invita o provoca a una crítica subjetiva, hace muchas demandas o afirmaciones
en lo que respecta a señales verdaderas o presagios provenientes de Dios, y los intenta justificar citando pasajes de las Escrituras.

 


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PE2084 – Estudio Bíblico
El presagio – Un asunto de discernimiento crítico (2ª parte)



Hola amigos! Habíamos dicho, al finalizar el programa anterior, que: El llamado de la trompeta de El Presagio, que parece ser muy sincero y es una cosa en que todos los cristianos deben estar de acuerdo, es que la gente de América debe arrepentirse de sus malos caminos y buscar o regresar a Dios con toda sinceridad, a lo cual todos decimos ¡Amén! Pero, el mayor problema es la manera en que este trabajo de ficción trata de estimular o incentivar tal arrepentimiento. Esta novela declara que Dios ha enviado señales, nueve avisos o presagios a los Estados Unidos, para despertar a la gente de su modorra espiritual, para que el país preste atención, se arrepienta y, como consecuencia, escape del juicio que se avecina.

Si Cahn está equivocado acerca de estos presagios, y multitudes creen lo que él afirma, entonces eso quiere decir que Cahn los ha llevado al desvío. Éste es un tema muy serio, y lo identificaría como un falso maestro. El enseñar a la gente de Dios algo equivocado, o falsas enseñanzas, lleva a una condena muy severa. “Hermanos míos, no pretendan muchos de ustedes ser maestros, pues, como saben, seremos juzgados con más severidad” (nos dice Santiago 3:1).

Los principales personajes en la historia son un periodista y un misterioso profeta. El evento contemporáneo central, relacionado con los presagios, ocurre en Setiembre 11, 2001, durante el ataque al Centro Mundial de Comercio en la ciudad de Nueva York. A medida que la historia ficticia se desarrolla, se va revelando que los presagios o las advertencias y el juicio están directamente relacionados con una profecía que se encuentra en el libro de Isaías. Es aquí, en Isaías 8:20, donde el mayor impacto del libro falla miserablemente: las declaraciones del autor Jonathan Cahn, no están de acuerdo a la Palabra de Dios, sino que ha aplicado erróneamente las Escrituras en un intento de respaldar, apoyar y dar significado a sus propias ideas en el tema principal de El Presagio.

Cahn saca casi todas sus conclusiones conectando América con Israel, basándose en el versículo de Isaías 9:10. Para empezar, este versículo aplica solamente a las tribus del Reino del Norte, que es Israel, quienes junto con el Reino del Sur, Judá, componen el grupo de gente con quienes Dios hizo el pacto. A través de todo el libro, Estados Unidos es presentado implícitamente como una nación que tiene un pacto con Dios. Eso no es verdad, Dios hizo Su pacto sólo con una nación, la nación de Israel. Este es un error crítico del libro. Aunque esto haya sido pasado por alto por alguien deseoso de identificar o reconocer a Estados Unidos en la profecía de Isaías, uno debe leer todo el contexto, que empieza con el versículo 8 y que sigue hasta el versículo 21, del capítulo 9.

Cahn no mantiene una coherencia entre el juicio de Dios y la advertencia de Dios, dando mucho más énfasis a la advertencia, mientras que promueve la idea que si Estados Unidos presta atención a las advertencias, y se arrepienten de sus malos caminos y regresan a Dios, la restauración y las bendiciones vendrán a continuación. Aunque esa recomendación es verdadera y aplicable a cada individuo que regresa o busca a Dios, Cahn elige el versículo equivocado para realizar su advertencia a América.

En realidad, todo el contexto de Isaías 9:8-21 es una profecía de juicio terrible y devastador. Dios declara que Él enviará contra Israel a sus enemigos para que se los “devoren” (verso 12), destruyendo a sus líderes corruptos y profetas mentirosos (vs. 15 y 16), y a pesar de todo esto, Su enojo no se abatirá y en Su ira Él no les mostrará misericordia. Tal carnicería resultaría en guerras civiles entre las tribus de Israel, hermano contra hermano, con completa destrucción, hambre, canibalismo (vs. 19 y 20), y finalmente cautiverio en manos del enemigo. Aún así, dice el vs. 21: “Ni con todo esto ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida”. Ninguna “advertencia” o “presagio” podemos detectar, o es dado a entender, en estos versículos.

El aislamiento que hace Cahn de Isaías 9:10,y su interpretación simbólica de ese versículo al acomodarlo al ataque perpetrado por los musulmanes en septiembre 11, de 2001, es totalmente ridículo. (Es también significativo que en ningún lugar del libro se menciona el término “Islam” o “musulmán”). Uno se puede hacer la siguiente pregunta: ¿qué persona razonable y con sentido común puede asociar la tragedia del 9/11 con los versículos del profeta Isaías, que se refieren al juicio de Dios sobre el Reino del Norte de Israel? Es más, un análisis superficial de la historia de Estados Unidos, nos puede dar a entender que hubieron eventos mucho más devastadores que lo que ocurrió en 9/11. Podemos citar lo que ocurrió en la ciudad de Washington, cuando en 1812 la incendiaron y la saquearon, la guerra civil, el ataque a Pearl Harbor, la debacle en Vietnam, etc. Ignorando tales eventos, Cahn se enfoca solamente en la devastación del terreno que ocuparon las torres gemelas, como verificación de que Dios ha quitado Su “cobertura de protección” a Estados Unidos. La manera en que Cahn decide qué eventos de la historia contemporánea Dios usa para Sus propósitos específicos, es inquietante y preocupante. ¿Son estos los puntos de vista proféticos de Cahn, o son solamente sus especulaciones? Si son sus profecías, él está en arena movediza.

Para muchos, la selectividad de parte de Cahn crea el ímpetu, o las partes más sobresalientes del libro. Una y otra vez, como G. Richard Fisher, de la organización llamada “Extensión de la Libertad Personal”, ha notado: “Cahn juega con el antiguo error de decir que la similitud significa identidad”. Los nueve presagios son selectivamente (y erróneamente) tomados de las Escrituras y se les da cierta vida cuando son comparados con los eventos del 9/11, y después son identificados con Isaías 9:10. Eso en un método deficiente. Fisher explica, “Similitud no es identidad. Un billete de 100 dólares es similar a un billete que se usa en el juego de Monopolio, que es un papel cualquiera, con números, al que también se le llama dinero”. El tratar, o intentar identificarlos más allá de esa similitud, es como pagar las cuentas de la casa con dinero del juego de monopolio, las consecuencias serían desconcertantes y vergonzosas.

Isaías 9:10 no puede ser identificado con América y con el 9/11, y eso es todo lo que uno tiene que entender para rechazar el libro de Jonathan Cahn. Pero, para aquellos que están enamorados de El Presagio y que todavía no están convencidos de sus serios problemas bíblicos, consideren algunos de los presagios (no tenemos espacio para evaluar todos ellos). Las higueras (cabrahígos) y las vigas de cedro (cedros) son mencionados en Isaías 9:10. “Si se caen los ladrillos, reconstruiremos con piedra tallada; si se caen las vigas de higuera, las repondremos con vigas de cedro”. Este pasaje usa higueras como una metáfora de árboles débiles que son reemplazados por cedros más fuertes y más grandes, en un acto de desafío por parte de los israelitas, quienes no se sometían a Dios. Cahn pone su énfasis en una higuera en particular, y dice que es un tipo de cedro que fue reemplazado en la localidad donde las torres gemelas estaban localizadas, y esto lo atribuye a un presagio conectado con Isaías 9:10. Aunque existe una similitud, se requiere una gran cantidad de manipulación de parte de Cahn para intentar conectarlo con la profecía de Isaías. El contexto no ofrece justificación para las aseveraciones de Cahn.

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