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Autor: Norbert Lieth

Los paralelos con el Apocalipsis son claros y, una vez más, son una prueba de que el libro del profeta Isaías es para la actualidad. ¡En su tiempo, Dios cumplirá todas las profecías!

 


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PE2139 – Estudio Bíblico
El pequeño Apocalipsis de Isaías (2ª parte)



Hola, amigos! Los paralelos entre Isaías y Apocalipsis son claros y, una vez más, son una prueba de que el libro del profeta Isaías es para la actualidad. Repasamos el último de los pasajes paralelos que analizamos en el programa anterior, y seguimos adelante. El tema de ese pasaje:

El Rey y Sus ancianos. En Isaías 24:23 también habla de que el Señor gobernará como Rey en el Monte Sión y en Jerusalén, delante de Sus ancianos: “Cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso.” En Apocalipsis 14:1 vemos al Cordero – el Señor de señores y Rey de reyes (mencionado en Ap. 17:14) – con los 24 ancianos, parado sobre el Monte Sión. Los 24 ancianos son mencionados repetidamente en Apocalipsis. Ellos se sientan en tronos y usan coronas, de modo que es obvio que ellos gobiernan. Ellos rinden homenaje al Señor y Lo adoran por Su gran poder y reinado: “Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado” (cap. 11:16 y 17; y podemos comparar también con Ap. 4:4; 4:10; 5:8; y 19:4).

Gozo por una ciudad destruida. Isaías 25:1 y 2 también habla del gozo por una ciudad que es destruida, y nunca más es reedificada. Dice así: “Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas; tus consejos antiguos son verdad y firmeza. Porque convertiste la ciudad en montón, la ciudad fortificada en ruina; el alcázar de los extraños para que no sea ciudad, ni nunca jamás sea reedificado.” El Apocalipsis, habla concretamente de la gran ciudad de Babilonia que es destruida y nunca más será hallada, lo que lleva a la adoración de Dios. Lo leemos en el cap. 18:20 y 21: “Alégrate sobre ella, cielo, y vosotros, santos, apóstoles y profetas; porque Dios os ha hecho justicia en ella. Y un ángel poderoso tomó una piedra, como una gran piedra de molino, y la arrojó en el mar, diciendo: Con el mismo ímpetu será derribada Babilonia, la gran ciudad, y nunca más será hallada”.

Naciones que honrarán al Señor. Isaías 25:3 continúa diciendo que las naciones honrarán al Señor: “Por esto te dará gloria el pueblo fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas.” Lo mismo leemos en Apocalipsis 15:4: “¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado”.

La tormenta de los tiranos. Isaías 25:4 menciona una lluvia torrencial y una tormenta como imagen de la voluntad de destrucción de los tiranos, de la cual Dios protege a Su pueblo: “Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra el muro.” El Apocalipsis describe este escenario más detalladamente, en el cap. 12:15 y 16: “Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca”. Los tiranos, son una imagen de la bestia del mar y del anticristo (el falso profeta).

La muerte es destruida y las lágrimas secadas. Isaías 25:8 describe cómo Dios destruye la muerte y seca las lágrimas: “Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho.” Lo mismo leemos en Apocalipsis 21:4: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”.

Los salvados cantan. En Isaías 26:1 en adelante, los salvados del país entonan una alabanza: “En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá…” En Apocalipsis 14:3, sucede lo mismo: “Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra.”

El juicio sobre Satanás. En Isaías 27:1, nuevamente se menciona el juicio sobre Satanás como serpiente: “En aquel día Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán serpiente veloz, y al leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar.” Lo mismo describe Juan, en Apocalipsis 19:20. En Apocalipsis 19:15, el Señor viene con una espada filosa. Y en Apocalipsis 20:2, el ángel del juicio ejerce el juicio de Dios: “… y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años.”

El tiempo de la ira. Isaías 26:20 habla claramente de que ese tiempo es un tiempo de ira: “Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación.” El pasaje paralelo, en Apocalipsis 6:16 y 17, dice: “Y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”

El castigo. Finalmente, en Isaías 26:1 dice: “Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos.” A ese castigo se refiere Apocalipsis repetidamente: En cap. 6:10: “Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?” En cap. 11:18: “Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra”. Y finalmente, en cap. 16:6: “Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen”.

3 Comments

  1. Iker dice:

    Saludos. Gracias a todos por las recomendaciones. A veces resulta difícil decidir que es lo próximo que vas a leer.

  2. edinson espinosa dice:

    buenas tardes, Dios les Bendiga, les escribo de cucuta norte de santander Colombia, y tengo dos preguntas acerca del apocalipsis de Isaias
    1. Como se debe interpretar
    2. Que se le debe interpretar
    y como me inscribo a esta pagina
    mil gracias

    • llamadaweb dice:

      Estimado Edinson

      Gracias por comunicarse con nosotros, para poder contestar sus preguntas, enviaremos un correo electrónico para corroborar si la dirección que proporcionó es correcta.

      Seguimos en contacto!

      En Cristo
      Robert
      LlamadaWeb.org

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