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Titulo: “El milagro de las palabras de la cruz” 2/4
 

Autor: NorbertLieth 
Nº: PE1079
 

«Hoy estarás conmigo en el paraíso»Esta fue la segunda frase de Jesús, en la cruz. En el paraíso se había cometido el primer pecado. Pero, desde que Jesús estuvo en la cruz en el Gólgota, nosotros podemos entrar nuevamente al paraíso. Desde entonces, podemos nacer, espiritualmente, de nuevo.

‘Mujer, he ahí tu hijo’…‘He ahí tu madre’ Una frase que demuestra el amor de Jesús. Es una imagen del comienzo de la iglesia de Jesús y de la comunión de los unos con los otros.


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«El milagro de las palabras de la cruz» 2/4

Como vimos en el pasado programa, estimado amigo, Adán y Eva tocaron el madero, y perdieron el paraíso. Jesús tocó el madero de la cruz, y a nosotros se nos devolvió el paraíso; pues Él dijo al ladrón en la cruz:«De cierto te digo quehoy estarás conmigo en el paraíso«(Lc. 23:43). ¿Cómo fue posible eso? ¡Después de todo, el paraíso estaba cerrado, y el ser humano había sido echado del mismo! Esta es la segunda frase de Jesús en la cruz. En el paraíso se había cometido el primer pecado. El ser humano había tocado el árbol y había sido excluido del mismo. Pero ahora había sucedido exactamente lo mismo, sólo que en la secuencia contraria. Por eso, desde que Jesús estuvo en la cruz en el Gólgota, nosotros podemos entrar nuevamente al paraíso. Desde entonces, podemos nacer, espiritualmente, de nuevo.

Estimado amigo, en aquella oportunidad, Adán y Eva perdieron la conexión con Dios y murieron espiritualmente. Ahora, nosotros podemos volver a nacer, espiritualmente, a través de Jesús. El Hijo de Dios, libre de pecado, colgó del madero de la cruz por los pecadores, y forjó así el perdón de los pecados y el regreso al paraíso. Por eso, durante la crucifixión, la cortina del templo se partió en dos. Cuando Jesús triunfó, exclamando:«¡Consumado es!», el querubín metió su espada en la vaina y dejó libre el camino al paraíso. De esta manera, se entiende que Jesús haya dicho al ladrón:«Hoy estarás conmigo en el paraíso».Y eso es válido para toda persona que cree.

La palabra «paraíso» señala el nuevo mundo de Dios, en el cual entran todos aquellos que, con sus pecados, se han acercado a Jesucristo. Ese paraíso es inexpresablemente maravilloso. El apóstol Pablo, en una ocasión, dijo hablando de sí mismo:«… fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar»(2 Co. 12:4).

Ahora bien ¿Quién llega a disfrutar del paraíso? Solamente aquellos que cobran ánimo, vencen sus prejuicios y resueltamente se acercan a Jesús. No se nace cristiano. Uno puede haber sido educado en forma cristiana, pero para llegar a ser realmente cristiano hay que convertirse, como lo hizo el ladrón que fue crucificado con Jesús. Él, aunque colgaba de una cruz, «se puso en marcha» y se acercó a Jesús. A pesar de todas las burlas, venció sus prejuicios y exclamó:«Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.»¿Y qué sucedió? Jesús, inmediatamente, le respondió:«¡Hoy estarás conmigo en el paraíso!»Este ladrón se venció a sí mismo, y nunca se arrepintió de haberlo hecho.

Qué maravilloso ¿no?

Estimado amigo, estimada amiga, veamos ahora La tercera frase de Jesús en la cruz.

Voy a leer en Juan: 19:26 – 27:«Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: ‘Mujer, he ahí tu hijo’. Después dijo al discípulo: ‘He ahí tu madre’. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa». Con Su primera frase desde la cruz, Jesús reparó la caída en el pecado. Con Su segunda frase desde la cruz, El nos llevó de regreso al paraíso -exactamente en el inverso en que Adán y Eva lo habían perdido.

Con Su tercera frase, nuestro Señor Jesús se preocupó, en primer lugar, por Su madre. Después de todo, en aquel tiempo no existía ningún tipo de seguro social. Pero, en segundo lugar, desde la perspectiva profética, se trata de algo más: Surge una nueva familia entre personas que no están emparentadas unas con las otras:«Mujer, he ahí tu hijo«,le dijo El a Su madre, y a Su discípulo:«He ahí tu madre«. Allí resurge la comunión. La secuencia de las palabras de Jesús en la cruz, fueron escogidas en forma consciente — ¿no es éste un milagro de la profecía bíblica? En un madero perdimos la comunión con Dios, y el pecado vino al mundo. Como consecuencia del pecado, perdimos la comunión los unos con los otros, y la familia se resquebrajó. Poco después de que Adán y Eva cayeron en el pecado, ocurrió el primer asesinato: Caín mató a su hermano Abel. En Génesis 4, vemos como la humanidad continúa su camino descendiente en forma radical.

Observemos un poco nuestro mundo de hoy estimado amigo, Ya no existe la comunión. Aun en la iglesia de Jesús existen discordias y peleas. Pero la consecuencia de las palabras de Jesús, pronunciadas en la cruz del Gólgota, es al revés: Primeramente viene el perdón, con eso se restaura la comunión con Dios, y de allí puede surgir también la comunión de los unos con los otros – una nueva familia.

Por esta razón, este versículo contiene, a mi modo de ver, una visión profética de la iglesia de Jesús. A través de la primera venida de Jesús se estableció la iglesia, con niños, jóvenes, madres y padres en Cristo. Debemos estar disponibles los unos para los otros, y cuidar los unos de los otros. Si no somos capaces de hacer eso, si nos odiamos y nos envidiamos, si nos peleamos y somos celosos porque nuestra propia opinión es tan importante, si no nos entendemos entre nosotros, entonces la razón de todo esto está en que nos hemos alejado de la cruz. Si ya no vemos la preocupación y el sufrimiento del prójimo, si ya no reconocemos lo que el otro está buscando, que necesita ayuda y apoyo – quizás aun apoyo financiero , si ya no estamos disponibles para los demás, si ya no oramos por los demás, los unos por los otros, si ya no nos prestamos atención entre nosotros, entonces la razón de todo esto es la distancia que hay entre nosotros y la cruz. La iglesia de Jesús está constituida por personas de diferentes pueblos, nacionalidades y razas, pero aun así se ha convertido en una familia.

Veamos cuales son las contradicciones en la cruz: 

· La multitud se burla y grita. -¿Qué hace Jesús? Él pronuncia palabras de amor.

· El ladrón maldice y grita, se maldice a sí mismo y a otros. Jesús, por el contrario, recuerda solícitamente a otros y los une entre ellos.

· La misma madre de Jesús está parada delante de la cruz, profundamente desamparada. Ella ve como Él está sufriendo, Sus labios están secos, pero, a causa de los soldados, ella no se anima a mojar Sus labios. – ¿Qué hace Jesús? Mira a Su madre y se ocupa de su futuro, queellatenga lo que comer y beber.

Jesús dice a Su madre:«… ¡he ahí tu hijo!», y al discípulo:«¡He ahí tu madre!»¿Qué es lo que hacemos nosotros? ¿Siquiera vemos al otro? Jesús nos convierte en madres, padres, hijos e hijas. En Juan 15:17 El dice:«Esto os mando: Que os améis unos a otros.»Y cuanto más se enfría el amor en estos últimos tiempos, tanto más deberíamos hacerlo, porque nos necesitamos unos a otros en este mundo, en el cual ya no existe el calor humano, en el cual ya solamente tienen vigencia los principios de la sociedad del codazo y donde cada uno es su propio prójimo. En un mundo en el cual reinan la guerra y el odio, nosotros, como iglesia de Jesús, debemos unirnos, unirnos mostrar el amor de nuestro Señor.

El tuvo palabras de amor, en medio del dolor, en medio del abucheo de las demás personas. ¿Tienes tu también ese amor para dar? Es mi deseo estimado amigo que así sea!

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