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Título: El mensaje profético del libro de Rut

Autor: Samuel Rindlisbacher

Tanto al pueblo de Israel como a cada persona en esta tierra, el libro de Rut muestra que ni el cumplir con la Ley ni ningún otro esfuerzo religioso puede satisfacer el anhelo del corazón. Para eso necesitamos un Redentor


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Estimado amigo en2 Timoteo 3:16-17 dice que toda la Escritura, es decir, toda la Biblia, nos es dada por Dios para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”Esto es válido también para el pequeño libro de Rut en el Antiguo Testamento. Tanto al pueblo de Israel como a cada persona en esta tierra, este libro le muestra que ni el cumplir con la Ley ni ningún otro esfuerzo religioso puede satisfacer el anhelo del corazón. Para eso necesitamos – al igual que Rut – un Redentor.

Una fiesta es algo lindo. Poder gozarse y estar alegre es un regalo de Dios. Y también Israel tenía fiestas, en total siete, prescritas por Dios. Entre ellas había tres en las cuales todos las personas (a partir de los 13 años) estaban obligados a presentarse en el Templo de Jerusalén: 

Pesaj (Pascua) – que tenía (y tiene) como motivo recordar a Israel la salida de la servidumbre de Egipto por la sangre de un cordero

Shavuot (fiesta de las semanas) – que es la fiesta del comienzo de la cosecha

Sukkot (fiesta de los tabernáculos) – que se festeja en conmemoración de la misericordiosa protección divina en el desierto (como también la fiesta de la vendimia y la de acción de gracias por la cosecha).

Vamos a fijar nuestra atención ahora especialmente en Shavuot, la fiesta del comienzo de la cosecha. Leemos al respecto en Levítico 23:15-17:„Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová. De vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de efa de flor de harina, cocidos con levadura, como primicias para Jehová.

Hasta el día de hoy, los judíos religiosos todavía celebran esta fiesta. Para nuestra meditación, es interesante recordar que en ocasión de esta fiesta se lee el libro de Rut. En ella, Israel recuerda especialmente que Dios se reveló a Su pueblo en el Sinaí para darle la Torá, o sea la Ley. Al mismo tiempo, esta fiesta se entiende como una señal de que Dios hizo un pacto inquebrantable y eterno con Israel, así como lo fue el pacto de matrimonio entre Booz y Rut. Israel ve en el libro de Rut, incluso, la boda del Eterno con el pueblo del Pacto, Israel.

También nosotros los cristianos celebramos „Shavuot”, sin embargo en otro contexto y bajo otro nombre. Para explicar esto, leemos en Hechos 2:1 que:„Cuando llegó el día de Pentecostés(=Shavuot), estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados.”Para nosotros los cristianos, esta fiesta de Shavuot es el comienzo de la Iglesia de Jesús: Pentecostés. Es el día en que se cumplió la promesa de Jesús:„Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”. Las multitudes allí presentes – casi un millón de peregrinos que habían venido a Jerusalén desde diferentes partes del mundo entero – no sabían cómo entender el acontecimiento de Pentecostés. Se preguntaban:„¿Qué quiere decir esto?”(Hch. 2:12). Entonces Pedro, uno de los discípulos, les respondió:„… esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne”.

Estimado amigo, fue el cumplimiento de la Palabra divina, la renovación de la fiesta de la cosecha que Dios había instaurado. En esa fiesta había que presentar ante Dios, en el Templo de Jerusalén, dos panes hechos con levadura. Estos dos panes simbolizan dos grupos distintos de personas pecaminosas (simbolizados por la levadura), judíos y gentiles, los cuales llegan a ser uno en Jesucristo.

Así se crea algo completamente nuevo: la Iglesia de Jesús, la Esposa del Cordero. La carta a los Gálatas nos dice al respecto:„Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”. ¡Pentecostés fue el comienzo de la cosecha mundial, para llenar la granja de Dios!

Como ya dijimos, los judíos llaman a esta fiesta „Shavuot” y los cristianos „Pentecostés”. Al mismo tiempo, existen grandes diferencias entre estas fiestas. A lo largo de estos programas estaremos estudiándolas. Pero veamos ahora en este segundo bloque el comienzo del tiempo de la gracia.

Para los creyentes en Jesucristo, con Pentecostés comenzó el tiempo de la gracia, como lo canta un músico y poeta en un himno: „¡Los cielos están abiertos! – ¿Sabes por qué? – Porque luchó y sangró Jesús.” Es la época en la cual cada uno puede acercarse a Jesucristo pidiéndole, por fe, el perdón de sus pecados.

La persona que hace esto, que invita al Señor Jesús a venir a su corazón y Le confía su vida, es salva. Será un hijo o una hija de Dios, y pertenecerá a la Iglesia universal de Jesús.

La Biblia nos habla de este tiempo de gracia, diciendo:„Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”. En la carta a los Efesios, Pablo expresa esto con las siguientes palabras:„Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”.

Estimado amigo, le invito a no perderse el próximo programa de este estudio Bíblico, en donde hablaremos sobre el Gozo de la Torá.

Dios le bendiga!.

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