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Titulo: “El llamado a batallar en oración” 2/2
  

Autor: NorbertLieth 
Nº: PE1203

En este programa se sigue estudiando ejemplos bíblicos de guerreros de oración, donde el mayor ejemplo es Jesucristo, el hijo de Dios. Escuche más acerca de los resultados asombrosos de Su oración.

 


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“Elllamado a batallar en oración” 2/2

Estimado amigo, vamos a aprovechar el tiempo que tenemos para el estudio bíblico de hoy y veremos otros hombres en la Biblia como ejemplos de cómo batallar en oración. Por ejemplo: 

• Pablo también fue un guerrero de oración. La Biblia nos dice que el apóstol de los gentiles oró y luchó intensamente. Sus cartas reflejan que en todo tiempo estaba batallando en oración por algún hermano en la fe, o por iglesias enteras (Colosenses 1:29; Efesios 1:16; 1 Tesalonisenses 1:2; 2 Timoteo 1:3; Filemón 4). Y Pablo también esperaba esto de sus hermanos en la fe. Una vez, escribió a los romanos: “Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mi a Dios” (Romanos 15:30).

Una vez alguien dijo: “La cantidad de personas que vienen a un estudio bíblico demuestra lo popular que es la iglesia. La cantidad de visitantes que tiene el culto dominical demuestra lo querido que es el pastor. Y el número de personas que vienen a una reunión de oración demuestra cuán querido es Jesucristo„. Y otra persona denominó „graciámetro” (o sea: termómetro de la gracia) al indicador de la intensidad de oración en una congregación, el cual indicaría la salud espiritual de la misma.

• La primera iglesia en Jerusalén era una iglesia que batallaba en oración. ¿Dónde podemos ver eso? Herodes mandó a matar al apóstol Santiago (Hechos 12:2). Y cuando vió que eso agradó a los judíos, también mandó arrestar a Pedro (v. 3), para matarlo después de la fiesta de Pascua. Pedro fue llevado a la cárcel, allí lo vigilaron cuatro compañías de cuatro soldados cada una. Él estaba encadenado entre dos de ellos, y dos más vigilaban las puertas, para impedir cualquier intento de escape. Pero en esta situación aparentemente imposible, la iglesia batalló en oración: “Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él” (v. 5). Estos creyentes no intentaron liberar a Pedro por la fuerza, ni escribieron una petición a Herodes ni a ningún otro. Tampoco sobornaron a los guardias, sino que oraron a un Señor que lo puede todo. El resultado fue realmente asombroso, porque dice: “Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos… Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma…” (Hechos 12:7 y 10).

¿No conocemos también nosotros estas situaciones (espirituales)? Quizás usted en este momento está siendo presionado por el gobierno, o se encuentra en alguna otra situación desesperante y sin salida. Se siente como atado y encerrado, sin luz, y mire hacia donde mire es como si sólo hubieran paredes frías, y las caras de los enemigos. No parece haber nada a su favor. Pero permita que le diga esto nuevamente: Las oraciones mueven más de lo que pensamos, o nos atrevemos a creer. Las células de oración son de mucha ayuda, y mediante una oración fiel y regular, pueden suceder milagros. En realidad, no por la oración en sí misma, sino que Dios realiza estos milagros cuando clamamos a Él en el nombre de Jesucristo.

Jesús – el gran ejemplo

La personas como Pablo y Epafras veían en el Hijo de Dios, Jesucristo, su gran ejemplo. Su vida estuvo marcada por una intensa e incesante oración. Y no sólo en su batalla de oración en Getsemaní, donde luchó con la muerte y oró fervientemente (Lucas 22:44), sino también durante toda su estadía en la tierra. Así leemos, por ejemplo: „Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba. Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar. Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él. Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús.

Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a cavilar, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué caviláis en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. Al instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios. Y todos, sobrecogidos de asombro, glorificaban a Dios; y llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas” (Lucas 5:16-26).

Que resultados tan asombros tuvo Su oración: 

  • Se reveló el poder de Dios (v. 17).
  • Las personas comenzaron a buscar a Jesús (v. 18).
  • Jesús fue el centro (v. 19).
  • La fe despertó y fue visible, y venció el perdón (v. 20).
  • La majestad de Jesús fue reconocida (v. 21).
  • Lo profundo y escondido de los corazones fue revelado (v. 22).
  • Dios fue alabado y adorado (v. 25-26).

Tomemos nosotros también el ejemplo de Jesucristo y de los santos de la Biblia. ¡Animémonos a orar con mayor intensidad! ¡Batallemos en oración!

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