El inminente Arrebatamiento – ¿Por qué Pablo ya lo esperaba? 4/4

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Titulo: “El inminente Arrebatamiento – ¿Por qué Pablo ya lo esperaba?” 4/4

Autor: WimMalgo 
Nº: PE1103

“El anticristo sólo podrá salir abiertamente al público, cuando el arrebatamiento de la Iglesia haya tenido lugar. Recién entonces se revelará su verdadero ser como el gran adversario de Cristo y de todo lo divino e irá tan lejos, que se presentará como dios y más tarde dejará adorar a su imagen”.


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“El inminente Arrebatamiento – ¿Por qué Pablo ya lo esperaba?” 4/4

Querido amigo, con respecto al arrebatamiento hay más aún para decir. Los que han ascendido también recibirán su transfiguración: “En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final” nuestro cuerpo corruptible será transformado en un cuerpo de gloria. “Porque es necesario que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y que esto mortal sea vestido de inmortalidad”.

Pero todo esto sucede en las regiones celestiales. ¡Esto será un triunfo! Porque justamente las regiones celestiales hasta hoy son una base de operación del enemigo. Desde el aire este mundo es gobernado por poderes demoníacos. Por eso Efesios 2:2 habla de Satanás como del “príncipe de la potestad del aire”. Pero ahora justamente en la jurisdicción del enemigo, tiene lugar el encuentro entre el Vencedor y sus victoriosas huestes. ¡Una celebración de victoria más gloriosa no podrá haber! ¡Cristo ha vencido por ti, tú que fuiste lavado por la sangre del Cordero! Su Iglesia ha vencido definitivamente, por esto tendrá lugar la coronación de los perseguidos justamente en el cuartel principal del perseguidor vencido.

Creo en una sincronización: En el momento del arrebatamiento los poderes del infierno serán lanzados sobre la tierra – después de la lucha del arcángel Miguel. Porque Miguel también tiene participación en el arrebatamiento. Está escrito: “Estalló entonces una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles pelearon contra el dragón. Y el dragón y sus ángeles pelearon, pero no prevalecieron, ni fue hallado más el lugar de ellos en el cielo. Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua que se llama diablo y Satanás, el cual engaña a todo el mundo. Fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados junto con él” (Ap. 12:7-9). “Porque el Señor mismo descenderá del cielo con aclamación, con voz de arcángel y con trompeta de Dios” (1 Tes. 4:16). Y al mismo tiempo la Iglesia será arrebatada – será como una balanza, se retira el peso de un lado y el otro plato inmediatamente cae. Esta es la gloriosa esperanza de los redimidos.

Pero, estimado amigo, ahora surge la pregunta: ¿Cuándo vendrás, Hijo de Hombre? El segundo capítulo de la segunda carta a los Tesalonicenses se interpreta muy diferentemente, porque se piensa erradamente, que estas afirmaciones se hallan en contradicción con el hecho del arrebatamiento antes de la gran tribulación. Pero no es así. Al contrario. En los últimos tiempos se me hizo cada vez más claro, cuan precisamente Pablo indica cuando ha de esperarse el arrebatamiento, y esto en 2ª Tesalonicenses 2:1-8: “Ahora, con respecto a la venida (=regreso) de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión con él (o arrebatamiento hacia El), os rogamos, hermanos, que no seáis movidos fácilmente de vuestro modo de pensar ni seáis alarmados, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, como que ya hubiera llegado el día del Señor. Nadie os engañe de ninguna manera; porque esto no sucederá sin que venga primero la apostasía y se manifieste el hombre de iniquidad, el hijo de perdición.

Este se opondrá y se alzará contra todo lo que se llama Dios o que se adora, tanto que se sentará en el templo de Dios haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que mientras yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? Ahora sabéis qué lo detiene, a fin de que a su debido tiempo él sea revelado. Porque ya está obrando el misterio de la iniquidad; solamente espera hasta que sea quitado de en medio el que ahora lo detiene. Y entonces será manifestado aquel inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el soplo de su boca y destruirá con el resplandor de su venida.” Aquí es traducido: “…como que ya hubiera llegado el día del Señor.” Existe una diferencia entre el “día de Cristo” (arrebatamiento) y el “día del Señor” (gran tribulación). De que aquí se hable del arrebatamiento, es evidente, porque Pablo dice: “Ahora, con respecto a la venida (=regreso) de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión con él (o arrebatamiento hacia El), os rogamos, hermanos, que no seáis movidos fácilmente de vuestro modo de pensar” (v. 1). De esto resulta algo muy importante para la Iglesia que está esperando: Antes del regreso de Jesús para el arrebatamiento de la Iglesia primero tiene que entrar en actividad la apostasía.

Con la palabra “apostasía” la Biblia indica hacia las personas, que una vez han querido obedecer a Dios y Su Palabra. Sería necio hablar de una apostasía de los incrédulos y gentiles. La gran apostasía se está desarrollando hoy, en especial en el mundo occidental, y se acrecienta cada vez más. No sólo creyentes individuales, sino muchas iglesias y congregaciones que una vez creyeron firmemente en la inspiración divina y autoridad de la Biblia, que vivieron y predicaron según esta creencia, se han desviado de esta posición. Estos creyentes no son de este mundo, pero el mundo está dentro de ellos. La Biblia los denomina apostatas. Por ésta razón también se discute tanto sobre la pregunta, si toda la Iglesia será arrebatada o solamente una selección. Por su mala conciencia ésta pregunta siempre nuevamente es formulada en la iglesia por los apostatas. Sin embargo, para personas santificadas a Dios esta pregunta es superflua.

Querido amigo, con respecto al arrebatamiento hay más aún para decir. Los que han ascendido también recibirán su transfiguración: “En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final” nuestro cuerpo corruptible será transformado en un cuerpo de gloria. “Porque es necesario que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y que esto mortal sea vestido de inmortalidad”. Pero todo esto sucede en las regiones celestiales. ¡Esto será un triunfo! Porque justamente las regiones celestiales hasta hoy son una base de operación del enemigo. Desde el aire este mundo es gobernado por poderes demoníacos. Por eso Efesios 2:2 habla de Satanás como del “príncipe de la potestad del aire”. Pero ahora justamente en la jurisdicción del enemigo, tiene lugar el encuentro entre el Vencedor y sus victoriosas huestes. ¡Una celebración de victoria más gloriosa no podrá haber! ¡Cristo ha vencido por ti, tú que fuiste lavado por la sangre del Cordero! Su Iglesia ha vencido definitivamente, por esto tendrá lugar la coronación de los perseguidos justamente en el cuartel principal del perseguidor vencido.

Creo en una sincronización: En el momento del arrebatamiento los poderes del infierno serán lanzados sobre la tierra – después de la lucha del arcángel Miguel. Porque Miguel también tiene participación en el arrebatamiento. Está escrito: “Estalló entonces una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles pelearon contra el dragón. Y el dragón y sus ángeles pelearon, pero no prevalecieron, ni fue hallado más el lugar de ellos en el cielo. Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua que se llama diablo y Satanás, el cual engaña a todo el mundo. Fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados junto con él” (Ap. 12:7-9). “Porque el Señor mismo descenderá del cielo con aclamación, con voz de arcángel y con trompeta de Dios” (1 Tes. 4:16). Y al mismo tiempo la Iglesia será arrebatada – será como una balanza, se retira el peso de un lado y el otro plato inmediatamente cae. Esta es la gloriosa esperanza de los redimidos.

Pero, estimado amigo, ahora surge la pregunta: ¿Cuándo vendrás, Hijo de Hombre? El segundo capítulo de la segunda carta a los Tesalonicenses se interpreta muy diferentemente, porque se piensa erradamente, que estas afirmaciones se hallan en contradicción con el hecho del arrebatamiento antes de la gran tribulación. Pero no es así. Al contrario. En los últimos tiempos se me hizo cada vez más claro, cuan precisamente Pablo indica cuando ha de esperarse el arrebatamiento, y esto en 2ª Tesalonicenses 2:1-8: “Ahora, con respecto a la venida (=regreso) de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión con él (o arrebatamiento hacia El), os rogamos, hermanos, que no seáis movidos fácilmente de vuestro modo de pensar ni seáis alarmados, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, como que ya hubiera llegado el día del Señor. Nadie os engañe de ninguna manera; porque esto no sucederá sin que venga primero la apostasía y se manifieste el hombre de iniquidad, el hijo de perdición.

Este se opondrá y se alzará contra todo lo que se llama Dios o que se adora, tanto que se sentará en el templo de Dios haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que mientras yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? Ahora sabéis qué lo detiene, a fin de que a su debido tiempo él sea revelado. Porque ya está obrando el misterio de la iniquidad; solamente espera hasta que sea quitado de en medio el que ahora lo detiene. Y entonces será manifestado aquel inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el soplo de su boca y destruirá con el resplandor de su venida.” Aquí es traducido: “…como que ya hubiera llegado el día del Señor.” Existe una diferencia entre el “día de Cristo” (arrebatamiento) y el “día del Señor” (gran tribulación). De que aquí se hable del arrebatamiento, es evidente, porque Pablo dice: “Ahora, con respecto a la venida (=regreso) de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión con él (o arrebatamiento hacia El), os rogamos, hermanos, que no seáis movidos fácilmente de vuestro modo de pensar” (v. 1). De esto resulta algo muy importante para la Iglesia que está esperando: Antes del regreso de Jesús para el arrebatamiento de la Iglesia primero tiene que entrar en actividad la apostasía.

Con la palabra “apostasía” la Biblia indica hacia las personas, que una vez han querido obedecer a Dios y Su Palabra. Sería necio hablar de una apostasía de los incrédulos y gentiles. La gran apostasía se está desarrollando hoy, en especial en el mundo occidental, y se acrecienta cada vez más. No sólo creyentes individuales, sino muchas iglesias y congregaciones que una vez creyeron firmemente en la inspiración divina y autoridad de la Biblia, que vivieron y predicaron según esta creencia, se han desviado de esta posición. Estos creyentes no son de este mundo, pero el mundo está dentro de ellos. La Biblia los denomina apostatas. Por ésta razón también se discute tanto sobre la pregunta, si toda la Iglesia será arrebatada o solamente una selección. Por su mala conciencia ésta pregunta siempre nuevamente es formulada en la iglesia por los apostatas. Sin embargo, para personas santificadas a Dios esta pregunta es superflua.

Querido amigo, aparte de la primera señal, que muestra la situación espiritual antes de la venida del Señor para el arrebatamiento, Pablo aún profetiza otro acontecimiento, que aún tiene que cumplirse sobre el palco de la política mundial: La aparición del hombre de la iniquidad, del anticristo. Pero tenemos que poner mucha atención a que aquí, en 2 Tesalonicenses 2:3, sólo se habla de su aparición, pero no de su gobierno de terror (que él ejercerá, según el profeta Daniel, como gobernador del pacto de los diez estados). El anticristo sólo podrá salir abiertamente al público, cuando el Santo Espíritu no le retenga más, es decir, cuando el arrebatamiento de la Iglesia haya tenido lugar.

Recién entonces se revelará su verdadero ser como el gran adversario de Cristo y de todo lo divino e irá tan lejos, que se presentará como dios y más tarde dejará adorar a su imagen. En 2 Tesalonisenses 2:6-8 está claramente escrito, que al anticristo le es imposible manifestarse mientras la Iglesia de Jesús se encuentre sobre la tierra: “Ahora sabéis qué lo detiene, a fin de que a su debido tiempo él sea revelado. Porque ya está obrando el misterio de la iniquidad; solamente espera hasta que sea quitado de en medio el que ahora lo detiene. Y entonces será manifestado aquel inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el soplo de su boca y destruirá con el resplandor de su venida” Pablo traza la línea hasta la venida del Señor “como un relámpago” junto con la Iglesia y la destrucción del anticristo. Pero probablemente, es posible que el anticristo se encuentre en nuestro medio. Una cosa es segura: ¡La apostasía ya está presente! ¡Y muchos no están listos para el arrebatamiento!

Visto proféticamente el tiempo final es caracterizado y marcado por las iglesias de Filadelfia y Laodicea. A la Iglesia de Filadelfia el Señor dice: “Yo conozco tus obras. He aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque tienes un poco de poder y has guardado mi palabra y no has negado mi nombre”. Estos están listos para el arrebatamiento y según versículo 10, serán guardados de la gran tribulación: “Porque guardaste la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré a la hora de la prueba que ha de venir sobre todo el mundo habitado, para probar a los moradores de la tierra.” Pero a la iglesia de Laodicea, la cual no estaba preparada el Señor dice: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Así, porque eres tibio, y no frío ni caliente, estoy por vomitarte de mi boca”.

¿Por qué hablamos de apóstatas? ¿Acaso piensas que el Señor no tenía una seria intención, cuando dijo: “Procurad la paz con todos, y la santidad sin la cual nadie verá al Señor”? ¿Cómo un apóstata puede esperar ser santificado y preparado para el cielo? ¿Piensas que un avaro puede ser arrebatado? Supongamos que uno se desvíe de Dios, porque piensa hacerse rico. Tanto como es un hijo de Dios, Dios lo despojará de su riqueza. ¡Para Dios el valor de su alma es mucho mayor que todas sus riquezas! El no tardará en destruir todas sus posesiones, si no lo puede desprender de otra manera. ¿O no eres un hijo de Dios, sino sólo un cristiano nominal, un farsante? El que permanece en la apostasía, a pesar de que el arrebatamiento está a la puerta, se puede preparar, que el Señor con el tiempo – si El aún concede tiempo – permitirá que tenga una gran caída, de la cual no se recuperará durante toda su vida. Pero lo más duro sería tener que quedarte atrás en el arrebatamiento, porque desde el principio nunca te entregaste completamente al Señor. ¡Hazlo hoy! ¡Hazlo ahora – porque El viene pronto!

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