El inminente Arrebatamiento – ¿Por qué Pablo ya lo esperaba? 3/4

El inminente Arrebatamiento – ¿Por qué Pablo ya lo esperaba? 2/4
21 febrero, 2008
El inminente Arrebatamiento – ¿Por qué Pablo ya lo esperaba? 4/4
21 febrero, 2008
El inminente Arrebatamiento – ¿Por qué Pablo ya lo esperaba? 2/4
21 febrero, 2008
El inminente Arrebatamiento – ¿Por qué Pablo ya lo esperaba? 4/4
21 febrero, 2008

Titulo: “El inminente Arrebatamiento – ¿Por qué Pablo ya lo esperaba?” 3/4
 

Autor: WimMalgo 
Nº: PE1102

¿Sabe usted que hay una gran diferencia entre  la venida de nuestro Redentor “como un ladrón”, y entre la llegada de nuestro Señor en gran poder y gloria “como un relámpago”?

Un programa lleno de importantísimas enseñanzas de Wim Malgo en la voz de Herman Hartwich.


Descargarlo GRATIS a su propio pc para tener o compartír con otrosPE1102.mp3



«El inminente Arrebatamiento – ¿Por qué Pablo ya lo esperaba?» 3/4

Hola querido amigo, hoy veremos, como lo hemos adelantado en la introducción, la diferencia entre la venida del Señor «como un ladrón» y su llegada «como un relámpago».

A pesar de que ambos, el ladrón como el relámpago, vienen sin previo anuncio, de improviso y rápidamente. Sin embargo la venida del ladrón es sin ruidos y sólo perceptible para los pocos que estén velando. El relámpago es acompañado del retumbar y estruendo del trueno y visible para todos. Aparte de esto, el ladrón viene para buscar algo valioso, retirarlo silenciosamente y entonces guardarlo en un lugar seguro. Sin embargo, el relámpago viene como fenómeno secundario de una atmósfera sobrecargada, sofocante, y al mismo tiempo provoca alivio y purificación.

Ahora el Señor Jesús dice de sí mismo: 

«He aquí, yo vengo como ladrón» (Ap. 16:15a)

«Velad, pues, porque no sabéis en qué día viene vuestro Señor. Pero sabed esto: Si el dueño de casa hubiera sabido a qué hora habría de venir el ladrón, habría velado y no habría dejado que forzaran la entrada a su casa. Por tanto, estad preparados también vosotros, porque a la hora que no pensáis, vendrá el Hijo del Hombre».

«Pero el día del Señor vendrá como ladrón…».

Estimado amigo, esta venida del «Señor como ladrón» sucede en completo secreto! No se refiere a todas las personas, sino sólo a una selección. Es como en aquel entonces, en la ascensión al cielo, cuando los discípulos quedaron mirando en pos de Jesús, los ángeles dijeron: «Este Jesús, quien fue tomado de vosotros arriba al cielo, vendrá de la misma manera como le habéis visto ir al cielo». Sólo Sus discípulos más cercanos pudieron verle subir en una nube, silenciosamente, imperceptible para todas las otras personas. Y tan seguro como es: «…está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después el juicio» – tan seguramente será la venida de Jesús: «aparecerá para salvación a los que le esperan» (Hebr 9:27-28). El mundo no Le espera pero sí los hijos de Dios santificados: «En aquel entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado». «Entonces…llegó el novio; y las preparadas entraron con él a la boda, y se cerró la puerta». Por esto Lucas 12:35-36a nos exhorta: «Estén ceñidos vuestros lomos y encendidas vuestras lámparas. Y sed vosotros semejantes a los siervos que esperan a su señor cuando ha de volver.» Reconocemos claramente que el acontecimiento del arrebatamiento esconde en sí un elemento de suma sorpresa. Tratemos de imaginarnos esto por un momento: ¡Un día de pronto, ellos faltarán – el hombre – la mujer – los hijos – como si fuesen raptados! ¡Qué experiencia más atemorizante! Principalmente para los miembros de la familia que aún no se han decidido, que no pueden tener parte en el arrebatamiento. ¡Esto será una gran sorpresa para todo el mundo!

Estimado amigo, Su venida en gran poder y gloria será – como ya dijimos – no «como un ladrón en la noche», sino como un relámpago: «Porque así como el relámpago sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre» dice la Palabra. Un relámpago es visible para todos. Como un relámpago sucede de repente, tremendamente fuerte, e ilumina todo, así el Señor iluminará las tinieblas de la tribulación de los tiempos finales y las ahuyentará. Al anticristo entonces le habrá ocurrido la idea loca de que él puede resistir al propio Cristo.

Y entonces irá a «los reyes de todo el mundo habitado para congregarlos para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso… en el lugar que se llama en hebreo Armagedón», para hacer «guerra contra el que estaba montado sobre el caballo y contra su ejército» (Ap. 19:19). «El que habita en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. Entonces les hablará en su ira y los turbará en su furor» (Sl. 2:4-5). «El Señor…aplastará a los reyes en el día de su ira. Juzgará entre las naciones; las llenará de cadáveres. Aplastará a los jefes sobre la extensa tierra» (Sl. 110:5-6). Porque entonces habrá venido el día de la ira del Señor – el juicio sobre el mundo anticristiano: «Entonces se manifestará la señal del Hijo del Hombre en el cielo, y en ese tiempo harán duelo todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. El enviará a sus ángeles con un gran sonar de trompeta, y ellos reunirán a los escogidos de él de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro» .

 «He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá: aun los que le traspasaron. Todas las tribus de la tierra harán lamentación por él. ¡Sí, amén!» (Ap. 1:7). «Acerca de los mismos también profetizó Enoc, séptimo después de Adán, diciendo: He aquí, el Señor vino entre sus santos millares para hacer juicio contra todos y declarar convicta a toda persona respecto a todas sus obras de impiedad que ellos han hecho impíamente y respecto a todas las duras palabras que los pecadores impíos han hablado contra él» (Jud. 14-15). Y así será el resultado de la batalla entre Cristo y el anticristo: «…y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes, y los que están con él son llamados y elegidos y fieles» (Ap. 17:14). «…Y entonces será manifestado aquel inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el soplo de su boca y destruirá con el resplandor de su venida» (2 Tes. 2:8).

Querido amigo, estos acontecimientos están muy cerca y ciertamente han de cumplirse. ¡Porque el arrebatamiento no viene, porque fue profetizado así – sino que fue profetizado porque acontecerá así! Porque Dios, que sabe lo que hay en el hombre, ve todo de la forma como ha de acontecer. El conoce la historia de la humanidad por adelantado. La ascensión hacia Jesucristo, la Cabeza, en el arrebatamiento, es el maravilloso cumplimiento de Efesios 5:27: «Para presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa que no tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que sea santa y sin falta.» El Señor mismo en Gloria se manifestará a través de Su Iglesia-cuerpo, y esto, en la culminación de Su propia gloria de Salvación. Así el lo dice en Juan 14:3: «Y si voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo esté, vosotros también estéis.»

El arrebatamiento es la congregación de los miembros unos con otros; porque los vivos serán elevados juntamente con los muertos. La Iglesia de todos los tiempos y de todas las naciones, por primera vez, estará reunida como una unidad – no en la tierra, sino en las regiones celestiales. Hasta entonces sólo habrá iglesias en plural, como forma de presentación local. Pero entonces habrá una ascensión de una gran Iglesia: No como aquella de Elías con fuego, carro y caballos, sino que millones de santos ascenderán y atraídos por la santa fuerza de Dios. ¡Y todos juntos llenarán las regiones celestiales con sus aleluya!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Elija su moneda
UYU Peso uruguayo