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El Espíritu Santo en el libro de Isaías 
(2ª parte)

Autor: Norbert Lieth

  El profeta Isaías menciona la obra del Espíritu Santo con más frecuencia que cualquier otro autor del Antiguo Testamento. Cuando recordamos que Isaías profetizó unos 700 años antes de Cristo, entonces la exactitud con que la Palabra se cumplió, siglos después, en Cristo, es algo absolutamente digno de adoración.


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PE1930 – Estudio Bíblico
El Espíritu Santo en el libro de Isaías (2ª parte)



Continuamos observando las menciones del Espíritu Santo en este libro y vemos ahora que: El Espíritu Santo obra bendición. En Isaías 44:3 al 5 leemos:“Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas. Este dirá: Yo soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob, y otro escribirá con su mano: A Jehová, y se apellidará con el nombre de Israel”. El derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés no fue el cumplimiento de esta promesa. Sólo cuando la Biblia, en el Nuevo Testamento, dice expresamente que algo se ha cumplido, entonces realmente está consumado y no hay un cumplimiento posterior, o algo por el estilo. Tomemos algunos ejemplos del evangelio de Mateo, en los cuales dice:“para que se cumpliese.”Ya hemos visto, en el programa anterior, el de Mateo 12:17 y 18. Y también podemos ver:
– en Mateo 1:22 y 23: El nacimiento virginal anunciado.
– en Mateo 2:15,17,18,y 23: La profecía de la huída a Egipto, del asesinato de los niños en Belén, y el que Jesús sería llamadonazareno.
– en Mateo 4:14 al 16: Las declaraciones proféticas sobre Zabulón, Neftalí y la Galilea de los gentiles.
– en Mateo 13:14 y 15:35: La profecía con respecto a la ceguera de los fariseos y el hablar en parábolas de Jesús.
– en Mateo 21:4 y 5: El anuncio de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, montado en un asno.
– en Mateo 27:9 y 10: La profecía anunciando que Jesús sería traicionado por 30 piezas de plata y la compra del campo de sangre.
– en Mateo 27:35: El anuncio profético de que las ropas de Jesús serían divididas y que echarían suerte sobre ellas.

De todas estas declaraciones proféticas ya no existe más cumplimiento, porque ya se han cumplido. A algo cumplido, no se le puede agregar nada. Pedro dice, mirando a Pentecostés y a la profecía en Joel 3, estas palabras que leemos en Hch. 2:16 y 17:“Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños”. ¿Por qué será que Pedro no usa la palabra “cumplido”, sino sólo “esto es”? Porque Pentecostés no es el cumplimiento completo de la declaración de Joel. El cumplimiento completo todavía está por darse, y ocurrirá cuando Jesús venga otra vez. Porque las declaraciones de Joel del oscurecimiento del sol, de sangre, fuego y vapor aún no se han cumplido. Éstas se refieren al venidero Día del Señor. Pero, cuando el Señor venga otra vez, al final de la gran Tribulación, entonces también se cumplirá esta promesa de Isaías. Probablemente, es a eso a lo que se refiere, también, Apocalipsis 22:17:“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. ¡Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente!”En ese tiempo, lo sediento – tanto literalmente (para tierra y pueblo) como también espiritualmente – recibirá mucha agua de bendición.

Vemos también que: El Espíritu Santo llama y envía. El profeta Isaías sabía claramente y podía testificar que el Señor lo había enviado:“Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu”(nos dice en Is. 48:16). En Hechos 13, Bernabé y Saulo (Pablo) son apartados para la obra para la que el Espíritu Santo los había llamado (vs. 1-4). En otro pasaje, Hech. 16:6 al 10,Pablo y Silas primeramente se ven  obstaculizados por el Espíritu a viajar por ciertas regiones, para que ellos fueran a donde el Señor quería que fueran. El Espíritu Santo ha llamado a todos los creyentes en Jesús a la unidad en Su cuerpo, así leemos en Ef. 4:4:“Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación”. ¡Alegrémonos, porque todo cristiano neotestamentario es llamado por el Espíritu Santo y puede ser parte de esto!

Continuamos viendo ahora la mención a: El Espíritu Santo y la obra de Jesucristo. En Is. 61:1 y 2 dice:“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados”. La primera parte de esta declaración, el Señor Jesús la cumplió con Su primera venida a este mundo. Él mismo lo confirmó en Lc. 4:17 al 21, que dice así:“Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”.

Lo que llama la atención, es que el Señor no haya leído toda la profecía de Isaías. Él terminó la lectura en“para predicar el año agradable del Señor”, mientras que en Isaías encontramos la añadidura: “y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados.” También en esto vemos lo exacta que es la Palabra de Dios. Jesús no vino para venganza, sino para ofrecer gracia, y el tiempo de gracia debía durar más tiempo que el tiempo del juicio. El “año agradable” del Señor se refiere a la dispensación de la gracia, que comenzó con la venida del Señor Jesús y aún continúa. El día de venganza, al contrario, se refiere al “Día del Señor” o “Día de la ira de Dios”, que sucederá después de la dispensación de la iglesia en la Tribulación (del cual leemos en Ap. 6:17). A continuación, serán consolados los enlutados que habrán pasado por la Tribulación, cuando el Señor establezca Su reino mesiánico. De modo que podemos decir que la primera venida de Jesús a la tierra, ha significado una “prórroga en la historia del mundo”. Israel no contaba con que el Señor aún agregaría un pueblo, de entre la comunidad de las naciones, para incorporarlo a Su reino. Pero eso, por supuesto, ya estaba determinado en el decreto de Dios, desde antes de la fundación del mundo.

Por último, hoy, vemos que: Israel contristó Su Espíritu Santo. Así leemos en Is. 63:10 y 11: “Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su Santo Espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos. Pero se acordó de los días antiguos, de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está el que les hizo subir del mar con el pastor de su rebaño? ¿Dónde el que puso en medio de él su Santo Espíritu?” Los israelitas eran rebeldes y obstinados en el tiempo de Isaías. Seguían a otros dioses, se unían a los gentiles y le daban la espalda a Dios, tratándolo como si Él fuera su enemigo. Y, de ese modo, Él se llegó a convertir en enemigo de ellos y a luchar contra ellos. Eso tuvo como consecuencia que el pueblo de Israel fuera llevado al cautiverio, primero el reino del norte, a Asiria, y más adelante el reino del sur, a Babilonia. También nosotros somos exhortados a no convertirnos en enemigos de Dios, al apartarnos de Él y hacernos amigos de las cosas pecaminosas de este mundo: Stg. 4:4 nos exhorta: “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”.

Por hoy nos tenemos que despedir, pero continuaremos con la tercera y última parte del mensaje, en el próximo programa. ¡Hasta entonces y qué Dios les bendiga!

 

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