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Titulo: “El camino hacia la perfección” V (parte 1)

Autor: Norbert Lieth
 Nº: PE852
Locutor: Gerardo Rodríguez

ElCaminar Independiente de la Oscuridad

“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo''

¿Qué tipo de personas son capacitadas para ver a Jesucristo, la luz, en las tinieblas? Las personas que fueron al encuentro de la verdad y nacieron de nuevo, tornándose ellas mismas veraces.

 


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“El camino hacia la perfección” V (parte 1).

Estimado amigo, para hacer un breve repaso de lo que hemos descubierto en las Escrituras respeto al tema – “El camino hacia la perfección” – vamos a repetir algunos puntos claves: 

– Dios quiere que el hombre tome el camino hacia la perfección para que vuelva a ser como El es, pues cuando Dios, con Sus manos maestras, terminó de crear al hombre, se vio a Sí mismo en este primer hombre.

– Cuando hablamos del camino hacia la perfección, tenemos que buscar la voluntad perfecta de Dios y hacerla.

– El camino hacia la perfección no es esfuerzo, sino entrega total de todas las cosas.

– Tú, que sabes que también tu morada, tu templo, está inmundo, de manera que el Señor no puede habitar en medio de ti porque otra cosa ocupa el centro: ¿No quieres hacer caso hoy al llamado del Señor Jesucristo y oír Su voz? ¿No quieres producir ahora frutos justos de arrepentimiento, despojándote de lo que no se puede mantener en pie en Su presencia, y pedirle que limpie tu corazón y vuelva a habitar en medio de ti? Entonces, ¡El podrá hacer cosas maravillosas, también, a través tuyo!

– En la Biblia encontramos diferentes pasajes de los cuales se desprende, claramente, que la oscuridad es un acompañante necesario de la comunión con el Señor. Estas son las etapas en las cuales debemos aprender a creer y confiar, a pesar de no sentir ni ver nada.

El Caminar Independiente de la Oscuridad

“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo'' (1 Jn. 2:6).

Es tiempo de aprender la práctica del caminar independiente de la oscuridad, que nos describe esta porción bíblica. El andar de aquél que se comporte de acuerdo a esto, será determinado por Jesucristo. Esto quiere decir: Tal persona será capacitada para soportar la aparente contradicción entre la luz y las tinieblas en su vida y en su andar. Entonces, la luz permanecerá en ti, a pesar de que alrededor tuyo haya oscuridad, y clamarás con el Salmista: “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?'' (Sl. 27:1.)

El que anda en el mismo sentir de Jesús (¡lo que tiene que demostrarse en la vida cotidiana!), tiene una clara revelación de Su gloriosa persona, por el Espíritu Santo. ¡Justamente en la oscuridad la luz brilla con más claridad! El que reconoce esto se avergüenza de todas sus quejas y fallas. Porque cuando el Señor nos conduce por densas tinieblas, Su brillante gloria resplandece aún mucho más.

En cierta oportunidad una participante del viaje a Israel, durante un congreso sobre la Palabra Profética en Jerusalén, hizo la extraña pregunta: “¿Por qué las estrellas ya no brillan con tanta intensidad como antes?'' En el primer momento quedé algo confuso con esta pregunta pero, en lo que se refiere a este mensaje, la respuesta se aplica perfectamente: ¡Ya no se ven tan claras las estrellas en el cielo porque existe mucha luz artificial! Cuando, por ejemplo, uno se encuentra en una gran ciudad con calles y vitrinas intensamente iluminadas, ya casi no es posible reconocer las estrellas.

Este mismo mensaje lo escuchamos de Juan: “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella'' (Jn. 1:5). Las “tinieblas'' no ven claro, porque son cegadas por luces engañosas. Por eso, es de extrema importancia acentuar fuertemente palabras como las de 1 Juan 2:8: “Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra'' (1 Jn. 2:8).

La Biblia no miente, aunque actualmente tengas que pasar por muchas tinieblas. ¡Antes bien, la oscuridad en la cual te encuentras ahora es una mentira de Satanás, porque la verdadera luz, que es Jesucristo mismo, también brilla ahora en ti!

En el diario “USA Today'' leímos, hace algún tiempo, acerca de una pareja cuyo hijo nació con una deformación en el cráneo. Para sorpresa de todos, este hijo, comenzó a tocar el piano a los ocho meses. Dice en el artículo: 

Con sus cinco años, Jermaine ya es un virtuoso del piano. Por si aún no bastara que un niño ciego de cinco años toque Mozart, Beethoven, Chopin y Liszt, hay que considerar que el niño de Baltimore nació con una deformación craneana y los médicos declararon que sería sordo y retardado. “Pensábamos, realmente, que nuestro hijo sería un “inútil', un niño que viviría vegetando'', confesó su madre. Pero ahora los padres reconocieron que tienen un genio, y hoy Jermaine sirve como embajador de la “National Craniofacial Foundation'' (Fundación Nacional Cráneo-facial). “El es la luz de nuestra vida'', dice el presidente de la fundación. Hasta recibió una invitación de la (entonces) primera-dama y, a continuación, hubo una recepción en Washington, en ocasión de una semana dedicada a personas con deformaciones craneanas.

Este informe ilustra el hecho incomprensible de que el Señor utiliza nuestras tinieblas para revelarse de una manera tanto más maravillosa y clara _ justamente así como se manifestó en este niño incapacitado un maravilloso don musical! A esta luz, comprendemos un poco del profundo significado de las palabras del Salmo 112:4: “Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos; él es clemente, misericordioso y justo.''

Aquí se presenta la pregunta: ¿Qué tipo de personas son capacitadas para ver a Jesucristo, la luz, en las tinieblas? Las personas que fueron al encuentro de la verdad y nacieron de nuevo, tornándose ellas mismas veraces. Pues el hombre no renacido no es veraz: “Antes bien sea Dios veraz, y todo hombre sea mentiroso…'' (Ro. 3:4). Por lo tanto, tal persona es incapaz de ver el reino de Dios, y mucho menos aún podrá ver a Jesús: “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios'' (Jn. 3:3). En otras palabras: El hombre que no es nacido de nuevo no tiene visión para este maravilloso mundo invisible en el cual estaremos por toda la eternidad. ¡Tal persona no puede ver a Jesús, porque no es santificada!

Existen trágicas consecuencias con respecto al hecho de que se haya dividido a las personas en renacidas y no-renacidas en base a su participación o no en una iglesia (o por ser bautizadas o no, o por vivir o no una vida honesta y sólida). Así surgió una valorización totalmente equivocada. Así muchos no-renacidos son considerados renacidos y viceversa.

Juan da, en su primera epístola, algunas características inequívocas de una persona que es nacida de Dios. Son normas tan radicales que nadie las puede esquivar: “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios'' (1 Jn. 3:9-10).

¿Es usted nacido de Dios?, estimado amigo. Es la pregunta más importante en su vida que solamente usted puede responder y es necesario hacerlo con toda sinceridad. ¡Qué Dios le bendiga!

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