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Titulo: El camino a la perfección
Autor: Wim Malgo
  Nº: PE844

Locutor: Herman Hartwich 

 A través de distintos ejemplos bíblicos, subrayamos la verdad de que el valle oscuro enseña a escuchar la voz del Señor. Estos valles son las etapas en las cuales debemos aprender a creer y a confiar, a pesar de no sentir ni ver nada.

Jesucristo mismo dice que El es la luz que brilla en la oscuridad.


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El camino hacia la perfección (parte 4) 2 de 5

En Génesis 15:12-14 leemos cómo y cuándo Dios (la Luz) se reveló a Abraham y le comunicó como le iría a su descendencia: «Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él. Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza.''

Aquí tenemos que considerar la combinación del temor en la densa oscuridad, con el sueño profundo que, al mismo tiempo, cayó sobre Abraham. ¡Si el Señor te dice algo totalmente nuevo en la oscuridad, entonces permanece en completo silencio interior! «Guarda silencio ante Jehová, y espera en él'' (Sl. 37:7a). O, como el Señor lo dice a través de Isaías: «¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz…'' (Is. 50:10a). Esta es la situación a la cual somos conducidos, principalmente en este tiempo en que la oscuridad cubre a los pueblos y las tinieblas a la Tierra. Y, entonces, dice a continuación: «…confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios'' (Is. 50:10b). Cuando somos conducidos a través de las tinieblas, por valles oscuros, la voz del Señor llega a nosotros. Acabamos de ver esto en la experiencia de Abraham. ¡En la noche es cuando mejor podemos percibir la voz del Señor!

Quiero citar, otra vez, las palabras de Mateo 10:27: «Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas.'' Nuestro Señor a veces nos conduce por una escuela de oscuridad para lograr que Le prestemos atención. A los pájaros se les enseña a cantar en la oscuridad, y nosotros somos puestos a la sombra de la mano de Dios hasta que aprendamos a escucharle. «Lo que os digo en tinieblas…'' Si Dios te pone en la oscuridad, ¡pon atención! ¡Y si te encuentras en la sombra, entonces, cierra tu boca y permanece en silencio! ¿Te encuentras ahora en tinieblas _ por tu situación o tu vida con Dios? ¡Entonces, permanece callado! Porque si abres tu boca en la sombra escogerás el tono equivocado, porque la oscuridad es el tiempo para permanecer callado. No hables con otras personas al respecto, porque darás una impresión desagradable y extraña si hablas livianamente sobre tu vivencia más íntima con el Señor. ¡Tampoco leas libros para encontrar la razón de porqué te encuentras en tinieblas, solamente pon atención y escucha! ¡Si hablas con otras personas sobre esto, no podrás escuchar lo que Dios te quiere decir! Por lo tanto, si te encuentras en la oscuridad, entonces, escucha y Dios te dará un mensaje muy valioso para otras personas para cuando, nuevamente, te encuentres en la luz.

A cada período de oscuridad le sigue una mezcla de alegría y humillación (si sólo es alegría, entonces, existirá la duda de si, realmente, hemos escuchado a Dios) _ alegría por haber escuchado a Dios pero, principalmente, humillación: «¡Cuánto tiempo he necesitado para entender esto; cuán tonto fui al no comprenderlo a pesar de que Dios, durante todos estos días y semanas, me hablaba una y otra vez!'' Ahora llega el regalo de la humillación, que trae consigo aquella mansedumbre del corazón que siempre escuchará a Dios inmediatamente.

En el valle oscuro, retén la Luz

¿Estás siendo conducido, precisamente en este momento, por un valle oscuro? Entonces escucha lo que El te quiere decir a través de Isaías 51:16: «Y en tu boca he puesto mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí, extendiendo los cielos y echando los cimientos de la tierra, y diciendo a Sion: Pueblo mío eres tú.'' O sea, El pone Sus Palabras en tu boca, mientras te cubre bajo la sombra de Su mano. ¡El que sea capaz de entenderlo, entiéndalo! El capacita tu oído interior para escuchar Su voz como nunca antes. Entonces, escuchando Su voz, ves al Señor. El profeta Miqueas exclama: «Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá. Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz'' (Mi. 7:7-8). Aquí lo vemos: ¡Tenemos que esperarle y aferrarnos a El en la oscuridad, porque El es nuestra luz!

Pruébate: ¿Es realmente Jesús tu luz? ¿Le sigues a El en la luz, aunque te encuentres en la oscuridad? Sólo aquél que hace esto es capaz de entrar, con gran osadía, en la oscuridad donde Dios está. Pablo la denomina, en 1 Timoteo 6:16, la luz inaccesible. Este es el significado profético de las palabras de Isaías 50:10: «¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios.'' «La voz de su siervo'' _ ésta es la voz de Jesucristo, la cual dijo en medio de las tinieblas: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida'' (Jn. 8:12). Jesucristo mismo dice aquí, expresamente, que El es la luz que brilla en la oscuridad. Esta maravillosa proclamación, a su vez, es el cumplimiento de Isaías 9:2: «El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.'' También aquí, otra vez: ¡La «gran luz'' no es ningún otro, sino Jesús!

Pero esto, ahora, también nos obliga a hablar acerca de otra oscuridad _ una oscuridad que Dios, ya hace tiempo, quizo quitar. Jesús mismo lo expresó en Juan 3:19-21: «Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.''

La Luz, Jesucristo, ahora ilumina tu corazón: «Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz…'' (Jn. 3:19). No eres juzgado por la luz que tienes, sino por la luz que no quisiste aceptar. A cada persona le es posible llegar a conocer la norma de Jesucristo. No se trata de si eres «creyente'' o no; si cumples concientemente con tu deber o no. Se trata de si rechazas la luz del más valioso carácter moral que existió, Jesucristo. ¡Este es el juicio!, que la luz (Jesucristo) vino al mundo, pero que tú prefieres las tinieblas, esto es, tu propio punto de vista. Entonces ¿por qué te sorprendes de la gran oscuridad que existe dentro tuyo y a tu alrededor?

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