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Título: El Buen Olivo y sus ramas

Autor: Walter  Mosimann
PE1334

Con la imagen del olivo y sus ramas (epístola a los Romanos, capítulo 11), Pablo explica el Plan de Salvación de Dios. Explica la diferencia entre el buen olivo y el olivo silvestre. Esta imagen nos ayuda a echar un vistazo a las profundidades de la sabiduría y del conocimiento de Dios, y por otro lado también nos ayuda a comprender, a la luz de la Biblia, la relación entre el pueblo de Israel y las naciones.


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Estimado amigo, voy hacer caso al pedido de Robert y les cuento que en el programa pasado hemos tratado principalmente el asunto que ya en el siglo 2 después de Cristo, la teología cristiana se fundó sobre cuatro dogmas anti-judios: 

1. Todo el pueblo de Israel tiene la culpa de la crucifixión del Hijo de Dios.

2. Por eso, Dios desechó a Israel y anuló las promesas del Antiguo Pacto.

3. Después de la resurrección de Jesucristo, la elección del pueblo de Dios se trasmitió a la Iglesia; e Israel fue desheredado.

4. Los judíos reciben la salvación únicamente por el bautismo, es decir, renunciando a su creencia.

En el correr de los siglos, esta “teología del reemplazo” se convirtió en una sistemática enemistad contra los judíos. Pero en el capítulo 11 de la carta a los Romanos recibimos otra clara enseñanza.

¿Ha desechado Dios a Su pueblo?

En el primer versículo del capítulo 11 de la carta a los Romanos, Pablo nos confronta con esta pregunta tan directa. Pero ya en el siguiente versículo da una clarísima repuesta:“No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció”(Ro. 11:2). Con esto, Pablo demuestra que Dios no quebró el pacto hecho con Abraham y con David. Si lo hubiera hecho, Pablo – también judío de la tribu de Benjamín – no habría creído en Jesucristo.

En los primeros años, las iglesias cristianas se componían exclusivamente de judíos creyentes. Sin embargo, no todos los judíos recibieron el evangelio; solamente un remanente. A través de toda la historia del pueblo de Israel, siempre hubo un remanente fiel a Dios – aún en los tiempos en que la gran mayoría se apartaba del Dios verdadero:“Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia… Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios”(Ro. 11:5.29). Nunca Dios revocó el Pacto hecho con Su pueblo. Lo guardó, incluso, aún después que la gran mayoría de Israel había negado y expulsado a Jesús.

El siguiente versículo, muchas veces es mal interpretado:“Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?”(Ro. 11:15). ¿A quién se refiere la palabrita “su”? Pablo dice claramente que Dios no desechó a Su pueblo (versículo 2). Por lo tanto, este versículo no significa que Dios habría desechado a Israel. Todo lo contrario: Israel desechó a Jesús como el Hijo de Dios. Como consecuencia, Dios hirió al pueblo judío con ceguera, una ceguera detrás de la cual hay un misterio. (Hablaremos más acerca de este misterio mas adelante).

Israel todavía no ha encontrado lo que buscaba, aunque hasta hoy trata de seguir con celolas leyes de la justicia. No reconocieron que la Ley no contribuye en nada al perfeccionamiento. Por eso, les fue dado un espíritu de aturdimiento, ojos que no ven y oídos que no oyen.

¿En qué se diferencian las naciones de Israel?

El Islam reclama ser la religión más antigua del mundo. Pero el calendario islámico comienza recién en el año 622 después de Cristo. Entonces ¿cómo podría ser esto posible?

A partir del siglo 7 después de Cristo, ellos “islamizaron”, por así decirlo, la historia hacia atrás, llegando hasta Adán. En el Corán, Adán es representado como el primer musulmán y representante de Dios en la tierra. Hay autores musulmanes que incluso lo llaman el primer profeta, porque Dios le habría revelado los nombres de los animales.

El pecado original descrito en la Biblia, también se menciona en el Corán, sin embargo de una manera diferente: El hombre no es declarado culpable, sino solamente el diablo. El Corán no admite la naturaleza perdida del hombre, sino que solamente dice que Adán se dio cuenta de su desnudez. Por esta razón, los musulmanes tienen que cubrir su cuerpo. Las prescripciones de vestimenta son de mucha importancia en el Islam.

Según la doctrina islámica, la caída en pecado no habría cambiado nada, en cuanto al estado de justicia de Adán. Al contrario: Se exigió a los ángeles que se sometieran a él. En varios pasajes del Corán, se puede leer: “Todos se le sometieron, con excepción de Iblis. Éste se resistió y era demasiado orgulloso, pues era uno de los incrédulos.” Iblis es uno de los dos nombres del diablo y significa: “persona mala y maldita”. El otro nombre es Satanás (“opositor”). El Islam pone el poder del hombre por encima del poder del diablo. Las lapidaciones simbólicas del diablo en el Islam, tienen su raíz en la creencia de que el diablo no se haya sometido a Adán. Por eso, al final de los días no se le pedirá cuentas al hombre, sino al diablo. Frente a Adán y sus descendientes, Alá se mostrará misericordioso, a condición de que hayan vivido según las leyes del Corán. Pero si Adán fuera, pues, el primer musulmán, el Islam sería la religión del primer Adán, del hombre viejo. Y si el primer Adán pudiera sostenerse ante Dios con su propia justicia, o sea guardando las leyes, no hubiera sido necesario el segundo Adán. Entonces no hubiera sido necesario que viniera Jesús como Salvador. Esto también significa que el dios del Corán no el mismo que el Dios de la Biblia.

El Islam tampoco establece como heredero legítimo a Isaac, el primogénito según el Espíritu, sino a Ismael, el primogénito según la carne.

Por estas razones, el Islam considera una blasfemia decir que Dios tiene un Hijo. El Islam no tiene ninguna teología de salvación. Por eso, es especialmente difícil anunciar a los musulmanes el Evangelio de Jesucristo. No se puede hacer sin poner la luz del Evangelio sobre la situación del primer Adán. Y el que hace esto, sacude los fundamentos de la religión musulmana. Muchos ya lo pagaron con su vida.

¿Qué posición tiene Adán en el Occidente cristiano?

Esta fue la pregunta principal en el Concilio de Trento, donde se buscaban respuestas a la Reforma de Martín Lutero.

Las resoluciones de fe de un Concilio, según la concepción católica, son infalibles. El Concilio de Trento duró desde 1545 hasta 1563. Durante 18 años se discutió sobre la situación del primer Adán y de sus descendientes. Después de duras luchas, al fin se tomó una resolución: Según ella, la humanidad no sería depravada completamente, sino que el hombre, aunque su alma estaría propensa al mal desde el pecado original, tendría la libertad de elegir y de negarse a hacer el mal. Hasta hoy esta doctrina no ha cambiado.

Si realmente el hombre no fuera depravado, sino solamente propenso al mal, y además pudiera elegir si quiere o no hacer el mal, entonces, por lo menos una persona virtuosa, sería perfectamente capaz de vivir en justicia. Entonces la salvación por medio de Jesucristo no sería para nada necesaria. Además, para el hombre no tan virtuoso existiría aún el purgatorio: otro invento más, para que finalmente todos puedan evitar la cruz.

Existen aún muchos otros engaños, disfrazados en parte con un manto piadoso, para evitar la cruz, dejando con vida al propio ego, al viejo hombre.

Resumiendo: 

Israel busca la justicia solamente por las obras de la Ley – sin Jesús.

En el Islam, Alá se muestra misericordioso frente a todos los que viven según las leyes del Corán – sin Jesús.

En el Occidente cristiano predomina la opinión de que el hombre solamente es propenso al mal y que está en libertad de retenerse a sí mismo de hacerlo. Ésta es la raíz de dónde se formó, también, el humanismo moderno.

En realidad, no hay ninguna diferencia entre Israel y las naciones. El intento de alcanzar la justicia por el esfuerzo propio, proviene del pecado. Es la naturaleza del primer Adán, del hombre viejo, y domina a todos los pueblos, todas las razas y todas las religiones de este mundo.

 

(Herman, puede por favor con breves palabras hablar contra este engaño y predicar la cruz de Cristo?????????????????)

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