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El Buen Hablar
(2ª parte)

Nuestras palabras deben ser una medicina para bien, una medicina para restauración. Basada en la Palabra de Dios, principalmente en el Libro de Proverbios, Isabelle, nos dirige en un estudio muy interesante sobre el Buen Hablar.


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EA558 – Entre Amigas –
El Buen Hablar (2ª parte)



Receta: Verduras Estofadas


Entrevista con Isabellele Ramseyer de Eisses

Rocío: Amigas nos encontramos con ustedes una vez más, compartiendo sobre el tema de “El Buen Hablar”. Es muy importante saber qué decir y cuáles son las cosas que decimos que son de bendición y cuáles no. Solo es posible ser de bendición a otros cuando tenemos a Jesucristo dentro nuestro. De este tema compartirá con las Amigas, Isabelle a quien queremos darle la bienvenida.

Isabelle: Gracias: Comenzaré leyendo un versículo de Proverbios, un libro de enseñanza maravilloso que nos desafía a dejar usar a nuestra boca con pautas y por el Señor. Allí en proverbios 12:25 dice: “La congoja en el corazón del hombre lo abate; Mas la buena palabra lo alegra”.Yo pensé: La buena palabra, nada más. Proverbios no habla de que tenemos que ser grandes oradores y muy elocuentes.

Es muy importante nuestra actitud; porque lo que está en el corazón, sale por la boca tarde o temprano. Los que tenemos a Cristo debemos dejar que él reine en nuestros corazones. Debemos esperar que él nos dirija; debemos esperar de su ayuda.

Debemos también muy atentos a la aflicción y a la preocupación del otro. La persona va a notar si realmente tenemos un amor genuino, un interés genuino por la persona ó no. Así, de esta manera el Señor nos dará una palabra justa, una palabra de ánimo, para el momento justo, para la situación justa.

Rocío: Un momento muy extremo es el de corregir, para esto hay que usar correctamente las palabras y el tono a usar para que sea de edificación y bendición para aquella persona que lo recibe.

Isabelle: Otra vez, Proverbios 12:18 nos dice de manera muy gráfica: “Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas la lengua de los sabios es medicina.”

Nuestras palabras pueden ser como golpes de espada, y, a la hora de corregir a una persona podemos derribarla, podemos dejarla tirada en el y puede nunca más reponerse. Pero, qué diferente es el buen hablar. Porque, la lengua de los sabios es como medicina. Puede ser también que en el primer momento puede ser un poco amargo; y cuando nos exhortan, en el primer momento, no gusta, uno quiere defenderse. Luego, cuando lo pienso, cuando lo asimilo, me empieza a hacer bien. Es como una medicina que me sana. Es importante tener la meta bien clara cuando vamos a exhortar a alguien. La meta no es destruir a alguien; sino que la meta debería ser Restaurar a la persona, evitando hundirla en su error. Nuestras palabras deben ser una medicina para bien, una medicina para restauración.

Cuando miro hacia atrás en mi vida, agradezco, por todas las personas que me han exhortado con amor. Me ha hecho muy bien. Costó tragar la medicina, pero, en muchos casos me sanó.

Podemos también pensar en la Blanda respuesta de la cual habla Proverbios 15:1 donde dice:“La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.”Cuando decimos una palabra áspera, hacemos enojar al otro, y los dos se enojan más. Como lo dice el libro de Santiago: Se incendia un bosque. Pero, la blanda respuesta quita la ira. Algo blando es algo suave. Y esto, tiene mucho más fuerza, que una palabra fuerte, porque la blanda respuesta tiene la fuerza de quitar la ira del otro. Tiene la fuerza de cambiar su manera de pensar ó de actuar.

Cuando era soltera viví con una persona de caracter muy fuerte. Y Dios me dio la gracia, para no dejarme provocar y pude practicar esto. La blanda respuesta, cambió la convivencia. “Yo te quería provocar”: me dijo, “…y como me hablabas bien, entonces, no te provoqué má”s. Esa es la fuerza de una blanda respuesta. No siempre me ha ido tan bien. Soy madre de 3 adolescentes y una preadolescente. Hay veces que he respondido demasiado rápido. Y el resultado ha sido un alejamiento, y eso no soluciona nada.

Para las madres de adolescentes, cuando están enojadas, aléjense un momento. Uno no puede responder en el enojo, nos retiramos un momento. Pedimos sabiduría, amor, y luego podemos responder con una blanda respuesta para poder responder.

Para ir concluyendo, quisiera compartir Proverbios 4:23 y 24 que dice: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida. Aparta de ti la perversidad de la boca, Y aleja de ti la iniquidad de los labios”Lo más importante para guardar es nuestro corazón porque de él mana la vida. y, la vida, muchas veces mana de las palabras. Del corazón salen las palabras buenas y aquellas palabras que son para dañar a otros. Cristo debe reinar en nuestro corazones para que estos, sean fuentes de vida.

Otro versículo gráfico, es el siguiente:“El sabio de corazón será llamado prudente y la dulzura de palabras aumenta la persuasión.”Acá se habla de una manera dulce de hablar. Tiene mayor fuerza una respuesta blanda que una áspera. Son mucho más persuasivas las palabras dulces que las palabras duras.

En proverbios 16 dice: “El corazón del sabio hace prudente su boca,Y añade gracia a sus labios. Panal de miel son los dichos suaves;Suavidad al alma y medicina para los huesos.”Le hace bien al alma pero también le hace bien al cuerpo del otro, acá dice que es como medicina para los huesos. Nuestras palabras, si son dulces, persuaden más. Hacen al otro, aceptar una verdad y le hace bien. Incluso, en todo su cuerpo, él se siente mejor.

Rocío: Es bueno examinarnos, y meditar cómo está nuestra habla. Qué cosas decimos más, qué hay para corregir, y en qué medida podemos pedir perdón.

Isabelle: Todos nosotros necesitamos una autocorrección, una auto examinación. Debemos pedir perdón a Dios en primer lugar, pero, de repente pedir perdón a una persona que hemos herido. Sin Jesucristo no podemos hablar. Debemos dejar que él me dirija, que él reine en mi corazón. Si no eres de Jesucristo, entonces déjalo reinar en tu corazón. Debemos pedirle ayuda para que nos dé una palabra de ánimo, de exhortación, dulce, y que pueda ser aceptada en el justo momento. Proverbios nos anima, no nos exige cosas que no podemos hacer. De esta manera podemos ser fuentes de vida.

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