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Dios habla – pero ¿cómo?

(2ª parte)

Autor: Thomas Lieth

En cierta ocasión, un escéptico de la fe le preguntó al pastor del pueblo: “Señor pastor, cuando usted ora está hablando de un lado de la línea telefónica, sin saber siquiera si del otro lado alguien ha levantado el tubo” – “No, no”, respondió el pastor, “usted está equivocado. ¡Yo hablo porque antes sonó de mi lado!” Dios habla – pero ¿cómo? Es lo que vamos a ver en este mensaje.


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PE1521- Estudio Bíblico – Dios habla – pero ¿cómo? (2ª parte)


 


Estimados amigos, aquí estamos nuevamente junto a ustedes para continuar con el tema: Dios habla, pero ¿cómo?

Habíamos dicho que es verdad que Dios habla, basándonos en Isaías 1:2. Luego vimos que Dios habla en el Antiguo Testamento. Que Dios habla por medio de los profetas. Que Dios habla a los gentiles. También vimos que Dios redime únicamente por Jesucristo. Y, finalmente, vimos que Dios habla en el Nuevo Testamento. Y que Dios habla en el Hijo. No solamente habla por el Hijo. Sino en el Hijo.

Jesús es más que un profeta, Él es Dios mismo. En nuestro tiempo actual neotestamentario, Dios no habla ni por profetas, ni apóstoles, ni adivinos, ni intérpretes de sueños, ni señales, sino únicamente en el Hijo, y con ello por la Palabra viva de Dios hecha carne (según Juan 1:14). Todo nos ha sido dado, todo ha sido dicho. El mensaje bíblico está culminado, el camino a Dios es conocido y muy bien descrito. La carta a los Hebreos dice que Cristo entró una vez y para siempre en el lugar santísimo y alcanzó una salvación eterna (lo podemos leer en Hebreos 9:11 y 12). Dios hoy todavía puede hablarles a las personas a través de sueños y otros sucesos, y en general utiliza esos métodos con aquellos que no tienen acceso a la Biblia. Pero siempre habla en un cien por ciento de acuerdo a la Palabra santa, no agregando ni quitando. Para nosotros, en el llamado mundo cristiano occidental, donde abundan las traducciones de la Biblia, vale lo que le fue dicho al hombre rico y que leemos en Lucas 16:31:“Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos”.

Hoy lo diríamos así: “Tienen la Biblia, a ella escuchen”. En principio, vale decir: quien quiera saber cómo piensa Dios y qué tiene para decirnos, debe encontrar sus palabras por medio de la lectura de la Biblia y la oración. Como Pablo escribe en Colosenses 2:2-4: “… a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, yde Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.Y esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas”.Seguimos viendo ahora, entonces, que: El hablar de Dios es completo.¿Sabe usted cuáles son las primeras palabras de la Biblia? Las encontramos en Génesis 1:1, y son éstas: “En el principio”. ¿Y sabe usted cuál es la última palabra de la Biblia, según algunas traducciones? Lo leemos en Apocalipsis 22:21. Es: ¡“Amén”! La Biblia no termina con puntos suspensivos y un “continuará”. Todo lo que se encuentre fuera de este testimonio bíblico, no podrá ser nunca el hablar de Dios. Hable quien hable, no es Dios, porque Él sólo habla en el Hijo. Y la Palabra santa da testimonio del Hijo, en quien todo se sustenta. Romanos 10:17 dice:“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. La Palabra santa es el hablar de Dios en el Hijo, porque éste es la Palabra de Dios hecha carne. Juan 1:14 da testimonio de ello:“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”.

Dios, en estos postreros tiempos nos habla en el Hijo (así lo dice Hebreos 1:1 al 3), por Jesucristo, en completa armonía con la Palabra santa, y eso es válido hasta hoy. Todos aquellos que digan que han recibido una revelación especial más allá de la Biblia, son falsos maestros. Cada afirmación debe examinarse a la luz de la Escritura, de la que no se puede quitar nada ni agregar nada (como afirma Apocalipsis 22:18 y 19). Por eso es importante que en cada reunión haya cristianos maduros que puedan examinar la palabra dicha mediante la Biblia. Colosenses 3:16 y 1 Tesalonicenses 5:21 nos exhortan:“La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros”,“Examinadlo todo; retened lo bueno”. Si aplicamos esto, las falsas doctrinas no tendrán oportunidad de extenderse en la iglesia.

Todo se cumple en Jesucristo

 En Hebreos 1:2 dice:“… a quien constituyó heredero de todo…”. Jesucristo, el Hijo de Dios, es heredero de todo. En Él se cumplen todas las cosas. Es también el tema central de la carta a los Hebreos. Sobre Él se basa todo lo demás. Jesús mismo dice en Mateo 5:17:“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”. En Jesús todas las promesas encuentran su cumplimiento, así leemos en 2 Corintios 1:20:“porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios”. Todos los sacrificios y el sacerdocio entero se cumplieron en Jesús (de esto nos habla Hebreos 7 en adelante). La fe y la salvación están fundamentadas y completas en Él. Segun Hebreos 12:2, Jesús es principio y consumador de la fe. La salvación de Israel como también la consumación de la iglesia están fundamentadas únicamente en Jesucristo y llegan a la plenitud en Él (esto lo podemos ver en diferentes pasajes, por ejemplo: Romanos 3; y cap. 10 vers. 12 y13, en el Salmo 130, vers. 7 y 8; en Filipenses 2:11; y en Romanos 10:9.

Sabemos que Jesucristo es Dios.

Hebreos 1:2 dice:“Por quien asimismo hizo el universo”. Jesús es el Creador, o sea, uno de los participantes de la trinidad que creó todas las cosas (podemos leer al respecto Juan 1:3; Colosenses 1:15 y 16; y Hebreos 1:10). No en vano Dios habló en plural en la creación del mundo:“Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”(nos dice Génesis 1:26). Con eso queda en claro que Jesucristo no es una figura exclusivamente del Nuevo Testamento, sino que estuvo desde el principio. Él es eterno (según Juan 1:1 al 14; y Juan 8:58). Jesucristo no sólo es el Creador, sino también el sustentador de su creación, como dice Hebreos 1:3: “quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder…” El mundo no está abandonado a pesar de la caída por el pecado, nuestro Señor y Salvador continúa teniendo el control de lo que sucede en el mismo. Dios, en y por medio de su Hijo Jesucristo, llegará a la meta con su plan de salvación. Tanto con su pueblo Israel como también con su iglesia.

Jesucristo es la imagen reflejada de Dios.

Hebreos 1:3 dice: “El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”. En Jesucristo se revelan la gloria y la sustancia de Dios. 2 Corintios 4:4 habla de la imagen de Dios. También podemos decir que: Jesucristo es la imagen reflejada de Dios. Y la imagen reflejada es siempre ella misma. Cuando usted mira un espejo, se verá a usted mismo, y no a una persona parecida. Jesús, el Hijo de Dios, corporiza a Dios. No solamente es parecido, como quizá un hijo se parece a su padre, sino que es igual. Es más, Él mismo es Dios.

Si Jesús es el reflejo de la gloria de Dios, entonces Jesús mismo es parte de esta gloria. Los reflejos siempre salen de la fuente de luz. Si usted se quema con el reflejo del sol, entonces fue el sol que lo quemó y no algo parecido al sol. Así también Jesucristo sólo puede ser el reflejo de la gloria si él mismo es la gloria. Es similar a cuando se habla de: “siendo… la imagen misma de su sustancia” o “la impresión misma de su sustancia” (también en Hebreos 1:3). Así lo atestigua Pablo en Colonsenses 2:9: “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. Quien lo ve, también ve al Padre. En Juan 14:9, Jesús, de hecho, dice: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre…”

Y es también por medio de Jesucristo, que tenemos acceso al Padre. Hebreos 1:3 dice a continuación: “habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” La purificación de nuestros pecados es, según da testimonio la Biblia, solamente posible por la sangre. “Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (dice Hebreos 9:22). “Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (leemos en 1 Juan 1:7). Solamente por esta purificación aquí descrita es posible una comunión en la presencia del Dios santo.

Porque por principio, este Dios santo y eterno no puede tener comunión alguna con el hombre manchado por el pecado. Sin la preciosa sangre de Jesús no hay purificación, y sin purificación no hay acceso a Dios. La carta a los Hebreos enseña que Jesucristo llevó a cabo esta purificación necesaria y completa en nuestro lugar. Él, el Hijo vivo de Dios, Jesucristo, nos lavó de todo pecado con su propia sangre, purificándonos, de esa manera (esto afirma Apocalipsis 1:5). Y ahora, el Hijo de Dios está sentado a la diestra de su Padre, para interceder por nosotros, sus hijos, o como dice en Hebreos 9:24: “para presentarse ahora por nosotros ante Dios”. Jesús no pagó nuestra culpa para luego abandonarnos. No, el Salvador Jesucristo nos representa en la actualidad. Él nos sostiene, nos da fuerzas y gozo. Le da un sentido a toda nuestra vida. Jesús, precisamente, no es sólo el principio de nuestra fe, sino también el consumador de la misma (según Hebreos 12:2). Y aquello que Dios comenzó por su Hijo unigénito Jesucristo, también lo llevará a término (como leemos en Filipenses 1:6).

Gracias a Jesucristo tenemos morada con Dios.

Jesús no sólo actuó a nuestro favor en el pasado, en la cruz de Gólgota. También está activo en el presente a la diestra del Padre. Y ya tiene todo preparado para llevarnos a Él. Así nos dice en Juan 14:1 al 3: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. La salvación, la obra en el Gólgota, está completa, más allá del espacio y del tiempo, está presente en todo lugar y es irrefutable. El perdón está presente y la salvación definitiva está frente a la puerta. El Salmo 119:130 dice: “La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples”.

Jesucristo nos ha revelado la Palabra de Dios.

Es más, Jesucristo es la Palabra de Dios hecha carne (según nos dice Juan 1:14). Por Él, o mejor dicho, en Él, Dios le habla a los hombres. Quien acepte esto por la fe es sabio y tiene abundantes motivos para gozarse. ¡Amén!

1 Comment

  1. tripolone juan antonio dice:

    desde San Juan Republica Argentina:gran mensaje.en hebreos 1 se describe a JESUS uno con DIOS.y en Hebreos cap 2 se muestra a JESUS uno con nosotros. en Hebreos cap uno JESUS es el mismo DIOS,muestra la gloria de DIOS, es Creador del Universo , impide que el Universo entre en caos , todas las cosas en EL subsisten,el mismo creaador y sustentador del Universo y que es la gloria de DIOS es quien nos redime, es impactante que con solo su palabra hizo los cielos y la tierra y le basta su palabra para sostener las galaxias y sin embargo para salvarnos tuvo que humillarse jhacerse hombre, ir a la Cruz ser sepultado, resucitar se ascendido y exaltado ,lo que demuestra la gravedad del pecado.tambien en el cap uno muestra que los angeles le adoran, y el PADRE le llama al HIJO ,DIOS.en el cap 2 se lo ve uno con nosotros en nuestra humanidad, en nuestros sufrimientos, en nuestras tentaciones y en nuestra muerte. 2,14,2,18,2,10,2,9. el mismo que es Creador,Majestad del cielo,Imagen de su Gloria comparte nuestro dolor, nuestros sufrimientos, nuestras tentaciones nuestra muerte.es unico Gloria al PADRE,gloria al HIJO,gloria al ESPIRITU SANTO .DIOS los bendiga y cuides hermanos

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