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Este programa trata sobre la depresión en el matrimonio. Sobre la importancia de pedir ayuda, tanto sea al cónyuge o a un tercero. Así como el poder ayudar a la persona que está mal, buscando una salida.


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EA605 – Entre Amigas –
Depresión en el matrimonio (1ª parte)



Receta: Morrones o Ajíes rellenos


Entrevista con el pastor Herman Hartwich

Sandra: Estamos con el pastor Herman Hartwich para tratar un tema muy interesante que compartió en una reunión de matrimonios. Y es ¿qué pasa cuando alguno de los miembros del matrimonio sufre depresión?

Herman: Esto es un problema que azota a toda nuestra sociedad. Porque en la mayoría de los matrimonios en determinado momento alguno de los integrantes va a experimentar algún tipo de depresión o algún tipo de infelicidad pasajera que se debe a ciertas circunstancias que la pareja está viviendo. Ya sea en el orden laboral, económico, espiritual, familiar. Hay muchos factores que intervienen en el estado anímico de las personas, y por eso no hay un hogar que, en determinado momento de la vida, no sea visitado por este tema que asusta a muchas parejas.

Sandra: ¿Cómo hacer para ayudar a una persona tan cercana?

Herman: Cuando una persona entra en ese estado de depresión, una de las caracterizas es que se encierra,  se desamina, comienza a aislarse. Se irita aun con la alegría que otros manifiestan. Siempre están cansados, tienden a dormir más que antes, siempre está mal dispuesta, tiene sentimientos de culpabilidad, tristeza profunda, ve todo gris, desesperanza y falta de control. Hay una serie de síntomas que podemos notar y eso es lo que hace difícil el acercarse a la persona porque no sabemos cómo reaccionará. Si esa persona no se comunica, si no abre su corazón es muy difícil de comprender.

Sandra: En tu experiencia de pastor has tratado con personas que están sufriendo este tipo de características depresivas. ¿Cómo hacer para que alguien se abra? Porque aunque uno pregunte, y hable, a veces, la persona no responde con franqueza cual es la causa de su problema.

Herman: Hay una frase que dijo Abraham Lincon que dice “La mayoría de las personas es tan feliz como decida serlo”. Entonces hay una realidad, las personas pueden recibir la ayuda en la medida que ellos permitan ser ayudados. Esto no es fácil, hay gente que es muy terca o muy orgullosa, y no quieren revelar su necesidad. Como dice el dicho “no hay peor ciego del que no quiere ver”. A veces pienso que hay personas un poco masoquistas, o sea, hay personas que parece que les gusta estar en ese estado. Por un lado es incomprensible porque se quejan, pero a su vez no revelan que es lo que están sintiendo.
No es fácil. Porque depende de la persona que está mal, si decide abrirse o encerrarse. Las personas que se acercan, creo que necesitan de mucha paciencia, mucha confianza de la persona que esta mal. A veces hay que hacer varios intentos y hasta con diferentes personas, hasta que con una pueda encontrar la suficiente confianza para poder hablar. Suele pasar que en una pareja ni siquiera se da la confianza con su cónyuge, a veces la persona puede abrirse con un extraño, o una extraña.
Es importante recordar que cada uno puede ser feliz en la medida que decida serlo. Cada uno puede salir de los estados depresivos, en la medida que quieran salir. Siempre y cuando ustedes mismos se lo permitan y permitan que otros les ayuden.

Sandra: ¿Qué hacer si la pareja no establece esa confianza con el cónyuge para poder contarle lo que le pasa? ¿Está bien buscar ayuda en un tercero?

Herman: En lo que ha sido mi experiencia en muchos años, no es fácil encontrar a una pareja que juntos busquen ayuda. O solamente entre ellos salgan adelante, por lo general uno de los dos sale a buscar ayuda. Porque no se anima a revelar todo lo que siente a su cónyuge. Es muy de delicado y luego de encontrar ayuda deben tener encuentros las dos partes para poder hablar. Así también se debe cuidar que si la persona con depresión es mujer, trate de encontrar ayuda en una mujer, o por ejemplo, las veces que he tenido que ayudar a mujeres, nunca he estado solo con ella. Sino que le pido a mi esposa que me acompañe o que la persona a tratar venga acompañada de una persona de su confianza.
Pero qué lindo es cuando la pareja puede tener esa comunicación y esa determinación que juntos salgan a buscar la ayuda. Que van a un consejero espiritual o al médico y van interesándose continuamente el uno por el otro. Pero hay parejas que cuando se tratan de estas situaciones se aíslan y dejan a la otra parte sola. Lo que debería pasar es que cuando por ejemplo la esposa está deprimida, el esposo trata de ayudarle y si no puede sale a buscar ayuda. Porque sino está condenando su matrimonio al fracaso.

Sandra: ¿Cuál ha sido la reacciones de aquellas personas que estaban mal y vos te les acercaste por iniciativa del cónyuge que estaba bien?

Herman: Cuando unos comienza a hablar con la persona que está mal, esta comienza a descubrir que uno esta allí porque le interesa ayudarle, que no es de entrometido, ni para hacerle mal, ni para humillarle.
Recordemos que la persona que está mal ya se siente así, menguada y débil. Se necesita una muy buena cuota de amor, comprensión y paciencia para ayudar. Cuando un tercero se acerca con esta actitud, generalmente la persona afectada no reacciona negativamente. En mi experiencia personal ha sido muy positivo.

Sandra: ¿Cuál es la clave para salir de ello? ¿Cuál es tu consejo para aquellos matrimonios que están en problemas?

Herman: Yo considero que nadie puede dar lo que no tiene. Yo no soy psicólogo, ni psiquiatra, pero si tengo algo maravilloso en mi vida y es el haber encontrado, conocido y seguir conociendo el Poder de una vida feliz. El poder del amor, de la paz, del equilibrio total. Porque nosotros somos seres Tri-partitos, contamos con un cuerpo, un alma y un espíritu. Es decir, tenemos la parte de la voluntad, los sentimientos. También tenemos, esa parte que no la tiene el resto de las criaturas, la parte espiritual que es la capacidad de poder relacionarnos con Dios. Muchas personas quieren solucionar sus problemas de depresión o de pareja pero no necesariamente por los medios que Dios estableció en su palabra. Entonces solucionan temporalmente algunos problemas. Es como una herida que sana por fuera, pero por dentro sigue la infección y podredumbre. Y tarde o temprano termina en una gangrena desastrosa, donde hay que amputar. O sea, donde la pareja culmina en una separación definitiva a causa de la depresión que podría haber sido sanado en una forma tan sencilla, tan clara como es la palabra de Jesucristo.
Estimados, sepan que Jesucristo, el hijo de Dios vino para darnos vida y vida en abundancia. Esto quiere decir que no es su voluntad que usted esté sufriendo bajo el peso de la depresión, bajo el peso del desanimo, de la frustración, del fracaso. El quiere que usted sea feliz. Por lo tanto lo primero que tiene que hacer una pareja para batallar y para tener la victoria sobre el estado de depresión en el matrimonio, es invitar a Jesucristo a ser el Señor y Salvador de sus vidas. Invitarle a ser partícipe de esa pareja. Porque no hay cosa mejor que Jesucristo sea participe de la vida de la pareja. No basta con decir nosotros recibimos la bendición en la iglesia cuando nos casamos. La Felicidad hay que cultivarla, hay que darle la vida, y la vida verdadera. Y esa vida viene a través de Jesucristo.

Sandra: ¿Has visto matrimonios cambiados atreves de Jesucristo?

Herman: Efectivamente, todas las personas que conocen a Jesús han cambiado su vida. Son vidas transformadas. No sabría por dónde empezar a contarles de los matrimonios que he visto al punto del desastre y por la gracia de nuestro Dios al conocerle han cambiados su vidas y con ello sus matrimonios.

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