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Cuerdas de Amor

(2ª parte)

Autor: Marcel Malgo

El mensaje del profeta Oseas es el del increíblemente paciente amor de Dios. Usted quedará asombrado con los aspectos personales, que tienen que ver con nuestra vida, que serán mencionados en este estudio. Se tratarán temas específicos que nos conducirán, cada vez, a un nuevo desafío.


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PE1579- Estudio Bíblico – Cuerdas de Amor (2ª parte)



En el programa anterior nos centramos en Oseas 11:4: “Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida.” Se mencionan lazos, pero se trata de lazos humanos, también cuerdas, pero las mismas son cuerdas de amor, provenientes de un yugo que permite comer con tranquilidad.

Dios, de vez en cuando, coloca en nuestras vidas“cuerdas de amor”. Cada uno de nosotros, de tanto en tanto, tiene que enfrentarse a cosas que nos desagradan. Nos sentimos atados, sin embargo
nose trata de sogas cortantes ni dolorosas, sino de cuerdas de amor. Pero, la pregunta con que terminamos el programa anterior fue: ¿para qué son necesarias?

Bueno, ahora vamos a pensar otra vez, entonces, en el yugo de Jesús, el cual pretende colocarnos. Podemos leer sobre esto en Mt. 11:29 y 30: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”.

Seguramente existan muchas interpretaciones distintas acerca de estas palabras; ¿pero no podrían significar lo siguiente?: Jesús dice: “Yo soy manso y humilde de corazón” y, luego, prosigue: “Ahora quiero que también
ustedesadopten este modo de pensar, es por este motivo que deben ¡”aprender de mí”! ¿Por qué? Porque sólo así hallarán “descanso para vuestras almas”. Pero, lo más importante viene ahora: “Pero como ustedes por naturaleza no son ´´manso(s) y humilde(s) de corazón’, les ayudaré un poco. Les colocaré un yugo, es decir, los sujetaré a Mí para que aprendan a ser “manso(s) y humilde(s) de corazón’.

Visto desde este punto de vista, no tenemos más que alegrarnos y estar profundamente agradecidos a Dios. ¿No es un privilegio especial cuando Jesús obra así en nuestras vidas? Recordemos el Salmo 32:9: “No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti”. Dígale sí al proceder de Dios en su vida. Él tiene las mejores intenciones para su vida, lo quiere transformar y cambiar para su honra. ¿No pretende usted lo mismo?

¡Contemple las cuerdas con las cuales el Señor lo hace volver hasta cierto punto, no como sogas que lo aprietan y sujetan; sino como cuerdas de amor, colocadas únicamente para su bien!


Éste es: el camino divino hacia una vida fructífera

Lo cierto es que cuando el Señor coloca cuerdas de amor sobre sus hijos lo hace con un propósito. Y es que para Él somos un grupo especial de personas. Jesús dice en Juan 15:1-2: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto”. ¿Cuál es la vid que limpiará el viñador celestial? Aquella que indica que llevará frutos. ¡Éstas serán limpiadas con el propósito de que lleven más frutos!

¿Cómo limpia la vid el viñador? Éste toma el cuchillo y comienza a podar. Si hace esto entonces tendrá buenos frutos, y en cantidad; precisamente esto es lo que glorifica al Padre en el cielo, como lo dice Juan 15:8: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto…”

Podar la vid es semejante a cinchar de las cuerdas del amor. Ambas cosas nos parecen desagradables, pero son imprescindibles para nuestro crecimiento espiritual. Tenga en cuenta que todo esto proviene del amor de un padre hacia su hijo. Pero el padre únicamente trabaja en aquellos que le permitan hacerlo, es decir, aquellos que tienen el profundo deseo de parecerse cada vez más a Jesús.

¿No deseamos ser cada vez más como Jesús? ¿No queremos ser mansos y humildes de corazón? ¿No deseamos llevar más frutos?

¡Entonces, debemos permitir que el Padre obre lo planeado en nuestras vidas! Algún día confesaremos en adoración y admiración todo lo que el Señor hizo en nuestras vidas. Entonces entenderemos.

Algo similar sucedió con el salmista en el Salmo 130. Éste fue llevado a la profundidad, donde atado con cuerdas de amor reconoció siete verdades sobre la salvación. En el versículo 1 exclama: “De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo”. Luego, comienza a desarrollar las siete verdades acerca de la salvación:


Primero: Reconocimiento del pecado, en el vers. 3: “Si mirares a los pecados, ¿quién, oh Señor, podrá mantenerse?”


En segundo lugar: Perdón, en el vers. 4: “Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado”.


En tercer lugar: Espera, en los vers. 5 y 6 : “Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su palabra he esperado. Mi alma espera a Jehová más que los centinelas a la mañana, más que los vigilantes a la mañana”.


En cuarto lugar: La Palabra de Dios, en el vers. 5: “…En su palabra he esperado”.


En quinto lugar: Esperanza, en el vers. 7: “Espere Israel a Jehová”.


En sexto lugar: Misericordia, en el vers. 7: “Porque en Jehová hay misericordia”.


Y, en séptimo lugar: Redención, en los vers. 7 y 8: “… y abundante redención en él; y él redimirá a Israel de todos sus pecados”.

Éste es el camino hacia una vida fructífera. ¿No dijo nuestro Señor: “Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto” (en Juan 12:24)? En aquella ocasión, Jesús hablaba sobre sí mismo y sobre su muerte, la cual llevaría mucho fruto. Pero, además, dirigió estas palabras a cada uno de nosotros, quienes deseamos llevar fruto y estamos dispuestos a dejarnos cambiar por Él. Esto sólo es posible a través del camino de la enajenación, o sea de traspasar el dominio de nuestra vida a Él, lo cual simboliza las cuerdas de amor, ya que son éstas las que nos ayudan a que muera cada vez más nuestro “yo”, dejando que Cristo more en nosotros.

Es imprescindible guardar en nuestra memoria lo siguiente: se trata de cuerdas de
amor, no de sogas de naufragio. Por este motivo, Pablo, inspirado por el Espíritu de Dios, escribió en 1 Corintios 10:13 estas hermosas palabras: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”.


Pero, veamos algo sobre las: Cuerdas de amor y sus repercusiones

Las cuerdas de amor pueden significar: enfermedad, sufrimientos internos, problemas familiares, necesidad económica, u otra clase de dificultad en nuestra vida. Esto no significa que Dios siempre obre de la misma manera en nuestras vidas; pero es probable que estas cosas nos toquen a alguno de nosotros. Si éste es su caso, entonces no se olvide que no se trata de cuerdas de tortura, sino de cuerdas de amor, las cuales fueron colocadas para su bien. Además, debería tener presente que, por lo general, las mismas únicamente son colocadas sobre aquellos que de todo corazón desean parecerse más a Jesús. Muchas veces, Dios utiliza estos métodos para que una persona acepte ser cambiada con disposición y docilidad.


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