¿Cuánto vale 365 días?

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En Holanda se ha discutido cuánto la sociedad debe pagar por el tratamiento médico de un solo paciente. Para nuestra felicidad, Dios calcula de manera muy diferente.
Según el boletín TOPIC, Holanda ha discutido cuánto la sociedad estaría dispuesto a gastar para prolongar la vida humana por un año. Este cuestionamiento surgió por caso de una joven mujer que padecía cáncer. Necesitaba un medicamento muy caro, lo que no garantizaba una cura. Por tanto, la pregunta en cuestión era si debía fijarse un límite para los gastos médicos que la sociedad paga prolongar la vida más de 365 días. Establecer un coste máximo también alivia la responsabilidad de los médicos que necesitan para tomar decisiones serias sobre el tratamiento de sus pacientes. Esta controversia podría seguir, al igual que con la eutanasia.

En estas discusiones comenzamos a ver que van tomando forma los intentos de transformar la duración de la vida humana como si fuera una mercancía, es decir, para estipular su relación calidad-precio como si fuera un producto que se puede poner precio y evaluar si es vendible. En este sentido, cito la declaración interesante de Neil Postmann conocido crítico de los excesos de la tecnología: «Es incuestionable que cada vez menos personas se sienten comprometidas con los valores y la autoridad que reivindica la Biblia o de otras tradiciones religiosas. Por lo tanto, sus decisiones ya no son éticas, pasan a ser únicas decisiones prácticas que, en su esencia, tienen en cuenta lo que dicta el mercado.»

Los cálculos de Dios son muy diferente!

En tres parábolas, el Señor nos muestra el gran valor de cada vida humana:
La parábola de la oveja perdida

«Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come. Entonces él les refirió esta parábola, diciendo: ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.» Lucas 15,1-7.

Una sola oveja de un rebaño de cien es igual a 1%!
Jesús, el Buen Pastor, no le importa ir muy lejos en busca de una de sus ovejas perdidas. Lo hace todo para salvar a esta oveja en particular. Para él, la oveja perdida es no sólo un número o un porcentaje, es una vida preciosa que Él quiere llevar al reino de los cielos. Él sustenta todo el universo, en cuyos hombros descansa todo el poder (Isaías 9:6) no se cuestiona para ir detrás de una de sus ovejas perdidas, ponerla sobre sus hombros y llevarla a casa.

La parábola de la moneda perdida

«¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido. Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.» Lucas 15:8-10.
Siempre recuerdo lo que me enseñaron cuando era tan solo un niño: «¿Quién no se ocupa de la moneda, no merece el millón!» En la parábola de la moneda perdida podemos ver que el valor de los «perdidos» ascendió a un 10% del total. Jesús vino como una luz para el mundo, para buscar lo que estaba perdido. Ni siquiera un hombre es indiferente, cada uno tiene un valor infinito en relación a la vida eterna.

La parábola del hijo pródigo

«También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Y volviendo en sí, dijo: !!Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.» Lucas 15:11-24.

Esta parábola habla de un 50%. El Todopoderoso, que lo tiene todo a su disposición ¿no podía prescindir de una persona? ¡No! Él no se olvida de nadie! Cada uno es importante! Tiene un particular interés para cada ser humano, quiere estar cerca de cada uno, de cuidar de todos y extender Sus brazos a cada uno por más perdido que esté.

Dios está disponible para todos.

Después de todo, ha dado a su Hijo en un 100%, íntegramente, para todo el mundo. El cien por ciento por cien por cien! Todo para todos!… el evangelio de Juan nos dice en su famoso capítulo 3, verso 16 » Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.»
Vemos que el Señor siempre lo da todo, comenzando por el 1 por ciento para llegar a todas las personas.

¿y nosotros? Llegamos al punto de hacer cuentas, calcular y evaluar si vale la pena dejar vivir un año más a otro ser humano…

¿Qué piensas?

Norbert Lieth

2 Comments

  1. Eugenio de Don Bosco, Bs.As. dice:

    Excelente pensamiento para reflexionar y meditar!! Que el Señor los siga utilizando para su gloria. Oramos por el ministerio que realizan. Bendiciones!!

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