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Título: Cuando los argumentos se van al piso

Autor: Herman Hartwich  PE1278

Cuando los argumentos se van al piso, es el título que el pastor Herman Hartwich ha elegido para la meditación Bíblica de hoy! Aprenda a arrojar sus argumentos para tener los de Cristo.


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Mis queridos amigos, en esta oportunidad, le pregunto: Alguna vez en su vida se le han ido sus argumentos, al piso? o sea, sus argumentos personales se le han caído? se han desvanecidos? he titulado esta reflexión para esta oportunidad: Cuando los argumentos se van al piso. Mis argumentos, son como decir: confío en mí.

Cuando yo tengo argumentos, entonces en una palabra estoy diciendo: estoy confiando en mí. Yo quisiera compartir, en la Palabra de Dios, en la epístola del apóstol Pablo, capítulo 3 de Pablo a los Filipenses, capítulo 3 versos 4 al 6 primeramente.

El apóstol aquí, nos deja un maravilloso y pertinente testimonio. Dice el apóstol: aunque yo también tengo de qué confiarme en la carne, si alguno piensa de qué tiene que confiar en la carne, yo más. Y comienza a enumerar, los motivos por los cuales él podría confiar en la carne.

Circuncidado al 8vo. día, del linaje de Israel , de la tribu de Benjamín, hebreos de hebreos en cuanto a la ley fariseo, en cuanto a Celo, perseguidor de la Iglesia, En cuanto a la justicia que es en la ley irreprensible.

Mis queridos amigos, yo aquí encuentro 7 argumentos que tenía el apóstol para confiar en sí mismo. Quizá ustedes mis queridos oyentes, en alguno de estos argumentos se puede identificar, por qué no? Realmente antes de conocer a Jesucristo yo tenía varios de estos argumentos como propios, pero a semejanza del apóstol, vamos a ver qué fue lo que me pasó.

Lo que le pasó al apóstol y lo que puede ocurrirte a ti también. Tenemos en primer lugar, mi religión. La mayoría de las personas ejerce una religión. Yo creo en Dios a mi manera, bueno esa es una religión. Que en realidad no es suya propia porque en realidad, yo la denomino, de Caín. Porque Caín fue el hijo de Adán que Creyó a su manera y sirvió a su manera y esta es la manera de mucha gente.

Quizá es la tuya, yo creo en Dios a mi manera, bueno, el apóstol dice: Yo confiaba en mi religión, era circuncidado al octavo día, lo identificaba con la religión hebrea, también confiaba en su ascendencia étnica, era israelita, era benjamita, Muchas personas confían en su ascendencia étnica.

También en 3er lugar, la ascendencia religiosa, era hebreo de hebreos. No era un simple Judío. Él realmente practicaba la religión Judía, tenía a parte un fanatismo religioso, esto como cuarto lugar, Fariseo, y sabe que ser integrante o ser parte de esta secta de los judíos ,el fariseo, era para muy pocas personas posible. Habían condiciones muy severas para participar de esta agrupación religiosa, Pues él estaba allí, él estaba orgulloso de ser fariseo.

También muchas personas están orgullosas de su fanatismo religioso. En quinto lugar, él podía confiar de esa fidelidad, perfecta fidelidad que él ejercía, porque él dice que era celoso, al punto de cualquier cosa, como sabemos por el testimonio de él, cuando antes de encontrarse con Jesucristo en el camino a damasco Él estaba persiguiendo a la gente que se auto denominaba, creyente, seguidor de Jesús, y él los encarcelaba y consentía en su muerte, Él era muy fiel, también él confiaba en su perfecta justicia, porque dice: yo era irreprensible cuántas personas, cuántas personas se creen hoy día que son perfectas, que no tienen de nada que haya que reprenderlos muchas, más de las que nosotros creemos se creen perfectos.

Y, en séptimo lugar, él confiaba en su preparación en su educación . Muchos hoy descasa en su preparación académica, profesional, él decía que fue instruido a los pies de Gamaliel. No era para cualquiera, no era poca cosa, en su tiempo, hoy para muchas personas se jactan de sus títulos, y de las escuelas o universidades, en donde fueron preparados, todos estos 7 argumentos en el camino a Damasco, a que se llamaba Saulo de Tarso, se le fueron al suelo esos argumentos que parecían inconmovibles se les fueron al suelo porque el verdadero encuentro con Jesús nos despoja de todo argumento par que él sea el único digno de Crédito, porque él es el que obró la salvación.

Pero volvamos nuevamente al pasaje de Filipenses capítulo 3, pero ahora vamos a seguir leyendo en el versículo 7, en adelante, qué pasó en estos argumentos se refiera a que podía confiar en ellos, en la carne, pero dice: cuantas cosas eran para mí, ganancia las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente aún estimo todas las cosas como pérdida, por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, Mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo y lo cual lo tengo por basura para ganar a Cristo y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo que es de Dios por la fe. A fin de conocerle y el poder de su resurrección. Y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte.

Mis queridos amigos, me encanta este testimonio de el apóstol, todo lo que él estimaba como ganancia, ahora consideró que era pérdida, lo tenía que descartar para lograr asir, a Cristo, muchas personas que en este momento tendrían que estar dispuesta a largar todos sus argumentos, soltarlos para poder tener las manos libres, y agarrarse de Jesucristo, El apóstol llegó a decir que todo eso que él estimaba, tan importante en su vida, su propia Justicia, lo he tenido por basura para ganar a Cristo.

Dicen los estudiosos de la Biblia que la palabra realmente tendría que traducirse de basura en excremento. Imagínense la fuerza del testimonio de Pablo para tener que referirse a todas aquellas cualidades, en las que él confiaba en su propia persona, pero al lado de Cristo eran como basura, como excremento, perdí, lo deseché, por amor de Cristo. Perdí, lo deseché, por la excelencia del conocimiento de Cristo. Perdí la basura, para ganar a Cristo. Perdí para no confiar en mi justicia, perdí, todo eso lo perdí, lo tiré para ejercer la fe de Cristo que es según el de Dios.

Conocerle experimentar, el poder de su resurrección. Mis queridos amigos, el apóstol Pablo, nos habla muchas veces de este conocer, de este experimentar, de este sentir y experimentar el poder que obró, la resurrección de Jesucristo. Se lo dice a los efesios también. Él deseaba que los hermanos de éfeso, conocieran, supieran, tuvieran por cierto que el mismo poder, que levantó a Jesús de los muertos, es el poder que obra, que opera, en los que creen en Jesucristo.

Él creyó a Jesucristo, y el mismo poder que levantó a Jesucristo, lo transformó a él, de un perseguidor de la Iglesia, a un seguidor de Cristo. De un hombre arrogante, orgulloso, vanidoso, en un humilde seguidor de Dios. En un humilde seguidor de Cristo. Mi querido amigo, no confíes, no descanses, en tu propia justicia, en tu propia religiosidad en tu propia ascendencia en tu fidelidad o en todo lo que tú creas que eres. Tienes que solamente descansar en Jesucristo. Establecer una relación con él. No simplemente actuar como religioso, sino, relaciónate con él, dirígete a él, ahora mismo en este momento, diciéndole: Señor Jesús reconozco que mis argumentos no sirven para nada para salvarme. Solamente tu sacrificio en la Cruz del calvario, es lo que ha logrado mi salvación. Por eso te pido perdón por mis pecados, te pido que entres a morar en mi corazón, y puedas experimentar el nuevo nacimiento, pueda experimentar la paz y el gozo que tu prometes a todos aquellos que vienen a ti. Te doy gracias Señor Jesús, por tu amor.

Si tú así lo haces, usa tus palabras, lo que siente tu corazón, la Biblia te asegura que no serás condenado, sino que vendrás a salvación, sino que debes seguir en el camino, permanecer fiel, en el camino de la fe de Jesús.

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