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Titulo: “Creced en la gracia”. 1/3

Autor: WimMalgo 
Nº: PE998

El primero de tres programas más que interesantes, “ Creced en la gracia” es el título de esta Serie de estudios Bíblicos de Wim Malgo en la voz de Herman Hartwich.

 


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“Creced en la gracia”.  1/3

¿Sabe querido amigo? ¡Nada es más natural que el crecimiento! Y nada se realiza tan fácilmente, si las condiciones para ello están cumplidas. ¡Mire solamente a un niño! Crece sin esfuerzo, sólo por sí mismo. Está con buena salud, tiene alimentos para comer, respira el aire fresco, juega y se mueve todo el día, duerme cuando está cansado y crece sin que nadie haga algo para su crecimiento. Una vida sana y fuerte es la primera condición para todo crecimiento. Y como ninguna vida es tan sana y fuerte como la vida por la gracia – pues es la vida de Dios en nosotros – tendría que ser en realidad así, que ningún niño crezca tan sana y fuertemente como los hijos de Dios. Su vida es una vida que crece y aumenta por fuerza divina. La fuente de nuestro crecimiento interior en la gracia es Su plenitud, como está escrito en Juan 1:16: “Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.”

 

El tomar gracia sobre gracia de Su plenitud y el siguiente crecimiento se ilustran claramente en el ejemplo de la historia de Mefi-boset, el hijo lisiado de Jonatán.

 

En 2 Samuel leemos cómo llegó a ser mutilado por la incredulidad de una mujer: “Y Jonatán hijo de Saúl tenía un hijo lisiado de los pies. Tenía cinco años de edad cuando llegó de Jezreel la noticia de la muerte de Saúl y de Jonatán, y su nodriza le tomó y huyó; y mientras iba huyendo apresuradamente, se le cayó el niño y quedó cojo. Su nombre era Mefi-boset.

 

Si Jonatán hijo de Saúl hubiera llegado a ser rey, entonces Mefi-boset hubiera sido el príncipe heredero, pero la caída en pecado de su abuelo Saúl lo había arrastrado a la perdición. Con David adviniendo al poder, Mefi-boset fue expuesto, objetivamente visto, a sumo peligro de muerte. Pues a pesar de que David como nuevo rey, como varón conforme al corazón de Dios, nunca alzó su mano contra los de la casa de Saúl, el advenimiento al poder de David también tuvo su propia naturaleza dinámica.

 

Is-boset, uno de los hijos de Saúl que sobrevivieron, fue asesinado. El jefe de Estado Mayor de Saúl, Abner, sufrió antes el mismo destino; por eso todos fueron agarrados por el miedo, como lo leemos en Samuel :”Luego que oyó el hijo de Saúl que Abner había sido muerto en Hebrón, las manos se le debilitaron, y fue atemorizado todo Israel.”

 

El Mefi-boset mutilado se encontraba en esta situación de peligro de muerte y había, por así decirlo, zambullido. Pero debido a las preguntas insistentes de David sabemos dónde Mefi-boset se quedaba ocultado. Dice la Biblia: “Entonces el rey le preguntó: ¿Dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa de Maquir hijo de Amiel, en Lodebar”.

 

Me puedo imaginar que hoy día hay también entre nosotros tales Mefi-boset fugitivos que se quedan zambullidos delante del Dios vivo. Tu vida no es nada, es sin valor en tus ojos. ¡Como Mefi-boset es una imagen del que ha sido paralizado, tú también quedas espiritualmente paralizado e incapaz de huir! Tu vida es dominada por el miedo a aquella hora inevitable del encuentro con el que tiene todo poder, con el Hijo celestial de David, Jesucristo. Entonces ¡escucha que cambio maravilloso hubo en la historia de Mefi-boset, debido a la gracia buscadora de David!

 

Ahora bien, estimado amigo veamos La Gracia que busca.

 

Leemos en la palabra de Dios:”Dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por amor de Jonatán? Y había un siervo de la casa de Saúl, que se llamaba Siba, al cual llamaron para que viniese a David. Y el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu siervo. El rey le dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aún ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies. Entonces el rey le preguntó: ¿Dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa de Maquir hijo de Amiel, en Lodebar. Entonces envió el rey David, y le trajo de la casa de Maquir hijo de Amiel, en Lodebar. Y vino Mefi-boset, hijo de Jonatán hijo de Saúl, a David, y se postró sobre su rostro e hizo reverencia. Y dijo David: Mefi-boset. Y él respondió: He aquí tu siervo. Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa. Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo? Entonces el rey llamó a Siba siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor. Tú, pues, le labrarás las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y almacenarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan para comer; pero Mefi-boset el hijo de tu señor comerá siempre a mi mesa. Y tenía Siba quince hijos y veinte siervos. Y respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su siervo, así lo hará tu siervo. Mefi-boset, dijo el rey, comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey. Y tenía Mefi-boset un hijo pequeño, que se llamaba Micaía. Y toda la familia de la casa de Siba eran siervos de Mefi-boset. Y moraba Mefi-boset en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey; y estaba lisiado de ambos pies.”

 

Nuestro Dios te está buscando a ti que todavía estás en la nada. Te busca para que te pueda hacer misericordia por amor de Jesús. Jonatán, el hijo de Saúl y el amigo más querido de David era para Mefi-boset el puente, el único camino para llegar a David en su palacio real. Mefi-boset no sabía esto cuando estaba todavía en Lodebar. Muchos hoy no saben tampoco que el Jonatán celestial es el único camino, que Jesucristo mismo dice: 

 

“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.

 

Es conmovedor: así David, de esos centenares de miles de israelitas buscó a este Mefi-boset intimidado, amedrentado, ocultado y mutilado. Y asimismo lo hace el Señor Jesús hasta el día de hoy. En el evangelio de Lucas leemos la parábola maravillosa de la oveja perdida: “¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.”

 

¡Así El no nos busca a nosotros que somos salvos, sino que te busca a ti! Deja atrás a las 99 ovejas, pues ellas tienen el gozo de la salvación.

 

¡Sin embargo, hay aún más gozo por un pecador que se convierte, que por 99 justos – esto es lo excitante! Así como actuó Dios mismo y luego, de manera profética, David, así actúa también nuestro bendito Salvador: 

 

¡Abandona a los 99 creyentes que están en el gozo del Señor y busca a esta oveja perdida que se ha desviado, que está colgando al borde del abismo, que está enredada en espinas, expuesta a peligro de muerte y en temor! Nuestro SEÑOR es tan ilimitado en Su poder que por así decirlo solamente precisa un hombro para llevar el universo entero. Pero cuando se pone en camino para buscar a la oveja perdida hasta encontrarla, entonces pone a disposición Sus dos hombros. Cuando se trata de llevar a casa a una oveja perdida, entonces el Señor, el Todopoderoso, interviene con todo Su poder: la pone sobre Sus hombros con gozo. No tendrías que estar tan miedoso, pues Él ha dicho en Isaías 46:4: “Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo”. Esto es lo sumamente conmovedor en la gracia buscadora de Dios en Jesucristo: ¡EL te busca a ti!

 

Sí, El te busca a ti, querido amigo, ¡déjate encontrar por El!.

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