Convención de la Confraternidad Carcelaria (1ª Parte)

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  Convención de la Confraternidad Carcelaria
(1ª parte)

  Bajo el programa de CLAVES  se encuentra esta temática importantísima para la familia: Buentrato en familia!  Marina Sozzi, nos cuenta la interna y cómo se imparten estos cursos de Juventud para Cristo.


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  EA567 – Entre Amigas –
Convención de la Confraternidad Carcelaria (1ª Parte)    



Receta:   Peras a la almendra


Entrevista con Lácides Hernández

Sandra: Amigas nos encontramos en Toronto, Canadá, en un congreso  de Confraternidad carcelaria internacional,  y nos encontramos con Lácides Hernández, el coordinador para América Latina.

Lácides: Muchas gracias por la invitación, ha habido mucha actividad en estos días pero ha sido lindo poder ver a tanta gente trabajar con un mismo objetivo. Ha sido para mí una experiencia maravillosa en 15 años,  esta la que estoy viviendo.  Ya en otras oportunidades he podido presenciar otro tipo de congresos mundiales, así fue el primero en Bulgaria en el año 99, luego en 2001, fue en Sudáfrica. Luego volvimos a Toronto en 2003, luego en 2007 y ahora, en 2011.

Yo soy de Colombia y conocí al Señor en el año 85,  y he estado comprometido con él desde entonces. Estudié Teología en el Seminario Bíblico en Medellín,  e hice, posteriormente una Maestría  en Desarrollo. Me involucré con la confraternidad  en el año 92, cuando tuve la oportunidad de compartir el evangelio. Desde ese momento, me encantó ver la apertura que tienen los privados de libertad, y ver la necesidad que tienen los de Colombia.

Hay mucha indiferencia de la sociedad y a veces  existe mucha indiferencia de parte de la misma iglesia.  Son personas totalmente olvidadas.  Comencé mi trabajo como un voluntario, luego,  fui miembro de un equipo que fundó la comunidad carcelaria en Medellín. En este trabajo estuve hasta el año 2003  y de esta manera he aprendido de los privados de libertad. En los años 2004, y 2005, me invitaron a trabajar en el liderazgo de América Latina.

Cuando yo era estudiante de Teología  el seminario obligaba a hacer prácticas en una Iglesia Local. Recuerdo que nos regalaban el lunes para poder descansar. Y un lunes nos invitaron a ir a una cárcel.  Y en un sector había un grupo con una escuela y no había profesor y entonces ese día les compartí  a los prisioneros un tema y desde ahí quedé atrapado por la sed de ellos. Y ellos pidieron que volvieran.  Y fue así como comencé y visitaba los viernes y lunes. La iglesia no me permitió hacer la práctica en la cárcel. Así que los lunes cuando tenía libre trataba de ir.

En cuanto a la realidad de la cárcel éstas son un apéndice de la injusticia, de la misma corrupción. NO estoy en contra de la cárcel pero creo que las cárceles deberían ser hogares para que los privados de la libertad se recuperen.

En Colombia, en los años 80 hubo mucha criminalidad, y Colombia no estuvo,  preparada para enfrentar el paramilitarismo, para enfrentar el narcotráfico.  Todo esto fue minando a la sociedad colombiana y poco a poco todo esto fue complicando a la sociedad. En la época de los 90 se desbordó y el hacinamiento sobrepasó al 300% en las cárceles. La violación de los derechos humanos, la misma criminalidad,  la corrupción,  hizo que todo fuera un caos. Quienes gobernaban las cárceles eran los delincuentes más poderosos,  no era la guardia, no era el gobierno, no era el estado. Los más débiles eran sometidos por los más fuertes.  Esta era la situación que yo conocí cuando comencé a ir.  En cárceles colombianas, llegaron a jugar al fútbol con cabezas de seres humanos. Esto nos ayuda a conocer  la bajeza humana en ese sistema.

El mismo sistema era el responsable de que esta criminalidad aumentara.  Luego vino un gobierno, que desarrolló el proyecto: Plan Colombia,  apoyado por los EEUU, para combatir el narcotráfico  para confrontar la guerrilla, pero eso también,  implicaba una construcción masiva de prisiones. Y, Colombia, en los últimos 10 años,  ha construido más de 18 prisiones.  Estas prisiones tendrían un perfil de “Alta seguridad” pero sostengo que sería un perfil deshumanizado.  Es un modelo extremo porque destruye totalmente el vínculo familiar; si bien se logro bajar el índice de hacinamiento,  y entonces los presos no están siendo atendidos, no están siendo tratados para recuperarse,  y el índice de reincidencia sigue siendo el  mismo.

En cuanto a mi familia, bueno he decir que es importante el hecho de fijarnos prioridades. En los casi 13 años primeros de nuestros hijos, fue importantísimo para nosotros dedicarle el tiempo  a nuestros hijos.  Si no fuera por mi esposa yo no podría estar haciendo a tiempo completo este trabajo.  Yo, indiscutiblemente valoro mucho a mi esposa por lo que ella hizo, ella dedicó mucho tiempo a la familia, al hogar. Desde hace aproximadamente ella también está involucrada con el ministerio, ella está en la parte administrativa,  es quien dirige el ministerio cuando yo no estoy y ella ha sido mi brazo derecho.  Y agradezco al Señor por esta mujer que él me ha dado.  Y ha sido un regalo de Dios.

Cuando uno se ocupa de las cosas de Dios, de manera responsable, Dios se ocupa de las tuyas. Yo lo he visto de esa forma en mi familia, mis hijos aman al Señor, los dos mayores sirven en la Iglesia. Mi esposa está vinculada también y es muy satisfactorio.

En cuanto al impacto que Jesucristo ha hecho en la vida de los privados de libertad, no tendría tanto tiempo para contar todo lo que he visto en este tiempo.  Pero, lo que sucede hoy, actualmente,  estoy viendo prisioneros plantando iglesias,  por ejemplo hubo un sicario en Medellín que ha sido uno de los sobrevivientes a toda la violencia de los años 80, que está plantando iglesias.  Y él está plantando una iglesia en el mismo sector en el que él cometió sus crímenes.  Como este hombre, tenemos a otros en Cali, en Barranquillas,  en Bogotá en Pereyra, plantando iglesias. Son hombres que fueron criminales y que hoy, tienen un compromiso muy grande con Dios.  Ellos son el mayor ejemplo de restituir el daño.

Muchos de ellos se han casado y tienen una familia, y están al frente de una comunidad.  Eso es realmente motivante para mí, y es realmente un ejemplo.

Este ministerio es el secreto más guardado que tiene el mundo.  Yo creo que esto pasa en muchos países.  Y estos testimonios nos permiten ver qué es lo que Dios está haciendo alrededor del mundo  con los más privados de la libertad alrededor del mundo.

Quiero aprovechar la oportunidad para decirles a los privados de libertad que allí donde están, que abracen la fe.  Y que se aferren a Jesús que es el único que los puede cambiar y transformar,  y darles una vida plena para vivir al modo que él quiere.

Bendiciones.

 

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