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Titulo:  “Cómo resuelve Dios el conflicto palestino-israelí”(parte 4).

Autor: Norbert Lieth
  Nº: PE880
Locutor: Gerardo Rodríguez

Algunos puntos a tratar: 

  •  Salvación del remanente palestino.
  • La causa del conflicto y su solución.
  • Un paralelismo con Israel.
  • La gran diferencia.

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“Cómo resuelve Dios el conflicto palestino-israelí” (parte 4).

Salvación del remanente palestino

Estimado amigo, por medio del regreso de Jesucristo, Dios resolverá el conflicto palestino-israelí. Tras el justo juicio sobre los enemigos de Israel, el reinado del verdadero Mesías traerá bendiciones inimaginables, tales que ningún hombre podría lograr jamás.

En Zacarías 9:7 leemos: “… y quedará también un remanente para nuestro Dios, y serán como capitanes en Judá, y Ecrón será como el jebuseo.'' No es maravilloso que de los filisteos, dígase palestinos, quede un “remanente para nuestro Dios'' el cual reconozca que el Dios de Israel es el único Dios verdadero? Ellos creerán en Jesucristo y a través de la cruz serán guiados al reino mesiánico.

Cuando Jesús regrese y se siente en Jerusalén sobre el trono de David (Zacarías 2:10), “se unirán muchas naciones a Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti.'' (versículo 11). ¡Qué maravillosa será la manera en la que Dios resolverá el conflicto del cercano oriente! El Salmo 87:4 también habla acerca de esto: “Yo me acordaré de Rahab (= Egipto) y de Babilonia (= hoy día Irak) entre los que me conoces; He aquí filistea (= actual territorio palestino) y Tiro, con Etiopía (= Etiopía). Este nació allí.'' Al remanente de estos países se los tratará como a coterráneos, ellos tendrán parte en el reino milenial. Dios conciliará las naciones consigo mismo y con su pueblo.

La causa del conflicto y su solución

En Génesis 10:13-14 se hace la primera mención de los filisteos: “Mizraim engendró a Ludim, a Anamin, a Lehabim, a Naftuhim, a Patrusim, a Casluhim, de donde salieron los filisteos, y a Caftorim.'' Mizraim fue el padre de los egipcios. Aquí se mencionan los diferentes linajes egipcios. Una parte de los filisteos, los casluhitas, se habían instalado en Egipto, probablemente al oriente del valle del Nilo. Otra parte, los caftoreos se habían instalado en Creta (Caftor). Integraban los pueblos de los navegantes. Desde Caftor emprendieron su viaje a través de Egipto por el desierto hasta Canaan. Inmigraron a la franja de Gaza y poseyeron allí cinco grandes ciudades: Gaza, Ascalon, Asdod, Ecrón y Gat (Josué 13:2-3). En Deuteronimio 2:23 podemos leer acerca de su inmigración a la franja de Gaza: “Y a los aveos que habitaban en aldeas hasta Gaza, los caftoreos que salieron de Caftor los destruyeron, y habitaron en su lugar''.

Un paralelismo con Israel

El diablo siempre intenta imitar al Dios verdadero creando una alternativa parecida, pero errónea, a la verdad:- A los profetas de la Biblia opone los falsos profetas,

– Al verdadero cristianismo un falso cristianismo nominal,

– A la Biblia una antibibilia (El Corán),

– A la profecía y predicciones de la Sagrada Escritura la

– adivinación y la clarividencia,

– Al Cristo de Dios el Anticristo,

– A la salvación en Jesucristo alternativas espirituales tales como

– el budismo, hinduismo, Nueva Era, Esoterismo etc.

La historia de los filisteos también parecería tener un paralelismo único con Israel.- Los filisteos llegaron a Egipto como también lo hicieron los

– israelíes.

– Salieron de Egipto al igual que los israelitas.

– Llegaron a la tierra de Canaan tal como los israelitas.

– La presencia de los filisteos en Canaan es como un golpe del Diablo contra la promesa que Dios le hiciera a Abraham, al cual le prometió toda la tierra “desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates'' (vea: Génesis 12:5-7; 13:15.17; 15:13-14. 18; 17:8).

Esta lucha por parte de los filisteos para poseer la herencia prometida a Israel se extiende desde entonces hasta nuestros días a lo largo de la historia de salvación dirigiéndose ahora a su clímax.

La gran diferencia

Ambos pueblos salieron de los territorios ancestrales. Pero entre el éxodo de Israel hacia la tierra prometida y el éxodo de los filisteos hacia Canaan existen grandes diferencias que no se deben pasar por alto. Y es en estas diferencias en las que se dividen los espíritus.

Observemos primeramente el camino emprendido por Israel: “Y luego que Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca; porque dijo Dios: Para que no se arrepienta el pueblo cuando vea la guerra, y se vuelva a Egipto. Mas hizo Dios que el pueblo rodease por el camino del desierto del mar Rojo. Y subieron los hijos de Israel de Egipto armados'' (Éxodo 13:17-18). Dios no llevó a los israelitas hacia la tierra prometida por el camino cómodo, por el camino que anduvieron los filisteos para llegar a Canaan. No, Dios llevó su pueblo del valle del Nilo hacia el Mar Rojo, y luego a través del desierto del Sinaí hasta cruzar finalmente el Jordán hacia la tierra prometida.

El Jordán es el “río de muerte'' que fluye hacia el Mar Muerto – una imagen para la cruz de Cristo, su muerte, su resurrección y para el nuevo nacimiento de una persona a través de la conversión a Jesucristo. Aquí se haya el perdón, la redención y la liberación para poder ingresar a la tierra prometida: con Cristo muerto y resucitado hacia la vida eterna con Dios, el Padre. La meta celestial sólo se obtiene a través de Jesús. En Tito 3:4-7 leemos: “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor para con la humanidad, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo, nuestro Salvador, para que, justificados por su gracia, llegáramos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna”

Cruzar el Jordán significa tomar el camino angosto y pasar por la “puerta estrecha'', no tomar el camino espacioso y cómodo al lado del Jordán (Mateo 7:13-14). Los filisteos no estaban bajo la promesa y la guía de Dios y por ello no atravesaron el Jordán, sino que anduvieron a lo largo de la franja del Mar Mediterráneo y entraron a la franja de Gaza.

El empleo de ambos caminos en el cristianismo

Cristianos nacidos de nuevo, que integran la verdadera iglesia de Jesús, han “atravesado el Jordán''. Se han convertido a la cruz, es decir al crucificado, se bautizaron muriendo y resucitando con Jesucristo.

Cristianos nominales sin embargo se han apoderado de las doctrinas cristianas sin haber cruzado el Jordán de la cruz de Jesús. Ellos sostienen, que un matiz cristiano ya alcanza plenamente. Nunca han tenido una conversión real a Jesucristo. Por eso no tienen ningún derecho a la tierra prometida del cielo y finalmente serán “echados fuera''. En una de sus parábolas el Señor Jesucristo nos advierte de ellos: 

“Cuando entró el rey para ver a los invitados, vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda, y le dijo: “Amigo, ¿cómo entraste aquí sin estar vestido de boda?”. Pero él guardó silencio. Entonces el rey dijo a los que servían: “Atadlo de pies y manos y echadlo a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mateo 22:11-13).

El conflicto entre los verdaderos cristianos y los cristianos nominales

Al igual que los filisteos (o bien los palestinos) que disputan la tierra de Israel y les complican la vida, así también los cristianos nominales causan muchos problemas graves a los cristianos verdaderos. Los así denominados cristianos nominales tampoco están del lado de Israel.

El Señor Jesucristo nunca guía a nadie a su reino eterno, llevándolo alrededor de su Cruz. Su camino siempre guía a través de la cruz. Si eres cristiano sólo de nombre, te encuentras en un grave conflicto y en gran peligro. Puede ser que seas un fiel concurrente a la iglesia, pero si nunca te has convertido realmente, es decir si no te has apartado conscientemente del pecado para acercarte a Cristo, entonces eres un cristiano nominal. Y los cristianos nominales se pierden, por la eternidad estarán separados de Dios. A los cristianos renacidos se les perdonaron los pecados y por eso saben que un día estarán con Cristo en la gloria eterna (1 Juan 3:1-3).

Sólo a través de la cruz de Jesucristo encontrarás el acceso al reino celestial. Quien no se acerque a Dios a través de la cruz de Cristo, es y seguirá siendo un enemigo de Dios. Por eso: busca a Jesús y a su luz, todo lo demás no te servirá. Él ha dicho: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre si no es por mí'' (Juan 14:6).

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