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Título: Caleb  – Su valor y su prueba (parte 2)

Autor: Esteban Beitze
PE1461

En medio de la noche oscura de la incredulidad, desazón y cobardía, aparece una luz que ilumina el camino, que da confianza y seguridad. Es un hombre que, en medio de la oposición y grandes retos, demostró ser un líder íntegro, capaz y perseverante. Ese hombre fue Caleb. Hoy, como nunca antes, la mies del Señor requiere de creyentes y, sobre todo, de líderes firmes, íntegros, que sirvan de ejemplo para otros. Caleb lo fue, tú también lo podrás ser. ¿Estarás dispuesto a ser usado por Dios?


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Qué placer estar otra vez juntos para compartir algo de la Palabra de Dios! Analizando la vida de Caleb, como líder en un mundo rebelde, estábamos hablando en el programa pasado de las condiciones adversas frente a un reto y sacando lecciones de esto para nuestra vida personal. Veamos ahora cuál debe ser el Enfoque Correcto frente al Reto.

Todos nosotros, tarde o temprano, tendremos que enfrentar conflictos o grandes retos en nuestras vidas. ¿Cómo enfrentamos una situación tan difícil? En la historia de Caleb encontramos la respuesta.

Caleb no niega que en la tierra hubiera pueblos fuertes, gigantes y ciudades amuralladas. Esto era real y no minimiza la situación. Era un hombre coherente y práctico. Se daba cuenta del contexto en el cual vivía y al cual se tenía que enfrentar. Pero, a pesar de todo esto, acepta el reto propuesto por Dios.

Esto es lo que necesita el Señor y Su obra también en el día de hoy. Necesita hombres y mujeres que, como Caleb, le hagan frente a las circunstancias. Pero no le hacen frente de una forma religiosa, fanática o mística. Hay demasiados hoy en día que con la frase trillada: “por fe haremos esto o aquello”, hacen las barbaridades más grandes, destruyen sus hogares, iglesias y hasta sus propias vidas, trayendo un gran descrédito a la obra de Dios, a Sus siervos y al Señor mismo. Lo triste es que deshonran a Dios y quedan como locos frente a la sociedad, porque confunden su obstinada voluntad propia con la santa voluntad de Dios. En cierta ocasión conocí a un querido matrimonio en la fe. Tenían muchos deseos de servir al Señor y lo hicieron con mucho ímpetu, pero lamentablemente, según mi impresión, sin reconocer la guía del Señor. Apenas les ofrecían un lugar de servicio que prometía mucho reconocimiento, allá iban. Al poco tiempo los problemas eran insuperables e iban a otro lugar. Y así fueron dando vueltas por varias iglesias, ministerios y países. Siempre, después de poco tiempo “el Señor” los estaba guiando a otra parte. Mientras, les fueron naciendo sus hijos que tuvieron que sufrir constantes cambios y problemas muy serios. Después de tantas idas y venidas sin coherencia, el Señor les está enseñando la lección de depender completamente de Él. Aunque las experiencias seguramente fueron usadas por Dios para enseñarles muchas cosas, pusieron en juego su buen nombre, la integridad física y emocional de ellos mismos y su hogar y trajeron deshonra al nombre del Señor.

De estos casos he conocido muchos. Pero en la Biblia vemos a un Dios de orden, y como tal, también quiere que nuestras vidas estén ordenadas. Esto no significa que no pueda guiarnos a diferentes lugares, pero lo hará dándonos la total seguridad y no será un vagar sin rumbo fijo.

Caleb no era uno de estos fanáticos que chocan por su forma de actuar. Él tenía bien presente las realidades, como el poder de los enemigos e inclusive más tarde, su propia fuerza. A los 85 años, se daba cuenta perfectamente que todavía tenía fuerza suficiente para enfrentar el reto de conquistar la región en la que vivían los anaceos. Leemos en Jos. 14:11 que dijo:“Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar“.

Ahora, ¿Dónde está la diferencia entre la valentía y el fanatismo?

Creo que la encontramos en la Palabra de Dios. Cuando está de acuerdo con lo que Dios nos muestra por Su Palabra, entonces debemos actuar, aunque no parezca muy razonable desde el punto de vista humano. Pero no es un actuar fanático, sino basado en la Palabra de Dios misma. Esto siempre tendrá coherencia y además, se demostrará por sus frutos. Donde algo es hecho basado en nuestra propia imaginación, fuerza, fanatismo, o donde queremos aparentar una gran fe hacia fuera, sin base bíblica, tarde o temprano fracasará. Cuando sucede esto, la excusa muchas veces usada es que ahora Dios nos guió a dejarlo o a hacer otra cosa. Tengamos bien presente que no podemos culpar a Dios por nuestra incompetencia y falta de análisis coherente de la situación.

Veamos ahora la Acción de Caleb frente al reto

En vez de quedar paralizado frente al mismo, Caleb empieza a actuar. Frente a esta dificultad y oposición, Caleb reacciona de la siguiente forma que leemos en Números 13:30: “Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos“. Y en el cap. 14, vs. 7 al 9, después del llanto y rebelión del pueblo dice: “…La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis“.

La confianza se transforma en hechos. Caleb no se queda sentado esperando a ver lo que pasa, ni baja los brazos desmoralizado. “Subamos…” son sus palabras.

En cierta ocasión, un rey hizo poner una gran piedra en un camino y se escondió para ver quién la quitaría. Pasó mucha gente. La mayoría le daba un rodeo a la piedra. Algunos refunfuñaban por la pérdida de tiempo y otros, inclusive, insultaban al rey por no cuidar del estado de los caminos. Después de un buen tiempo, pasó un campesino cargado con una pesada cesta con artículos del campo que pensaba vender en la ciudad. Al ver la piedra, apoyó su carga en el suelo y con mucho esfuerzo quitó el obstáculo del camino. ¡Cuál no fue su asombro al encontrar un agujero debajo de la piedra, en el cual había una bolsita con unas monedas de oro y una carta de gratitud del rey!

Hay algunos que simplemente evitan los retos. Otros se enojan sobre los obstáculos que les trae la vida, y en algunos casos hasta se enojan con Dios y con todo el mundo. Pero hay otros que los enfrentan, recibiendo la bendición que Dios tenía preparada para ellos.

Cuando en cierta ocasión Jesús estuvo hablando mucho tiempo a una multitud, los discípulos se le acercaron para que despidiera a la gente y fueran a conseguir su comida. Ahí Jesús les planteó un reto aparentemente insuperable, según leemos en Mr. 6:37, al decirles: “Dadle vosotros de comer“. Felipe, calculando rápidamente, se dio cuenta que aunque tuvieran el dinero correspondiente a 200 salarios diarios, no alcanzaría para toda esa multitud. De los otros discípulos no conocemos ninguna iniciativa, excepto de Andrés. Él fue y buscó, y aunque dudaba, tomó la iniciativa y encontró a un muchacho con cinco panes y dos peces. Ya conocemos cómo terminó la historia. Lo poco de este joven fue utilizado por el Señor para hacer el milagro que miles de personas no sólo fueran saciadas, sino que aún sobraran doce canastas de comida. Andrés demostró iniciativa y valentía aunque, humanamente, era una causa imposible. El Señor usó esta iniciativa para la gloria de Dios.

Quizás el Señor te ha puesto delante de un gran reto. Tienes miedo y desánimo. Pones excusas como Moisés o Gedeón, cuando Dios los llamó a salvar a Su pueblo. ¡Sigue el llamado de Dios, no seas desobediente y verás lo que Dios puede hacer con una persona que rinde su voluntad completamente a Él! ¿Te llamas cristiano? Si es así, eres de Cristo y puedes decir: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece“. Ten presente al Señor y vencerás.

Se cuenta que en el ejército del valiente Alejandro Magno había un soldado que también se llamaba Alejandro y era conocido por su cobardía. Al trascender su triste fama, un día Alejandro Magno lo llamó a su presencia y le dijo: “O cambias de actitud o de nombre, pues no te permito deshonrar el nombre que llevas con tu cobardía”.

Si somos de Cristo, demostrémoslo. Además, como dice en 2 Timoteo 1:7: “…no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder…

Resumiendo, la persona que Dios puede utilizar se da cuenta de las dificultades y limitaciones pero, confiando en Él, las enfrenta.

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