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Título: Caleb – Su contexto histórico y su relación con Dios

Autor: Esteban Beitze
PE1459

En medio de la noche oscura de la incredulidad, desazón y cobardía, aparece una luz que ilumina el camino, que da confianza y seguridad. Es un hombre que, en medio de la oposición y grandes retos, demostró ser un líder íntegro, capaz y perseverante. Ese hombre fue Caleb. Hoy, como nunca antes, la mies del Señor requiere de creyentes y, sobre todo, de líderes firmes, íntegros, que sirvan de ejemplo para otros. Caleb lo fue, tú también lo podrás ser. ¿Estarás dispuesto a ser usado por Dios?


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Estimados amigos, seguimos viendo hoy otro aspecto de la relación con Dios de Caleb. En este caso, la

Diferenciación

Caleb al tener una buena relación con Dios, también se diferenció de los que no querían seguir a Dios. Caleb y Josué se diferenciaron positivamente de los otros diez espías y del pueblo entero. Esto indudablemente no fue fácil. Estos espías no eran personas cualesquiera. ¡No! Eran nada menos que príncipes reconocidos de cada tribu (según Nm.13:3). De ahí, también, la enorme influencia que tuvieron sobre el resto del pueblo. De repente, el pueblo entero – millones de personas – estaban en contra de lo que decían estos dos. Requería muchísimo valor el hecho de diferenciarse frente a tanta influencia.

¿Cómo hubiéramos actuado nosotros? Creo que todos conocemos este sentimiento de adaptarnos al grupo, aunque vaya en contra de nuestras convicciones y sólo sea con el fin de ser aceptados. Es una característica típica de los adolescentes que, muchas veces, están dispuestos a hacer todo tipo de concesiones con tal de tener la aceptación de los demás. Pero lamentablemente, no sólo se ve en la adolescencia, sino aún en edades maduras. Es como ser una veleta, que siempre se pone en la dirección de donde viene el viento, nunca se le atraviesa o enfrenta. Lamentablemente, hay demasiados cobardes que se adaptan al contexto en el cual se encuentran. Se acomodan tan perfectamente al sistema mundano que ni se les percibe. Son como el camaleón que se mimetiza con el fondo en el cual se halla cuando se encuentra en peligro. Adopta el color del lugar de tal forma que pasa desapercibido.

No tenía sentido buscar a Caleb entre los revoltosos. Era inútil esperar de Caleb que se levantara contra el líder impuesto por Dios. Él no buscaría las ollas de carne de Egipto. No le iba a dar lugar a la queja, a la amargura, al rencor o a la maldad. No se encontraría entre los desobedientes a la voluntad de Dios. Él no iba a darle lugar al pecado. No se amoldaría al pensamiento pecaminoso del resto del pueblo.

El apóstol Pablo, justamente escribe al respecto en Romanos 12:2: “No os conforméis a este siglo…“. Esta expresión tiene la idea de no adaptarse al molde del mundo. Es como cuando los niños juegan con alguna masa y la meten dentro del molde: la masa toma completamente la forma del molde. Justamente es lo que hacen muchos creyentes, pero que no deberían hacer. Se requiere valentía para diferenciarse de los demás.

Obviamente que no me estoy refiriendo a una diferenciación rebelde, sólo con el fin de llevarle la contra a los demás, no aceptando reglas y normas de convivencia. Esta rebelión no es espiritual, sino más bien carnal. Me refiero a diferenciarse claramente del mundo, a no participar de las cosas pecaminosas que hacen, o dicen, ni ir a lugares que conllevan el pecado para los que allí concurren.

Otro aspecto de la relación con Dios de Caleb es la

Sumisión

El confiar en Dios no significa que no tengamos problemas, o que éstos se irán definitivamente. También en Caleb y Josué había un “quizás”, pero no era por falta de fe, sino por someterse a la voluntad soberana de Dios. Ellos dijeron: “Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará…” Era una confianza sujeta a la voluntad de Dios. Expresa un sentido de indignidad propia, sin presunción de su parte, confiando en la guía del Señor.

Esta misma situación la pasaron los tres amigos de Daniel, cuando se negaron a adorar la imagen que había hecho Nabucodonosor. Éste les dio una nueva oportunidad para adorar la imagen, de lo contrario serían arrojados al horno de fuego, calentado mucho más de lo normal y necesario. Ellos respondieron confiadamente: “…No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado“.

Y nuestro ejemplo supremo fue nuestro Señor. En Getsemaní, cuando le tocó enfrentar el mayor reto de Su vida, el mayor sufrimiento que cualquier hombre pueda pasar, estuvo dispuesto a sujetarse a la voluntad del Padre. Tenía que pasar por una de las muertes más crueles pero, sobre todo, este Ser completamente santo, que nunca cometió ni un pecado, iba a ser hecho pecado por amor a nosotros. Su propio Padre, frente a esta situación, le iba a dar la espalda. Ante esta prueba insondable, Jesucristo dice: “…Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú“.

Tanto los amigos de Daniel, Jesucristo, o también Caleb y Josué, sabían que Dios podía librarlos, pero que también todo estaba sujeto a Su soberana voluntad.

Ésta es la sumisión confiada en la voluntad de Dios que nosotros debemos tener.

Y llegamos al último aspecto de la relación con Dios de Caleb, que es la

Bendición o maldición

A cada acto le corresponden ciertasconsecuencias. El pueblo ya había empezado mal toda la historia. De acuerdo a Deuteronomio 1:22, fue el pueblo que pidió mandar espías a la tierra para saber cómo era. Dios accedió a esto, permitiendo así que la falta de confianza en Él se convirtiera en una prueba más. En realidad, el hecho de espiar era innecesario, porque Dios mismo ya había dicho que era una tierra en la cual fluía la leche y la miel, dando a entender su fertilidad y abundancia. A su vez, había prometido Su presencia y dado la orden para la conquista. Estando la Palabra de Dios de por medio, ¿qué más hacía falta? Pero ya allí falló el pueblo, demostrando desconfianza hacia la palabra de Dios, prefiriendo andar por vista, en vez de hacerlo por fe. Al manejarse por sus propios razonamientos, su visión quedó nublada y esto solamente podría traer consecuencias negativas. Los diez espías y el pueblo fallaron rotundamente. Por esto, leemos en Pr. 3:5 y 6, que el sabio Salomón dijo: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas“.

¿Por qué existen tantos cristianos derrotados, intrascendentes e incapaces? ¿No será que les faltó buscar la bendición del Señor, poniéndolo a Él en primer lugar en sus vidas?

Los resultados de poner o no en práctica este concepto están a la vista: Caleb y Josué fueron los únicos que entraron y conquistaron la tierra prometida. Los diez espías murieron en el acto y, lógicamente, no pudieron conquistar la tierra. Lo más triste es que llevaron a un pueblo entero a caer en la incredulidad, en la derrota, en la pérdida de la heredad y en el juicio de Dios. Ésta es una seria advertencia aún hoy: la confianza o la incredulidad se contagian. Podemos animar o desanimar a otros con nuestras palabras y actitudes.

Si nuestra valentía para enfrentar retos se basa en la Palabra de Dios y la confianza en Él, tendremos Su apoyo y bendición. A la larga, hasta los que pudieran estar en contra tendrán que reconocer que es la obra de Dios, y quizás hasta correrán a formar parte de la conquista exitosa.

Hemos visto, entonces, lo distintos aspectos de la relación con Dios de Caleb, que era en lo que se basaba su valor. Veamos ahora algo de “su valor” en sí mismo.

Es así, que el segundo tema de nuestro estudio se titula: 

CALEB – SU VALOR

Seguramente ya hemos leído, escuchado o visto historias de personas que se comportaron en forma heroica en situaciones difíciles y, muchas veces, bajo el riesgo de su propia vida. Los héroes se destacan justamente por hacer algo que otra persona, en su misma situación, no haría. Vemos bomberos que se meten en las llamas para salvar a una persona atrapada, rescatistas en las montañas salvando alpinistas atrapados o heridos, interviniendo en inundaciones o aún en eventos cotidianos, como accidentes automovilísticos. Nuestra sociedad también considera héroes a los libertadores de los diferentes países, a soldados que armados de mucho valor hicieron hazañas, etc.

Ahora, cuando empezamos a compararnos con estas personas, nos sentimos pequeños y cobardes. Nos gustaría ser iguales, pero no arriesgaríamos nada para lograrlo.

Pero, veremos cómo una persona llegó a ser un héroe y un gran líder, a pesar que todas las circunstancias estuvieron completamente en su contra. Pero eso será en el próximo programa, porque se nos ha acabado el tiempo. ¡Le esperamos, Dios le bendiga!

1 Comment

  1. Tamara dice:

    Qué buen estudio! Bendiciones

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