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Buscando Ayuda en el Lugar Equivocado
(1ª parte)

Autor: Marcel Malgo

El mensaje del profeta Oseas es el del increíblemente paciente amor de Dios. Usted quedará asombrado con los aspectos personales, que tienen que ver con nuestra vida, que serán mencionados en este estudio. Se tratarán temas específicos que nos conducirán, cada vez, a un nuevo desafío.


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PE1556- Estudio Bíblico
Buscando Ayuda en el Lugar Equivocado (1ª parte)



Comenzamos leyendo el capítulo 5 de Oseas. Dice así:

“Sacerdotes, oíd esto, y estad atentos, casa de Israel, y casa del rey, escuchad; porque para vosotros es el juicio, pues habéis sido lazo en Mizpa, y red tendida sobre Tabor. Y haciendo víctimas han bajado hasta lo profundo; por tanto, yo castigaré a todos ellos.Yo conozco a Efraín, e Israel no me es desconocido; porque ahora, oh Efraín, te has prostituido, y se ha contaminado Israel.No piensan en convertirse a su Dios, porque espíritu de fornicación está en medio de ellos, y no conocen a Jehová. La soberbia de Israel le desmentirá en su cara; Israel e Efraín tropezarán también con ellos. Con sus ovejas y con sus vacas andarán buscando a Jehová, y no le hallarán; se apartó de ellos.Contra Jehová prevaricaron, porque han engendrado hijos extraños; ahora en un solo mes serán consumidos ellos y sus heredades.Tocad bocina en Gabaa, trompeta en Ramá: sonad alarma en Bet-avén; tiembla, oh Benjamín. Efraín será asolado en el día del castigo; en las tribus de Israel hice conocer la verdad.Los principios de Judá fueron como los que traspasan los linderos; derramaré sobre ellos como agua mi ira. Efraín es vejado, quebrantado en juicio, porque quiso andar en pos de vanidades.Yo, pues, seré como polilla a Efraín, y como carcoma a la casa de Judá. Y verá Efraín su enfermedad, y Judá su llaga; irá entonces Efraín a Asiria, y enviará al rey Jarve; mas él no os podrá sanar, ni os curará la llaga. Porque yo seré como león a Efraín, y como cachorro de león a la casa de Judá; yo, yo arrebataré, y me iré; tomaré, y no habrá quien liberte. Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán.”

Así dice la Palabra de Dios, ahora preguntémonos: ¿Quién buscaría ayuda en un lugar, sabiendo que allí no la encontrará? Bueno, por más contradictorio que parezca, ¡esto realmente sucede! Muchas personas, incluso los cristianos, esperan encontrar ayuda en aquellos lugares donde no la han de hallar. Esto mismo ocurría con el pueblo de Israel en la época del profeta Oseas. Los israelitas se encontraban en medio de su apostasía, idolatría y grave prostitución espiritual. A través del profeta Oseas, el Señor dijo a su pueblo: “Con sus ovejas y con sus vacas andarán buscando a Jehová y no le hallarán; se apartó de ellos. Contra el Señor prevaricaron…’’ (dice el cap. 5, vs. 6 y 7).

Ya en esos días, el pecado había alcanzado dimensiones tales que el Señor tuvo que ocultarse por un tiempo de su pueblo Israel. Es como si un padre se distanciara por un tiempo de su hijo, por su mal comportamiento y no quisiera reconocerle.

No es que Israel no se hubiera dado cuentade su miserable situación. Sino todo lo contrario. Leemos en el vs. 13: “”Verá Efraín su enfermedad, y Judá su llaga’’. Ésta fue la causa de la trágica relación del pueblo con Dios, la cual alcanzó su máxima expresión. Es por este motivo que los israelitas no lograban ver otra solución que salir a buscar ayuda donde no la podrían hallar.

Lamentablemente, de la misma forma sucede con nosotros. Cuando pecamos levantamos un muro que nos separa de Dios (como dice Isaías 59:2), y tendemos a buscar ayuda en otra parte. Esto es extremadamente peligroso, ya que no hace otra cosa que profundizar aún más la grieta que nos separa del Señor.

Vamos a tratar de encontrar respuestas a: ¿Por qué Israel buscaba ayuda sin encontrarla?

Una Primera causa es: el pecadoEl pecado estaba separando a los israelitas de la presencia de Dios. El alejamiento de la verdadera fuente de ayuda generó que buscaran en lugares equivocados. Oseas 4:12 nos dice: “”mi pueblo a su ídolo de madera pregunta, y el leño le responde; porque espíritu de fornicaciones lo hizo errar, y dejaron a su Dios para fornicar’’.

¿Por qué Israel buscó ayuda en este camino infernal? Los israelitas se enredaron en el pecado de tal forma, que dice la Palabra de Dios que: “”… espíritu de fornicación (o pecado) lo hizo errar…’’ Este “”espíritu de fornicación’’ oscurecía sus almas de tal manera que no dudaron en acudir a prácticas satánicas con el propósito de encontrar una solución a su situación desesperante. Ciertamente, en este momento no podían volver a Dios, ya que el pecado se había arraigado en su corazón. En Oseas 5:4 dice: “”No piensan en convertirse a su Dios, porque espíritu de fornicación está en medio de ellos, y no conocen a Jehová’’.

Al referirme al pecado, no estoy queriendo decir que los cristianos no puedan caer en el mismo. Cuando pertenecemos al Señor Jesús estamos en la condición de pecadores perdonados, pero aún no somos perfectos. Sin lugar a dudas, existe una gran diferencia entre practicar algún pecado oculto y estar conscientes de nuestra debilidad carnal y luchar contra la misma en el nombre de Jesús. De todas maneras, no debemos subestimar las desastrosas consecuencias que resultan de los pecados ocultos. Una consecuencia será que al necesitar ayuda no podremos esperarla de Jesús, sino que tendremos que buscarla en otro sitio. Entonces nos sucederá lo mismo que a Israel, el cual estaba imposibilitado de volver a Dios a causa de su estado pecaminoso. Consecuentemente, esta nación no podía esperar ayuda de Él. Sólo el hecho de que se separara radical y terminantemente de estos pecados ocultos (y evidentes) despejaría el camino que conduce a Dios y a la verdadera ayuda.

Un ejemplo trágico con respectoa restar importancia al pecado, es la historia bíblica del rey Saúl. Su reinado, al principio, se encontraba bajo la bendición de Dios. Por esta razón, entre otras cosas había exterminado toda adivinación en Israel. Así lo leemos en 1 Sam. 28:3: “”Y Saúl había arrojado de la tierra a los encantadores y adivinos’’. Pero, al final de su vida, el rey Saúl se encontró en un gran apuro. ¿En dónde creen que buscó ayuda? ¡En una adivina! Este triste acontecimiento es relatado en 1 Samuel 28:7 y 8: “Entonces Saúl dijo a sus criados: Buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación, para que yo vaya a ella y por medio de ella pegunte. Y sus criados le respondieron: he aquí hay una mujer en Endor que tiene el espíritu de adivinación. Y se disfrazó Saúl, y se puso otros vestidos, y se fue con dos hombres, y él dijo: Yo te ruego que me adivines por el espíritu de adivinación, y me hagas subir a quien yo te dijere’’. En sus primeros años de reinado, Saúl había servido al Señor de todo corazón. Pero pasado el tiempo, comenzó a actuar por sí mismo (como lo podemos ver en 1 Samuel 13:7 al 13) haciendo la voluntad de Dios de mala gana (como está escrito en el cap. 15, vs. 2 y 3; y: 9 y 11). ¿Por qué motivo buscó finalmente ayuda en el espiritismo, cuando anteriormente lo había podido combatir con tanto éxito? El rey Saúl era incapaz, a causa de sus continuos pecados, o desobediencias, de pedir ayuda a Dios mediante la fe.


Si permanecemos en algún pecadoy no lo sacamos a la luz, nuestros ojos espirituales se empañarán de tal forma, que nuestro andar seguirá caminos que jamás imaginamos pisar. Esto no es únicamente consecuencia del pecado que continuamente cometemos, sino del espíritu de pecado, capaz de echar raíces en lo más profundo de nuestro ser. En este caso, las palabras de Oseas 4:12 y 5:4 aún están vigentes: “”… porque espíritu de fornicación lo hizo errar… porque espíritu de fornicación está en medio de ellos…’’

Es necesario que nos examinemos y desechemos todo aquello que de alguna forma se relacione con el pecado, sacándolo a la luz y llevando cada una de estas cosas a Jesús.

Si no puede hacer esto, se encontrará finalmente andando por un camino extremadamente deteriorado – usted comenzará a buscar ayuda en lugares donde no la encontrará. Esto seguirá así hasta que se encuentre hundido en el hondo fango de la desesperación. Recuerde el ejemplo del mono que, habiendo caído al pantano, trataba de salir jalando de sus propios bigotes; el mismo se hundió miserablemente.

Y llegamos así a la segunda causa de por qué Israel buscaba ayuda sin encontrarla. Y ésta es que se dejaba llevar por las emociones, o por las circunstancias que parecen lógicas. Pero para escuchar más de esto tendremos que esperar hasta el próximo programa. Se nos ha acabado el tiempo, así que por hoy me despido de ustedes, deseando que el Señor les bendiga ricamente.


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