Las 7 Dispensaciones de la Historia de la Salvación (5ª parte)

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Las 7 Dispensaciones de la Historia

de la Salvación

(5ª parte)

Autor: Norbert Lieth

La Biblia tiene una división estructurada que debería tomarse en cuenta a la hora de leerla o exponerla. Y deja en claro que en el pasado Dios actuó de diversas formas, pero siempre con el propósito de brindarnos la salvación por medio de Jesucristo.


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PE1504 – Estudio Bíblico – Las 7 Dispensaciones
(5ª parte)


 


Hola amigos, vamos a hablar hoy de la llamadas dispensación de la gracia.

Ésta se abrió camino por medio de la primera venida de Jesús, de su muerte y su resurrección (descrita en los evangelios). Oficialmente comenzó con el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés (lo que se relata en Hechos 2). Implica el fin del tiempo de la ley y el ingreso al tiempo de la gracia. El mismo se extiende en la Biblia hasta el último libro, el Apocalipsis, culminando con el rapto de la iglesia de Jesucristo. La dispensación de la ley fue sustituida por la dispensación de la gracia (podemos leer al respecto e Hebreos 8:7 y 13). Es un nuevo pacto en la sangre de Jesús (así está escrito en Lucas 22:19 y 20).

Veamos, entonces: La sexta dispensación de la salvación: la dispensación de la gracia (o la dispensación de la iglesia)El nuevo pacto muestra cuán universal y perfecta es la obra de nuestro Señor Jesucristo, llevada a cabo en la cruz del Gólgota. No existe algo más sublime. Basados en este nuevo pacto podemos obedecer (como vemos en 1 Pedro 1:13 al 16; y en Juan 15:9 al 14). Las cartas doctrinales del Nuevo Testamento no nos llaman a guardar el pacto del Sinaí, sino el mandamiento de Cristo, el mandamiento del Espíritu. No alcanzamos la salvación por buenas obras, sino que llegamos a las buenas obras por medio de la salvación. Por la gracia tenemos un nuevo fundamento para la obediencia. La ley de Cristo es mayor que la ley del Sinaí (éste es el tema de la carta a los Hebreos). La prueba de una fe verdadera es una vida cambiada. La fe verdadera lleva a verdaderos actos de obediencia (así leemos en Santiago 2:14,17 al 20, y 26; y 4:17). Es la consecuencia de la salvación en Cristo. Somos advertidos severamente de no tergiversar la gracia divina y transformarla en un desenfreno, o de utilizar la libertad como pretexto para el pecado (por ejemplo en Judas 4; y en 1 Pedro 2:16). La fe verdadera se demuestra en una profunda reverencia ante Dios y el deseo imperioso de vivir según los principios de su Palabra y su voluntad. Sobre el nuevo pacto –la gracia en Cristo- la Palabra de Dios dice en 2 Corintios 3:6 al 13:

“El cual asimismo nos hizoministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica. Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación. Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente.Porque si lo que perece(la ley del Antiguo Testamento)tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece. Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido”.

Vemos, entonces, que: El antiguo servicio (o pacto) llevaba a la muerte, pero en el nuevo camino de servicio (o nuevo pacto), el Espíritu Santo regala vida. El pacto del Sinaí con sus leyes tuvo gloria, pero fue quitado. La justicia que trajo Jesús es mucho más gloriosa, porque lleva a la meta y permanece por la eternidad. Por eso, el cristianismo es muy superior a cualquier otra religión sobre la Tierra. La fe en Jesucristo ofrece seguridad de salvación. Otras religiones dicen que hay que hacer algo para ser salvo. Jesús dice, crean y serán salvos. Un manual de instrucciones es bueno, pero si lo colocamos sobre un artefacto descompuesto, éste no se reparará solo. Un manual de instrucciones podría a lo sumo mostrar dónde está el error, pero no repararlo. Pero si el viejo aparato es remplazado por uno completamente nuevo, es mucho mejor. Eso sucede con el nuevo nacimiento, como leemos en 2 Corintios 5:17:“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. Si uno se atiene al “manual de instrucciones” de la Biblia, la nueva vida quedará resguardada de fallas.

El velo, es quitado en Cristo: En 2 Corintios 3:13, leemos:“… y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido”. La gloria desvaneciente en el rostro de Moisés ya era un indicio de que el antiguo pacto se desvanecería. En Hebreos 8:13 está escrito:“Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer”. De hecho, el templo con todo su sacerdocio, los sacrificios y todo lo que le rodeaba, desapareció unos años después. El velo ya había sido rasgado cuando Jesús murió en la cruz. Dios dio un camino completamente nuevo. Quien se aferre al antiguo pacto y crea ser justificado con el cumplimiento de los mandamientos del Antiguo Testamento, sin aferrarse a Jesús, habrá perdido el tren de la salvación. Ese es el problema de muchos israelitas hoy –y todas aquellas personas que quieren ser justificadas solamente por buenas obras. También los gentiles tienen un velo (como leemos en Isaías 25:7). Y este velo sobre las naciones recién será quitado en el reinado de los mil años. Pero, para toda persona que se vuelve a Jesús, este velo le es quitado en su conversión. Ese es el milagro del nuevo nacimiento. La diferencia en el nuevo pacto es que Israel ya no tiene ninguna preferencia sobre los gentiles.

En el antiguo pacto los israelitas aún tenían una preferencia como pueblo de Dios. En el Nuevo Testamento, Dios no se revela más a su pueblo por separado. El hombre es salvo únicamente por Jesús. Sin Él, ambos están perdidos:“Porque no hay diferencia entre judío y griego…”(nos dice Romanos 10:12).Y en 2 Corintios 3:14 al 18, leemos:“Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”. Quien lea el Antiguo Testamento sin el Nuevo Testamento, no encontrará la luz.

El eunuco leíaen el libro de Isaías y no encontraba explicación alguna para el significado del texto, hasta que el evangelista Felipe se lo explicó y le llamó la atención acerca de Jesús. Así leemos en Hechos 8:34 y 35:“Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús”. “El evangelio de Jesús” es el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento testifica de Jesús, pero el Nuevo Testamento testifica de su llegada. Por eso, debe ser proclamado el Evangelio del nuevo pacto. El velo recién es quitado en Cristo.

Veamos ahora, las: Señales especiales de la dispensación de la graciaExiste desde entonces un nuevo pacto, un Nuevo Testamento (así lo leemos en Mateo 26:28). Todos los hombres están destinados a la salvación en Cristo (esto nos dice Juan 3:16). Cada uno que lo acepte por fe es escogido en Cristo (Efesios 1:3 al 5). El Espíritu Santo fue derramado, y ésa fue la hora del nacimiento de la iglesia (como vemos en Hechos 2). Los creyentes del nuevo pacto son bautizados con el nuevo nacimiento en el cuerpo de Cristo (esto está escrito en 1 Corintios 12:13). Lo cual es simbolizado con el bautismo físico. Jesucristo dio la orden de esparcir el evangelio a todas las naciones (lo leemos en Mateo 28:18 al 20; y en Hechos 1:8). La iglesia de Jesús esuncuerpo compuesto por judíos y gentiles. Aquello que separaba fue quitado (así se relata en Gálatas 3:28; y en Efesios 2:13 y 14). En lo que refiere a la salvación, no hay diferencia entre judío y gentil, ni tampoco entre hombre y mujer. Hay diferentes disposiciones, como por ejemplo el orden en la iglesia, en la creación, la sociedad o la familia, las cuales hay que contemplar y seguir, pero delante de Dios todos son iguales. De este modo, surgió un nuevo pueblo: entre judíos y las naciones, ahora también está la iglesia (de ello leemos en 1 Pedro 2:10; y en 1 Corintios 10:32) – la iglesia, escogida antes de la fundación del mundo (como está escrito en Efesios 1:4; y 3:2 al 12). Todas las naciones están bajo la bendición de Abraham, así como Dios lo prometió (así lo dice Gálatas 3:8 y 9). Y, finalmente, Romanos 10:12 nos dice que quien crea en Jesús e invoque su nombre, será justificado por la gracia de Dios.

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