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Título: El arrebatamiento de Enoc  (3 de 3)

Autor: Norbert Lieth  NºPE1418

Un interesante mensaje acerca de una persona consagrada a Dios, que no tuvo que pasar por la muerte.


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¡Qué gusto estar nuevamente con ustedes amigos para hacer un repaso de la vida de Enoc, y continuar hasta terminar hoy con este mensaje tan inspirador!

Hemos visto a Enoc como figura de la Iglesia:

Enoc significa „consagración“, y esto fue lo que caracterizó exactamente su vida. Enoc era un hombre consagrado a Dios. Y de la misma manera, la Iglesia tiene que estar consagrada como esposa a su Esposo celestial.

Enoc también es una luz de esperanza para la Iglesia. Pues, el arrebatamiento de Enoc simboliza a la Iglesia que ha pasado de muerte a vida y tiene la promesa de ser arrebatada.

Enoc tenía también tenía un gran mensaje: El regreso de Jesús en gloria, juntamente con Su Iglesia ya arrebatada. „He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares…“. Vemos, pues, que ya en el quinto capítulo de la Biblia tenemos un indicio del regreso de Jesús.

Y Enoc también anunció el juicio de Dios. Un día el Señor responderá a todas las blasfemias y mentiras que se han pronunciado contra Él y contra Su pueblo Israel.

Cuando el Señor venga otra vez y pronuncie el juicio sobre las naciones, aplicará el siguiente criterio: „… en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis… en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis“. A Saulo, que perseguía a los cristianos, Jesús le dijo: „Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón“.

Enoc estaba dispuesto a caminar con Dios. Su corazón estaba dirigido completamente hacia Él. Y también a nosotros el Señor nos hace la siguente invitación en Jn. 12:26: „Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará“.

La misión en la vida de Enoc, era caminar con Dios. Y no lo hacía de vez en cuando, sino continuamente. Vivía con Dios a la luz del día y en la oscuridad de la noche; no importaba si estaba solo o acompañado. Dios era el centro de la vida de Enoc siempre.

Enoc se convirtió después del nacimiento de su hijo Matusalén (nombre cuyo significado es: „Después de muerto, enviará“). Después que Matusalén murió, vino el diluvio. Enoc era conciente de que no siempre las cosas seguirían como estaban; presentía o sabía que vendría el final. Por eso, no quería seguir viviendo como hasta el momento. Quería aprovechar el tiempo de su vida, y a partir del nacimiento de su hijo decidió vivir para Dios.

Si podemos entender lo que pasó en la vida de Enoc, nosotros también tendríamos que reflexionar seriamente sobre nuestra vida. El conocimiento acerca del juicio futuro tendría que llevarnos a la conversión y a la consagración. Si Enoc realmente tuvo conocimiento profético acerca del juicio del diluvio – pues efectivamente él era profeta – esto nos tiene que hacer comprender lo siguiente: La profecía tiene que impulsarnos a estar más cerca de Aquél que vendrá otra vez. Nosotros tenemos la revelación bíblica de que un día Dios juzgará a la humanidad caída. Ya son visibles las nubes apocalípticas en el cielo. Esto nos impulsa a acercarnos a Aquél por quien nuestra vida recibe valor eterno. Pues 2 Pe. 3:10 dice: „El día del Señor vendrá como ladrón en la noche…“. Y en 1 Tesalonicenses 5:3 leemos : „Cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.“

Veamos ahora algo acerca del testimonio de Enoc:

Enoc, a quien Dios arrebató al cielo, tenía el favor de Dios. He. 11:5 nos dice: „Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios“. En otras palabras, el Señor le reveló el secreto y le hizo saber que Le agradaba.

¿Qué testimonio tenemos nosotros de Dios? ¿También nos dice el Espíritu Santo en nuestro corazón: „Me agradas, me causas alegría“? ¿O no estamos muy seguros de esto, porque no tenemos la conciencia limpia?

Ocupémonos ahora un momento de la fe de Enoc:

Enoc creía en el arrebatamiento. Como ya leímos en He. 11:5: „Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte…“. Parece como si Dios quisiera poner Su dedo en uno de los puntos débiles de los creyentes. Pues poco antes del arrebatamiento de la Iglesia, muchos ya no creerán en la realidad de este acontecimiento. El evangelista Lothar Velten discierne exactamente el clima espiritual de nuestro tiempo cuando dice: „Amén, sí, ven, Señor Jesús. ¿Usted todavía anhela el regreso de Cristo? ¿O le pasa como dice, con ironía, la canción del cantante cristiano M. Siebald: ‚Oramos en alta voz: ¡Señor, ven otra vez! Y bajito pensamos: Pero no todavía…’? Hubo tiempos en los cuales la Iglesia cristiana oraba en alta voz: ‚¡Ven pronto, Señor Jesús!’ Sin embargo, prácticamente no se ha escuchado más esta oración en los últimos años. En su lugar, el pensamiento: „… pero no todavía“, ha tomado cada vez más fuerza. Nuestras metas a corto plazo en las iglesias son tan terminantes, que en este momento el regreso de Jesús sería impensable.

Muchos descartaron ya el tema del regreso de Cristo. Quizás estamos muy poco concientes de que, de todos modos, Cristo regresará… Hablamos muy poco del regreso de Jesús. Sin embargo, nuestra sociedad actual espera una clara confesión de las grandes verdades de la fe cristiana…“

Realmente, parece que, entre otras cosas, la fe en la realidad del arrebatamiento desapareciera más y más. Pero leemos en Ezequiel 12:26 al 28: „Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, he aquí que los de la casa de Israel dicen: La visión que éste ve es para de aquí a muchos días, para lejanos tiempos profetiza éste. Diles, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: No se tardará más ninguna de mis palabras, sino que la palabra que yo hable se cumplirá, dice Jehová el Señor.“ Comparemos esto con la advertencia de Pedro en su segunda carta, capítulo 3:3 y 4: „… sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación…“ Teóricamente sabemos estas cosas, pero no contamos verdaderamente con ellas. Muchas personas se han vuelto indiferentes. Por eso, tengamos presente la exhortación de Lc. 12:35 y 36: „Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese…“

Por último, vamos a hablar algo acerca del arrebatamiento de Enoc:

He. 11:5 dice: „… y no fue hallado“. Esto quiere decir que buscaron a Enoc. Podríamos imaginarlo así: La esposa esperaba el regreso de Enoc. La comida estaba lista. Los hijos preguntaban: „¿Dónde está papá?“ Pasaron las horas – y todavía Enoc no había llegado a casa. Su familia se preocupó por él y empezó a buscarlo. También los vecinos y los nietos ayudaron – pero sin éxito. Al final enviaron un gran equipo de búsqueda, pero después de varios días se desistió del esfuerzo. Enoc quedó desaparecido para siempre.

Por más hermoso que sea el arrebatamiento para los que serán llevados, será aterrador para los que quedarán atrás. 1 Ts. 4:13 nos dice: „Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza“. Puedes estas seguro: ¡Vendrá el día en el que innumerables personas buscarán a sus familiares! ¿Quisieras estar entonces entre los que buscan, o entre los buscados? ¡Jesús viene pronto!

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