El Mensaje de Babilonia 3 de 4
21 febrero, 2008
Injertos
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Título: El Mensaje de Babilonia

Autor: Norbert Lieth
  PE1301

Belsasar: el rey de Babilonia. Un ejemplo de cómo se cumplió la profecía de punta a punta. Dios ya está escribiendo un mensaje en “la pared de las naciones”. ¡Todos los que vivimos hoy en este mundo tenemos que ver con ese mensaje!


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Estimado amigo, el mensaje profético para el futuro, según mi parecer, consiste en cinco partes. En el programa pasado hemos visto los primeros dos:

1. Israel tiene que pasar por la tribulación.

2. La entrada al Apocalipsis.

Seguimos con el tercero: 

El Mesías como Vencedor sobre Babilonia.

„Juntaos todos vosotros, y oíd. ¿Quién hay entre ellos que anuncie estas cosas? Aquel a quien Jehová amó ejecutará su voluntad en Babilonia, y su brazo estará sobre los caldeos. Yo, yo hablé, y le llamé y le traje; por tanto, será prosperado su camino. Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu” (Is. 48:14-16).

En un primer cumplimiento, el hombre aquí mencionado es el rey persa Ciro, que venció a los babilónicos.* Sin embargo, Ciro es una imagen profética del Mesías, de manera similar como lo es también Melquisedec. Dios, en la Biblia, agracia a Ciro con títulos muy altos. Lo llama: 

„…varón de mi consejo” (Is. 46:11)

„…al justo, lo llamó para que le siguiese” (Is. 41:2; comp. también 45:13)

„Es mi pastor…” (Is. 44:28)

„…cumplirá todo lo que yo quiero” (Is. 44:28)

„Aquel a quien Jehová amó…” (Is. 48:14).

„…le llamé…” (Is. 48:15)

„su ungido” (Is. 45:1)

Todos estos son nombres y títulos que se aplican también a Jesús, el Mesías. El „Ungido” significa literalmente „Mesías”.

Ciro es, por así decirlo, la primera instancia, pero no la última instancia. Por eso, al fin y al cabo, esta profecía se refiere a Jesucristo. Él es el Amado de Dios, el que siempre tuvo el agrado del Padre (Mt. 3:17;17:5; Mr. 1:11; Lc. 3:22), porque siempre hacía lo que agradaba al Padre (comp. Jn. 8:29). Él es el que reúne a Israel, el que fue enviado por el Padre y por el Espíritu Santo, el que consumará la voluntad y el plan de Dios, también contra la Babilonia de los últimos días. Él destruirá al último imperio anticristiano y a su Babilonia (Apocalipsis 18).

*Unos 150 o 200 años antes de su aparición, el nombre de Ciro es mencionado por el profeta Isaías. Ciro fue usado por el Señor para devolver a Israel y a otros países su libertad y autonomía, aunque bajo soberanía persa. Isaías desempeñó su ministerio público aproximadamente a partir del 739 antes de Cristo, y Ciro a partir del 550 antes de Cristo. Quiere decir que Ciro fue profetizado ya unos 189 años antes de su reinado.

4. Lo que sirve para la paz.

„Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir. ¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar” (Is. 48:17-18).

Estas palabras se refieren al problema de Israel en el tiempo final: el problema de la paz. A pesar de todos los esfuerzos humanos y políticos, a pesar de todas las concesiones, Israel no tiene paz. Es amenazado de muerte por Irán, y en su propio país, o sea en los territorios palestinos, reina el Hamas, que odia a muerte Israel también.

El profeta Jeremías anuncia: „Porque así ha dicho Jehová: Hemos oído voz de temblor; de espanto, y no de paz” (Jer. 30:5). El problema es que Israel no es un pueblo como otro cualquiera. Si lo fuera, ya hace mucho que tendría paz. Sin embargo, Israel es el pueblo del único Dios verdadero, y solamente obtendrá la paz por medio del Mesías, porque esto se trata de una contienda espiritual. Mientras Israel siga sin Jesús y menosprecie la Palabra de Dios, no habrá paz: „No hay paz para los malos, dijo Jehová” (Is. 48:22). Y por boca del profeta Oseas dice: „Tu destrucción vendrá, oh Israel, porque estás contra mí, contra tu ayuda” (Os. 13:9; La Biblia de las Américas). La paz solamente es posible cuando se hacen las paces con Dios: „Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo” (Is. 27:5). Dicho sea de paso: Jeremías 48:18 es uno de los pocos pasajes que menciona la paz antes que la justicia; porque normalmente es al revés.

5. La última huida de Israel.

En Isaías 48:20-21 leemos: „Salid de Babilonia, huid de entre los caldeos; dad nuevas de esto con voz de alegría, publicadlo, llevadlo hasta lo postrero de la tierra; decid: Redimió Jehová a Jacob su siervo. No tuvieron sed cuando los llevó por los desiertos; les hizo brotar agua de la piedra; abrió la peña, y corrieron las aguas.”

En aquel entonces, fueron unos 50 000 los que, aunque no huyeron de Babilonia, regresaron desde allí a Jerusalén y a Judá (Esdras 2:1.64-65). Sin embargo, Israel es llamado a huir de la última Babilonia. Recién entonces los judíos huirán hacia su salvación definitiva, y esto será anunciado hasta los confines de la tierra. En esta huida, la Palabra les exhorta a confiar en el Señor, pues serán guardados por Él y llevados a la meta, como en aquel entonces cuando salieron de Egipto.

 

El mensaje para el presente

Dios pregunta a través del profeta Isaías: „¿A quién me asemejáis, y me igualáis, y me comparáis, para que seamos semejantes?” (Is. 46:5; comp. v. 9; 47:4; Dt. 32:39; Os. 13:4). Vivimos en un tiempo en el cual el Medio Oriente se destaca cada vez más política, militar, económica y religiosamente.

Es una región en la cual se desarrollarán los grandes acontecimientos finales, a los cuales se refieren muchas profecías.

En general, se afirma que Alá es el mismo Dios, al cual en realidad todos adoran, y al cual todos se refieren. Sin embargo, Alá no es es el mismo Dios que el de Israel y el de los cristianos. En un artículo de prensa leí lo siguiente: 

„Las declaraciones de George W. Bush provocaron un grito de protesta en su propio campo religioso. Hace dos años, cuando se le preguntó si los musulmanes adoraban al mismo Dios Todopoderoso que los judíos y los cristianos, el metodista de la Casa Blanca respondió: ‚Creo que adoramos al mismo Dios.” (2)

El Papa Juan Pablo II confirmó esta declaración en el año 1989 en su mensaje de paz para el Medio Oriente, cuando pidió el apoyo de los musulmanes, „en el nombre del mismo Dios que nosotros adoramos y al cual nos esforzamos en servir. “

Cuando Dios pregunta a quién los hombres Lo asemejan e igualan: „A quién… me comparáis, para que seamos semejantes?” -, es como si esta pregunta de la Biblia se refiriera directamente a nuestro tiempo, como si Dios se enfrentara a Alá y lo desafiara.

Es seguro que el Dios de Israel no podría ser nunca el mismo que el dios del Islam, porque el Alá del Corán quiere destruir al pueblo de Israel, mientras que el Dios verdadero salvará al pueblo del Pacto de la mano de sus enemigos: „Haré que se acerque mi justicia; no se alejará, y mi salvación no se detendrá. Y pondré salvación en Sion, y mi gloria en Israel” (Is. 46:13).

Escuchar al que conviene escuchar.Cada vez que se repiten algunas palabras en un texto bíblico, es que el Espíritu de Dios quiere expresar algo especial. Así, por ejemplo, el libro del profeta Isaías exhorta cuatro veces a escuchar a Dios: 

„Oídme… ¿A quién me asemejáis, y me igualáis…” (Is. 46:3-5).

„Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré. Oídme…” (Is. 46:11-12).

„Lo oíste, y lo viste todo; ¿y no lo anunciaréis vosotros?…” (Is. 48:6).

„¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar” (Is. 48:18).

Todos los problemas sin solución, humanamente visto, en la vida de una persona sin Cristo, los podemos reducir a una sola causa: ¡No se quiere oír a Dios! Al pueblo del Pacto, Dios tuvo que decirle: „Tu destrucción vendrá, oh Israel, porque estás contra mí, contra tu ayuda” (Os. 13:9). Y también: „No hay paz para los malos, dijo Jehová” (Is. 48:22).

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