Preguntas y Respuestas (prog. Nº 447)
4 abril, 2013
Preguntas y Respuestas (prog. Nº 449)
4 abril, 2013
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4 abril, 2013
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 Contestamos a la luz de la Biblia la siguiente pregunta: 

  • ¿María, la “reina del cielo”?
  • ¿Cuántos arcángeles existen?

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PR448 – Preguntas & Respuestas
Preguntas de los oyentes  



Rodrigo: Jorge: Qué nos respondes acerca de esta pregunta:¿María, la “reina del cielo”? ¿Cómo se debe clasificar esta veneración a María, desde el punto de vista bíblico? ¿Será ella la “reina del cielo”, o solamente un ser humano común y corriente?

Jorge: Para comenzar, quisiéramos aclarar que en la Biblia no encontramos ninguna indicación de una veneración a María, como la que practica la Iglesia Católica. ¡De esto se desprende que una adoración de ese tipo tiene que ser rechazada! No obstante, de todo corazón, unimos nuestra voz al cántico de Elizabeth, en el cual ella le dice a María: “Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre” (como lo leemos en Lc 1:42). Este elogio bíblico de Elizabeth expresa la actitud de María ante el decreto de Dios: Su devoción, su humildad, y su disposición a hacer la voluntad de Dios y dejar que la misma sucediera en su vida – contra viento y marea. Lo que va más allá de este elogio, sin embargo – ya sea la directa veneración de María o también el culto alrededor de María –, lo debemos rechazar a la luz de la Biblia; especialmente, tomando en cuenta las palabras de Dios en Ex. 20:2 y 3: “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí”.

Consideremos, brevemente, los atributos que la Iglesia Católica le adjudica a María y comparémoslos con lo que la Biblia dice al respecto.
A María se le atribuye una “concepción inmaculada” o también un “perpetuo estado de impecabilidad”. Estos atributos adjudicados a María se encuentran en clara contradicción con las declaraciones de la Palabra de Dios, que dice en Ro. 3:23: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. El Rey David, incluso, dice en el Salmo 51:7: “Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve”. Estas declaraciones – y enfatizo el “todos” de la carta a los romanos – se aplican sin excepción. Eso claramente incluye a María, e invalida cualquier declaración contraria.

La Biblia tampoco habla de una “eterna virgen María”. Es verdad que María era virgen cuando quedó embarazada de Jesucristo por el Espíritu Santo. Esto está expresamente documentado en la Biblia. Pero, después del nacimiento de Jesús, María dio a luz varios otros niños. En Mateo 13:55 y 56, leemos: “¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?”. Tan solamente a través de este pasaje bíblico, queda claro que María perdió su virginidad después del nacimiento de Jesús.

Tampoco es sostenible la declaración “María la madre de Dios”, según el punto de vista católico. Sí, María es la madre corporal de Jesús, pero no la “madre de Dios”, en el sentido que lo dicen los católicos, ya que le adjudican a María una semejanza con Dios y, además, la exaltan como “reina del cielo” a la cual se le debe conceder especial veneración. Esto, sin embargo, no lo encontramos en la Biblia. La misma nos dibuja un cuadro diferente de María.

“Al tercer día se hicieron unas bodas en Canaan de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos” (así nos dice Jn 2:1 y 2). Aquí María es descrita como la madre de Jesús. Lo que este rol de madre significa, lo expresa claramente la carta a los romanos, que dice así en el cap. 1, vers. 3 y 4: “Acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos”. Con eso, la Biblia aclara que Jesús, según la carne, recibió un cuerpo humano a través de María. Pero, acerca de su carácter divino, Pablo escribe: “Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad…” Si bien María fue la vasija humana, el carácter divino de Jesús solo y únicamente resulta del poder del Espíritu Santo. De modo que el término católico “madre de Dios” es engañoso. Y “reina del cielo” es un término que encontramos en la Biblia solamente en relación con la idolatría, en Jer. 7:18: “Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira”.

“María, la corredentora”: En esta cualidad, se dice que María habría tenido parte en la salvación realizada por Jesucristo. ¡Esto debe ser rechazado como una falsa doctrina! Pues contradice las claras declaraciones de la Biblia: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)” (nos dice Gá 3:13). Cristo nos ha liberado. Cristo estuvo colgado en la cruz. Cristo pagó por nosotros, no María. En la Biblia no existe ningún indicio que respalde el concepto de “María la corredentora”. Más bien, justamente los apóstoles testifican lo contrario en Hch. 16:31: “Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”. Por eso, nos atenemos a las palabras de la Biblia en 1 Jn. 5:12, donde dice: “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”.

“María la mediadora de la gracia”: En esta función ella intercedería por nosotros ante Dios en el cielo. Justamente ella como madre, dicen, podría comprender mejor nuestros problemas y preocupaciones, interponiéndose adecuadamente. Pero, a esto se opone la declaración de las Escrituras en 1 Ti. 2:5, donde dice: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. Acerca de eso, dicen también las Escrituras en He. 4:14 al 16: “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote (para llegar a Dios en el Lugar Santísimo) que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.

Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Jesucristo es nuestro sumo sacerdote, Jesucristo es quien nos representa ante Dios, y Jesucristo es quien nos comprende como ningún otro.

“La ascensión de María”: La Biblia relata sólo de dos personas que ascendieron al cielo, además de Jesucristo. Ellos son dos hombres del Antiguo Testamento, Enoc (que se menciona en He. 11:5) y Elías (mencionado en 2 R. 2:11). Estos dos son los únicos de quienes la Biblia nos informa que no murieron, sino que fueron llevados por Dios directamente al cielo. Decir esto también de María, carece de todo fundamento bíblico.

Según la doctrina católica, María habría sido exaltada por Dios como “reina del cielo”, y debería ser loada con la adoración correspondiente. Esta declaración no puede ser sostenida a la luz de la Biblia, y por esa razón debemos rechazarla decididamente. Quedémonos entonces con lo que María verdaderamente es: una mujer judía bendecida, que tuvo el privilegio de llevar al Mesías bajo su corazón, y de darle la vida. Una mujer que no temió el deshonor, y que estuvo dispuesta a recorrer el camino del desprecio por Jesús – y justamente en esto, en su confianza, su amor y su fe, se aferró a Jesucristo. Por eso, también nosotros queremos hacer aquello a lo cual María misma nos llama en Jn. 2:1 al 5: “Al tercer día se hicieron unas bodas en Canaan de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere”.
¡A este llamado también queremos atenernos nosotros – y con eso estaremos bien! Vayamos a una pausa musical y regresamos rápidamente con la siguiente pregunta.


Silvia: Amigos oyentes, compartimos con ustedes la siguiente pregunta que dice así: ¿Cuántos arcángeles existen?
Algunas personas dicen que hay siete de ellos. Otros piensan que es uno solo, el Arcángel Miguel.

Jorge: Sí, existe solamente un arcángel. Todo lo demás, son especulaciones que van más allá de la Palabra de Dios. Según la fe católica y otras tradiciones, existirían entre cuatro y siete arcángeles. Pero, esa opinión no tiene nada que ver con la Biblia. Ese pensamiento, más bien se alimenta del libro apócrifo (es decir: no bíblico) Tobías. El único arcángel mencionado en la Biblia es Miguel. En Judas 9, por ejemplo, leemos: “Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.” A esto nos queremos atener, y no agregarle nada, pero nada, a la Palabra de Dios.

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