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¿Qué es fe?
(1ª parte)

Autor: Samuel Rindlisbacher

El Presagio es un trabajo de ficción, que invita o provoca a una crítica subjetiva, hace muchas demandas
o afirmaciones en lo que respecta a señales verdaderas o presagios provenientes de Dios, y los intenta justificar citando pasajes de las Escrituras.

 


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PE2088 – Estudio Bíblico
¿Qué es fe? (1ª parte)



Estimados amigos oyentes, aceptar la idea de “solo por la fe” nos cuesta mucho a los seres humanos. Aun así, es uno de los puntos centrales de nuestra vida cristiana, como lo confirma Hebreos 11.

Comenzamos leyendo el versículo 1: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” La fe es un estilo de vida que determina todo nuestro comportamiento; un poner-en-práctica aquello que uno cree. La fe determina tanto el pensar como el actuar.

El versículo 2: “Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.” La fe tiene un buen testimonio y caracteriza de tal manera a la persona que no puede quedar en secreto. No sólo el mundo visible lo percibe sino también el invisible. Es por esto que la vida de fe de Job era conocida en el cielo, como lo leemos en el cap. 1, vers. 8: “Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?” Y del testimonio ejemplar de los cristianos en Tesalónica, Pablo escribe en 1 Ts. 1:8, diciendo: “Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada”.

El versículo 3: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.” ¡La fe es una visión determinada del universo que no conoce la evolución! Más bien reconoce detrás de todo a un Dios Creador bueno, planificador y amante. La fe reconoce en la creación un sentido, un objetivo y un propósito, y el creyente se ve a sí mismo como una criatura querida, creada y sostenida por Dios.

El versículo 4: “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella.” La fe sabe que necesita redención, y reconoce el sacrificio de Jesucristo en la cruz del Gólgota como la única posibilidad de llegar a Dios.

El versículo 5: “Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios…”. A la fe le cuesta esperar hasta que Jesucristo regrese otra vez. Es más, todos los días la fe espera Su segunda venida y que Él establezca Su reino.

El versículo 5, segunda parte: “… y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.” La orientación de la fe es hacia lo celestial. Sabe que su meta es la eternidad. Por esta razón, el que cree lleva una vida agradable a Dios y no se guía por las normas de este mundo.

El versículo 6: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay…”. La fe no confía en obras sino que se somete a las reglas de Dios, aceptando que es imposible llegar a Dios por medio del esfuerzo propio. La fe acepta que no tiene obras ni esfuerzos propios que pueda presentar.

El versículo 6, segunda parte: “… y que es galardonador de los que le buscan.” La fe espera un premio. Fe sin obras – ¿y aún así un premio? ¡Qué “contradicción” de parte de Dios! Pero, justamente eso es lo que Dios hace. El que cree es premiado con el perdón de sus pecados, con el obsequio de la justicia, con la vida eterna y con la gloria de Jesucristo en los cielos.

El versículo 7: “Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase…”. La fe nunca se queda ociosa, sino que es sumamente activa. Fue así que la fe de Noé le significó 120 años de trabajo duro, persistente y lleno de privaciones, sin tener garantía alguna de obtener el éxito.

El versículo 7, segunda parte: “… y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.” La fe despierta admiración y, al mismo tiempo, también odio y resistencia. Puede que la gente acepte este estilo de vida, pero el mismo también los desafía, ya que la fe es lo contrario de un estilo de vida comprometido con el pecado.

El versículo 8: “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.” Fe significa estar en camino. La meta aún no ha sido alcanzada. Fe no significa conocer el camino sino, más bien, significa conocer a Aquel que va delante y que nos lleva a la meta.

El versículo 9: “Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa.” La fe no tiene morada definitiva aquí en la tierra. El creyente más bien se encuentra de pasada, camino a una patria mejor.

El versículo 11: “Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido.” La fe cuenta con lo sobrenatural.

El versículo 12: “Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.” La fe tiene muchos descendientes, contagia, motiva a otros, es un ejemplo para muchos. Por la fe, los creyentes quedan en el recuerdo y exhortan a otros a imitarlos.

Los versículos 13 al 16: “Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.” Fe también significa despedirse. No evita el dolor, el temor, ni la muerte. Más bien, en esas situaciones dolorosas ayuda a elevar la mirada a una realidad diferente, a Jesucristo, a la patria con Él en la luz, a la ciudad que Él nos ha preparado.

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